Parte Nueve

12 5 1
                                    

El silencio que siguió a la confesión de Jimin fue abrumador. Mi mente intentaba procesar lo que acababa de escuchar, pero las palabras parecían resonar en un eco interminable dentro de mi cabeza.

Sentí como si el aire se hubiera vuelto más denso, dificultándome respirar. No podía apartar la mirada de él, quien ahora se encontraba más cerca de mí, con una expresión que reflejaba una mezcla de furia, frustración y algo que nunca había visto antes en él: vulnerabilidad.

—¿Qué... qué dijiste? —balbuceé, aún aturdida.

—Lo que escuchaste, Hani. —Su voz, aunque calmada, tenía un matiz de desesperación. No había marcha atrás. Jimin acababa de soltar una bomba, y ahora ambos estábamos atrapados en el cráter que había dejado.

Traté de encontrar las palabras adecuadas, pero me sentía como si estuviera tratando de nadar en arena movediza. Todo lo que pensaba parecía incorrecto o inadecuado para el momento.

—Pero... ¿por qué? —logré decir finalmente, aunque ni siquiera yo estaba segura de qué estaba preguntando exactamente.

Jimin dejó escapar un suspiro, pasando una mano por su cabello, visiblemente alterado. Parecía estar luchando consigo mismo, como si no estuviera seguro de si debía continuar o si ya había dicho demasiado.

—No fue algo que planeé, Hani. Créeme, lo intenté evitar —confesó, su voz sonando más suave de lo que había sido en todo el tiempo que lo conocía. Era como si una barrera que siempre había existido entre nosotros hubiera caído de repente.

Sentí mi corazón latir con fuerza en mi pecho. Las palabras de Jimin me confundían, me desorientaban. Este hombre, mi jefe, alguien a quien había considerado inaccesible, ahora estaba ahí, parado frente a mí, confesando algo que parecía imposible. ¿Cómo se suponía que debía reaccionar?

—Yo no... No sé qué decir —murmuré, más para mí misma que para él. Mi mente estaba en caos, y sentía que cualquier cosa que dijera podría empeorar la situación.

—No tienes que decir nada —dijo Jimin, y aunque sus palabras pretendían ser reconfortantes, solo lograron hacerme sentir más pequeña.

Cerré los ojos, tratando de ordenar mis pensamientos. Todo lo que había ocurrido esa noche, desde que me desmayé en el bar hasta este momento, se sentía irreal, como si estuviera viviendo una pesadilla de la que no podía despertar. Pero cuando abrí los ojos, Jimin seguía allí, mirándome con esa mezcla de emociones que no lograba descifrar.

—Esto... esto no tiene sentido. Tú...¿cómo podría gustarte alguien como yo? —susurré finalmente la pregunta, rompiendo el silencio. Las palabras parecían salir de mi boca sin que yo las pensara, guiadas solo por la confusión que sentía.

—Lo sé —admitió Jimin, sus hombros cayendo ligeramente como si hubiera soltado un peso que llevaba cargando durante mucho tiempo. —Pero es la verdad. Y no puedo seguir pretendiendo que no siento nada por ti.

Mi respiración se entrecortó ante sus palabras. La intensidad de la situación me estaba sobrepasando, y sentí cómo las lágrimas que había estado conteniendo empezaban a deslizarse por mis mejillas.

—No sé qué hacer con esto, Jimin. No tienes el derecho de venir y decir que sientes algo por mí cuando has sido todo un idiota estas semanas —confesé, mi voz quebrándose. Me sentía completamente expuesta, vulnerable de una manera en la que nunca me había sentido antes.

Jimin se acercó más, y por un momento temí que fuera a tocarme, pero se detuvo a unos centímetros de mí. Su proximidad era abrumadora, y el calor de su cuerpo era casi palpable.

Busan In Love {Jimin - BTS}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora