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Hubo unos minutos de silencio mientras Maléfica procesaba las palabras de su hija. El hada oscura no podía olvidar lo que había vivido con Hades. Hubo un tiempo en que las cosas fueron buenas entre ellos, pero luego todo cambió. Los sentimientos que una vez compartieron se desvanecieron, transformándose en algo más complicado y, en muchos aspectos, doloroso.

El recuerdo de lo que una vez fue no dejaba de rondar en su mente, mezclándose con las sombras de lo que había sucedido después. Aunque no lo demostrara, esas memorias aún pesaban en su corazón.

En algunas cosas no coincidían; de hecho, rara vez se ponían de acuerdo en algo. Se la pasaban discutiendo y peleando todo el tiempo, pero enseguida se amaban como si nada hubiese pasado. Y, a pesar de sus grandes diferencias, tenían en común algo muy importante: estaban locamente enamorados.

En su estancia en la academia Merlín, Maléfica y Hades eran la pareja más estable del país. Incluso, Hades había nombrado a Maléfica su reina en el Inframundo. Tenían una relación activa en todos los sentidos, y sus días en la academia estaban llenos de pasión y complicidad, consolidando su lugar como una fuerza temida y respetada.

Meses después de acabar la academia, el proyecto de la Isla de los Perdidos se puso en práctica, capturando a todos los villanos del mundo junto a sus secuaces. Claro está que no fue nada fácil para los héroes de los cuentos de hadas capturar al Hada Oscura y a un Dios. Hubo una guerra debido a esto, un enfrentamiento épico en el que los poderes de Maléfica y Hades fueron puestos a prueba.

Los únicos villanos que faltaban por capturar eran los gobernantes del Inframundo. La guerra se intensificó, con ambos lados luchando con ferocidad. Aunque finalmente fueron derrotados y separados, su resistencia dejó una marca profunda en todos los involucrados, demostrando que su unión era algo más que una simple alianza de conveniencia. Era una fuerza inquebrantable, incluso cuando todo parecía perdido.

De alguna manera, una vez en la Isla de los Perdidos, Maléfica y Hades lograron consolidar su poder, a pesar del aislamiento y las restricciones que la barrera imponía. Los villanos, aún resentidos por la traición de los héroes y su confinamiento, rápidamente vieron en ellos la fuerza y el liderazgo que necesitaban para sobrevivir en ese entorno hostil.

Uno a uno, los villanos comenzaron a jurar lealtad a Maléfica, reconociendo en ella la astucia y el poder que siempre la habían caracterizado. Incluso Hades, con su aura temible y su dominio sobre las sombras, se ganó el respeto y la obediencia de aquellos que se habían atrevido a desafiarlo.

La pareja, a pesar de sus diferencias y conflictos internos, se erigió como la autoridad indiscutible en la Isla. Gobernaban con puño de hierro, pero también con una inteligencia estratégica que les permitió mantener el orden y la lealtad de sus seguidores. En ese oscuro rincón del mundo, lejos de la luz de Auradon, Maléfica y Hades encontraron una forma de preservar su poder, aunque fuera en circunstancias muy diferentes a las que una vez conocieron.

Tiempo después, la relación entre Maléfica y Hades comenzó a desmoronarse. Lo que alguna vez fue una unión fuerte y apasionada, ahora estaba plagada de distanciamiento, constantes peleas y, finalmente, la traición más amarga.

Para el Hada Oscura, aquello fue un golpe devastador a su orgullo. La rabia le consumía, y sentía que la sangre le hervía cada vez que pensaba en lo que había ocurrido. Después de años de relación, de compartir un poder inmenso y superar innumerables desafíos juntos, Hades la había traicionado de la manera más vil posible.

El dios, sin un ápice de vergüenza, la engañaba abiertamente con una simple secuaz de la Isla. Para Maléfica, aquello no era solo una afrenta personal, sino un insulto a todo lo que ella representaba. El hecho de que Hades, quien había sido su igual, su compañero en el poder y en la vida, la traicionara de esa manera, destrozaba cualquier vestigio de respeto que pudiera haber quedado entre ellos.

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