Capítulo 4

699 75 23
                                    

Las palabras que Percival le dijo, la hicieron recobrar sus sentidos. No podía perder la compostura así de fácil, si lo hacía, esto terminaría con terribles consecuencias.

Eso fue una de las primeras lecciones que aprendió de su papá.

Debía proteger a Lancelot, Percival, Donny y las pequeñas hadas que se encontraban ahí. Este era un asunto que ella debía solucionar, no le gustaba involucrar a terceros. Mucho menos, si estos terminarían lastimados por su culpa, nunca se lo perdonaría.

Por lo que, a pesar de que Percival se ofreció a ayudarla, lo rechazaría una vez que peleará con aquella cosa.

Limpio los rastros de lagrima de sus mejillas y se levantó del suelo junto al pequeño. Su mirada busco a la criatura que aún seguía volando en los aires.

Esto debería acabar lo más pronto posible.

Lancelot quien estaba escuchando el conflicto interno de Nasiens, sólo pudo quejarse en silencio. Estaba seguro que matando a esa cosa todo terminaría, así que no dudo en matarla con una de sus flechas.

Nadie hacia llorar a Nasiens.

Pero sobre todo, haría lo posible para que ella no entre en batalla. Sin embargo, eso sería complicado con lo testaruda que es, así que esperaba que con esto fuera suficiente.

No obstante, algo dentro de él le decía que no sucedería con tal facilidad.

“¡Wow! ¿Qué fue eso?” Donny se asombró.

“¡Vino de la nada!” Percival le contesto con emoción.

Nasiens sabía perfectamente quien fue y sin pensar mucho abrazo al zorro rojo, froto su rostro con la pequeña cabeza y con una voz suave le agradeció.

Se dibujo una sonrisa en Lancelot pero nadie pudo verla, Nasiens lo cubría con su cuerpo.

“Bueno, de dónde sea que salió nos hizo un favor. Eso debería bastar para que Ordo vuelva a la normalidad” Habló despreocupado Sin. Quien aún seguía en los brazos de la castaña, la cual acariciaba con delicadeza su pequeña cabeza.

Vieron que efectivamente Ordo se había detenido y se encontraba parado sin moverse.

“¿Lo logramos?” Una de las haditas preguntó.

Percival se acercó a Blanca Flor y gritó con mucha emoción:

“¡Lo logramos!” alzó su mano para que la hada chocará la suya.

Nasiens vio aquella manita en el aire, no podía dejarlo así. Cargo a Lancelot con su brazo izquierdo y con su mano libre golpeó la mano del pequeño de pelo verde.

“¡Si!” Le respondió feliz.

En el suelo se podía ver la criatura como si esta hubiera sido aplastada y de su cuerpo desprendía humo.

“Bueno que gentil de su parte arruinar el juguete de alguien más” Una voz se escucho desde el cielo. Todos voltearon a ver de donde provenía y era de un Caballero con una armadura dorada, en una de sus manos tenia una gran hacha.

“¡¿Quién eres tú?!” Percival pregunto al extraño que acaba de aparecer.

“Francamente prefiero mirar desde la tribuna que subir al escenario…” Suspiro el desconocido. “Pero ustedes mocosos, me están causando muchos problemas”

“¡Esa armadura ámbar!”

“¿Es un humano?... ¡Está en el aire!”

Las hadas comenzaron hablar alteradas.

Caballeros Sagrados (Tristán x Nasiens x Percival)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora