24-Haz lo que ordeno

17 7 1
                                    

Entrando al asiento trasero del taxi, la mujer le da al chófer la direccion a donde debe ir, el gordo hombre de mediana edad le sonríe lujuriosamente antes de poner el auto en marcha.

Moviendo nerviosamente su pierna la mujer observa por la ventanilla abierta del auto el tráfico, la gente que se dirige a lugares que ella desconoce, incluso puede ver niños y adolescentes que acaban de salir de la escuela y caminan por la acera riendo y charlando sin preocupación alguna.

"Es aquí preciosa."

Indica el taxista deteniéndose frente a una casa vieja, la mujer asiente mientras abre la puerta del auto e ir a tocar el timbre, no pasa ni un segundo cuando la puerta de metal se abre haciendo un gemido espectral.

"Yo, por el especial, tardes, vengo por..."

La mujer tartamudea al ver al delgado pero fornido guapo y alto joven que abrió la puerta.

"Contraseña?"

Inquiere el chico mirando con asco a la mujer quien nerviosamente saca de su bolsillo el papelito que le dió Bishop y le dijo que debía entregar, temblorosamente lo extiende.

"Espere aquí."

Ordena con desprecio el chico antes de cerrarle la puerta en la cara a la mujer por un segundo antes de volver a abrirla de nuevo.

"Tome esto anciana y no lo abra ni maltrate por nada del mundo."

Ordena el chico antes de cerrar con fuerza la puerta de metal por lo que la mujer camina rápidamente de vuelta al taxi que la espera.

Colocando con sumo cuidado la caja de plástico sellada sobre sus piernas la mujer se recuesta contra el respaldo del asiento trasero del auto para relajarse y regañarse por lo que hizo.

Si bien ya no parece un cadáver viviente, una zombie de la vida real, eso no significa que ella podría gustarle a un chico tan hermoso como el que acaba de ver.

"Llegamos preciosa, son..."

La mujer paga la tarifa indicada por el chofer antes de descender del auto para caminar hacia el castillo, con tristeza ella llega a la conclusión de que solo puede atraer hombres feos como ella, como el taxista.

Apresurando sus pasos mientras sostiene la caja con sumo cuidado entre sus manos, la mujer está por llegar a la puerta de cristal cuando escucha que alguien corre detrás de ella por lo que se gira y sin querer choca contra una jovencita.

"Lo siento señora, se encuentra bien?"

Cuestiona la niña de secundaria mirando a la mujer recargada contra la pared aferrándose a la caja.

"Casi matas a la anciana!"

Se burla otra chica riendo cuando alcanza a su amiga, detrás aparecen dos chicos que persiguen jugando a las dos chicas.

Cuando los cuatro niños desaparecen la mujer se aparta de la pared, pero una punzada dolorosa en su costado le impide dar un paso siquiera.

"Madre, dese prisa, estamos muy atrasados!"

Exige Pastor abriendo un poco la puerta, sin mas remedio la mujer se traga su dolor y camina para entrar.

"Se encuentra bien?"

Cuestiona Pastor, la mujer está por responderle que se encuentra un tanto adolorida pero bien cuando se da cuenta que el hombre no se lo dice a ella, sino a la caja que abre con cuidado.

"Si, todo está bien, madre se tardó demasiado en regresar, la próxima vez contrataré un taxi de aplicación."

Se queja Pastor, la mujer trata de soportar el dolor cuando se acuerda que tiene en su bolsillo las pastillas que le dió la princesa Jazmín, por lo que se toma una sin agua, aunque le resulto difícil tragarla con su saliva.

La Reina Malvada Del CastilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora