Parte Siete

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La luz del sol se colaba por mis recién despertados ojos. Me tomé un tiempo para abrirlos completamente.

¿En qué momento me había dormido?

Sentí un brazo rodeando mi cintura. Se sentía cómodo y cálido. Sonreí ante la sensación. Despertar con alguien no pasa muy a menudo en mi vida, así que me permití disfrutar de ese pequeño momento de satisfacción.

Miré entonces el rostro de mi acompañante.

—¡Oh mierda! —grité, llevando mis manos a mi boca.

Park Ji Min me estaba abrazando.

¡Park Ji Min!

¡Mi jefe fastidioso y exigente estaba durmiendo conmigo!

Mi corazón empezó a latir frenéticamente. ¿Cómo diablos terminamos así?

Me calmé mentalmente. Él se removió un poco. ¡Se veía demasiado guapo! Con cuidado tomé su brazo y lentamente lo fui levantando para safarme de su agarre. Emitió un pequeño gruñido que me hizo paralizar mis movimientos. Salí exitosamente de los brazos de mi jefe, saltando en mi lugar victoriosamente.

Jimin seguía dormido. Solté una risita. Me conmovía tanto verlo dormir. Parecía un tierno ángel. Me agaché y me quedé como boba admirándolo mientras dormía.

Oh Dios Hani. Basta con eso.

Hice puchero ante la voz de mi subconsciente.

—Lo siento, mamá... —su lamento me hizo rectificar si seguía dormido. Efectivamente lo estaba. Al parecer estaba soñando. —Fue mi culpa, lo siento... —seguí escuchándolo, sintiéndome una intrusa por haber estado en su espacio personal. Pero era difícil no dejarse llevar por la ternura que emanaba su rostro. Sus labios estaban entreabiertos, y una ligera sonrisa se dibujaba en su cara, como si estuviera disfrutando de un sueño placentero.

Me pregunté si había pasado algo con su madre.

—¿Qué demonios estoy haciendo? —susurré para mí misma, sintiendo un rubor en mis mejillas. La imagen de Jimin durmiendo tan despreocupado, tan ajeno a la realidad, era simplemente demasiado. Tenía que hacer algo; no podía quedarme ahí eternamente admirándolo como una tonta.

Decidí que lo mejor sería salir de la habitación y buscar un poco de café. La idea de un buen café me animó a moverme, así que me dirigí a la cocina con pasos silenciosos.

Mientras preparaba la cafetera, no podía dejar de pensar en lo que había sucedido la noche anterior. Ese momento... ese momento que había hecho que mi corazón se acelerara. Sus ojos con un brillo diferente, mirándome. ¿Era posible que alguien me hiciera sentir así?

Mis pensamientos fueron interrumpidos por un ligero sonido detrás de mí. Me giré rápidamente y ahí estaba Jimin, con el cabello desordenado y una expresión de confusión en su rostro.

¡Oh Dios mío! Esta imagen no era saludable para mi pobre ser.

—¿Hani? —preguntó con voz somnolienta, frotándose los ojos como si intentara despejarse de un sueño profundo.

—¡Buenos días, señor Park! —respondí, tratando de sonar casual mientras mi corazón seguía latiendo con fuerza. —Estaba... preparando café. ¿Quieres uno?

Él asintió lentamente, todavía pareciendo un poco perdido. Me sentí un poco más tranquila al ver que no parecía molesto o indiferente por lo que había ocurrido. La cafetera empezó a burbujear y el aroma del café recién hecho llenó la cocina, creando una atmósfera acogedora.

—¿Cómo dormiste? —le pregunté, intentando romper el hielo.

—Dormí bien —respondió, estirándose y dejando escapar un pequeño bostezo que hizo que se le marcaran los músculos del abdomen por debajo de la camiseta.

Busan In Love {Jimin - BTS}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora