Parte Dos

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Jungkook estaba en la misma sala, sentado en una de las sillas frente al escritorio de Park Ji Min. Cuando nuestras miradas se cruzaron, un torrente de emociones me invadió, recordándome la noche anterior. Pero también había un rastro de resentimiento que me resultaba difícil de manejar.

—¿Y tú eres? —preguntó Jimin, rompiendo el tenso silencio que llenaba el ambiente.

—Soy Lee Ha Ni y represento a Kim's Magazine, vengo de Seúl —respondí, esforzándome por mantener mi profesionalismo.

Jimin me observó con una mirada penetrante que me puso nerviosa. Fue entonces cuando noté su impresionante presencia. Si Jungkook era un ángel, Jimin era un dios en comparación.

—Así que eres la mano derecha de Namjoon. Bienvenida —su tono era autoritario y su mirada, implacable—. Espero que estés preparada para el rigor de este trabajo.

—Sí, por supuesto —respondí, sintiendo cómo mi corazón latía con fuerza.

—Perfecto —continuó el señor Park—. Quiero que te integres al equipo de inmediato. Jungkook es uno de nuestros mejores empleados, así que será tu compañero en varios proyectos.

Señala al nombrado y mi estómago se revolvió al escuchar eso. La idea de trabajar junto a Jungkook, el chico que me había dejado con una nota esa mañana, me llenaba de ansiedad y frustración. Pero no podía dejar que eso me afectara; tenía que demostrar mi valía.

Jungkook me miraba fijamente, como si estuviera evaluando cada palabra que decía. La tensión en la sala era palpable, y aunque intenté mantener la compostura, el aire se sentía cada vez más denso.

—Entonces —dijo Park, rompiendo el incómodo silencio—. ¿Qué te parece si Jungkook te muestra la oficina y te presenta al resto del equipo?

Un escalofrío recorrió mi espalda al escuchar su nombre. La idea de estar a solas con él me inquietaba, pero sabía que no podía dar marcha atrás.

—Claro —respondí, tratando de sonar lo más tranquila posible.

Jungkook se levantó lentamente, su expresión era una mezcla de indiferencia y tensión. Caminó hacia la puerta y me hizo un gesto para que lo siguiera. Sentí cómo mi corazón latía con fuerza mientras cruzábamos el umbral de la oficina de Jimin.

La oficina era moderna y luminosa, llena de ventanales enormes y obras de arte inspiradoras. A medida que caminábamos por el pasillo, Jungkook me presentó a algunos miembros del equipo. Todos parecían amigables, pero había una energía extraña en el aire cada vez que mencionaban su nombre.

—¿Por qué no me dijiste que ibas a trabajar aquí? —preguntó Jungkook con un tono que sonaba a reproche. No podía creerlo; se suponía que yo debería estar molesta.

—¿Perdón? No sabía que contarle toda mi vida a un extraño conocido en un bar era parte de las normas de esta ciudad —respondí con algo de enojo. No tenía derecho a exigirme nada.

—Escucha, Hani... —intentó interrumpirme.

—Vaya, al menos recuerdas mi nombre —solté con sarcasmo.

—¿Qué intentas hacer? ¿Es esto un juego?

—Oh, créeme, nada de esto es intencionado. En primer lugar, ni siquiera quería estar aquí. Así que, por favor, actúa como si no existiera y sigue con el recorrido —respondí, dejándolo sin palabras.

No iba a escuchar más sus reproches. Punto final.

Continuamos caminando por la empresa y me sorprendió ver cuánta gente trabajaba allí. Era como un hormiguero, todos esforzándose por complacer al rey: Park Ji Min.

Busan In Love {Jimin - BTS}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora