Capítulo 4

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"No hay peor ciego, qué él que vió la realidad y decidió volver a cerrar los ojos".

                                        Paulo Coelho.

            "Shut up and dance me".

 
                        Brendan.

       Al bajar de la terraza y cruzar por el casino la ví, la verdad es que llevaba una vestimenta muy rara pero aún así se veía hermosa cómo una diosa, mientras ella se sentaba junto a su amiga, allí sentada en la barra con una brillante sonrisa que me resecaba los labios, »¡Dios!, moría por besarla, por morder esos labios mientras la hacía mía«, me fuí acercando poco a poco, hasta que su amiga decidió irse y dejarla sola, por supuesto no iba a desperdiciar mi oportunidad de estar junto a ella toda la miserable noche, por lo menos me alegro de haber venido ésta vez.

  —Hola cachorrito. —Le digo al sentarme a su lado y ver cómo ella casi se atraganta con su bebida mientras me mira cómo su fuera un fantasma.

  —¿Qué estás haciendo aquí?. —Pregunta después de lograr calmar su respiración.

  —Solo soy un invitado más, no te preocupes no vengo a matar a nadie. —Le digo guiñándole un ojo, notando que sus mejillas están rosadas.

  —Eso no lo creo porque casi me matas a mí. —Dice con una sonrisa, mientras que Brendan se relamió los labios.

  —Créeme que las ganas no faltan. —Le respondo.

  —Umm pues lo siento, pero me temo que no puedo morir hoy. —Dice dirigiendo su mirada a su amiga.

  —Y por qué no?... después de todo no haría mucha diferencia.

  —Tengo tantos planes a futuro y no pienso abandonar ninguno por mí muerte Brendan. —Ahora soy yo al que mira.

  —Por lo menos uno de los dos vé algo divertido en su vida. —Le digo.

  —Acaso no encuentras una razón para seguír viviendo ésta vida?. —Prengunta tan directa.

  —Tengo una razón que me ata todavía a ésta vida.

  —Entonces busca otra, camarero me podría traer otra?.

  —Por qué debería de buscar otra si con la que tengo es más que suficiente?.

  —Porque...si llegara a desaparecer o a esfumarse esa opción te verás envuelto en la idea del suicidio, ya que te sentiras solo...triste...con un corazon roto y sin alguna compañía, por ello no le encontrarás razón a ésta vida.

  —Cómo estás tan segura de eso?, es cierto que la muerte puede ser una solución rápida o mi salvación, pero y si llegara a llegar alguien a mí vida y lo cambie todo es un segundo.

  —Entonces tuviste suerte de que sea así, pero las personas cómo yo no tenemos dicha suerte.

  —Yo...

  —Sabes dónde queda la terraza?, tengo un poco de calor y me vendría bien algo de aire.

  —Ven, yo mismo te llevo.

  —Vaya...el mismísimo Brendan Maxwell me acompañará en mí camino. —Dice agarrándome de mi brazo.

  —Estas ebria y la fraternidad en un laberinto por si no lo sabías. —Le digo caminando sin importar las moradas que tengo encima.

  —Lo del laberinto me lo esperaba, pero no estoy...ebria, solo tengo calor.

  —Ya veremos si mañana te acuerdas de todo esto. —Le digo aunque más bien para mí.

Concidencias: BeforeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora