Capítulo 5: Duele, más de lo que me imaginé

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A veces me pregunto por qué Bradley siempre me mira como si fuera un tarado. 

— No volveré a tocar una patineta, Max. Nunca.

— ¿Qué?

— Solo sabes decir "¿qué?" — Se burla imitándome. 

— Ya, no seas payaso, vamos a la pista. — Tiro su patineta al suelo y con el pie se la empujo hacia él, pero ni siquiera la mira.

— Te dije que no, Max. — Dice firme. 

— Bradley, no empieces, tú amas patinar. 

— Pues ya no. — Con su pie empuja la patineta hacia mi con fuerza, la paro con mi pie. Suspiro. 

— Ya, ¿Qué tienes? Bradley Cremanata III que conozco ama patinar.

— Max, ¿sabes quiénes están en la rampa a esta hora?

— ¿Quiénes?

Bradley se cruza de brazos y suspira, ah. Sí, soy un tarado. 

— ¿Los gamas? 

— Tanque, Max. — Dice cansado, se sienta abrazando sus piernas y por alguna razón, me duele el pecho. — Tanque está ahí. — Susurra sin mirarme y sus dedos se enroscan con el pasto para arrancarlo con rabia. 

Me siento a su lado, no tan cerca. Supongo que necesita su espacio. 

— ¿No quieres verlo? — Bradley me mira de reojo y se acerca un poco hacia mí. 

— Max, él no quiere verme a mí. — Se ríe y me tira el montoncito de pasto que había arrancado. — Por obvias razones ¿no crees? — Susurra con la voz quebrada. 

Paso mi brazo por su hombro y lo acerco un poco hacia mí, ¿ahora qué le digo? estamos saliendo, no puedo decirle que fue un imbécil pero tampoco puedo quedarme callado ni decirle que no esté triste. Pero...espera ¿solo le importa Tanque? ¿habrá tenido algo con él? No le puedo preguntar eso tampoco. 

— Max, ¿me estás escuchando?

— ¡Sí! Te escuché, todo.

— ¿Entonces? ¿Por qué no me respondes? — Está irritado pero se ve chistoso, sonrío. — ¿Te estás burlando de mí? No crees que es el peor momento para ser un imbécil. 

— Ya, lo siento. — Beso su frente. — Te estaba escuchando, solo que no sé como hacerte sentir mejor ni qué decirte cuando te pones triste.

— Tienes que responder, me molesta sentir que hablo solo. — Bradley frunce el seño, suspira y recuesta su cabeza en mi hombro. 

— Ya, eso es un "sí, te perdono".

— Algo así, es más un "si vuelves a hacer eso te castro". — Podría tomar en serio su amenaza pero cuando bajo un poco la mirada, su sonrisa es linda.

Dejo salir una carcajada, ay no que vergüenza. Pongo mi mano en mi boca y retiro mi brazo que estaba alrededor de Bradley hace un momento. Bradley retira mi mano de mi cara y entrelaza los dedos de su mano con la mía. 

— Te ríes como tu papá.

— Cállate. 

— No lo dije como algo malo. — Dice con una sonrisa. 

— Entonces...¿Ya le pediste perdón a Tanque?

— Pues...más o menos.

— O sea que, no lo hiciste. 

— Lo intenté ¿okay? Fui a su habitación varias veces pero no quiso abrirme la puerta. Es obstinado, un cabezahueca testarudo. 

— ¿Por qué le hiciste eso?

GALÁN, DEJA DE JUGAR CON MIS SENTIMIENTOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora