Capitulo 2

0 0 0
                                    

                      Antes Con Él

                       Sí te enfocas en lo que pasaste, no podrás ver lo que te espera.
                          
                           Gusteau. Ratatouille.
 

                            YO

      Siete años antes

   
     10 de Abril, Canadá.
     

     Me encontraba caminando apresuradamente debajo del hermoso cielo azul despejado por la llegada de la precipitada primavera, estaba cómo siempre, con el cabello recogido en una trenza, el bolso colgado en mi hombro mientras sujeto una casa.

       Sí señores, una casa, o mejor dicho, "mí casa"; ya que al profesor Noel no se le ocurrió algo mejor qué hacer para romper el hielo, que mandarnos a crear nuestras casas hecha por nosotros mismos con materiales de reciclaje; por una parte estoy agradecida con que nos haya tocado hacerlas, pero por otra parte me siento fatal por tener que llevar una casa en mis manos, sabiendo que soy un caso especial, cuando se trata de la suerte.

      Ya que, seamos sinceros, a quién le pasaría desgracia tras desgracia más otra desgracia?. Esas cosas solo aparecen en las series, diría mi madre antes de tenerme, porque yo soy un extraordinario imán para la mala suerte; por mucho cuidado que tenga, algo siempre pasa para arruinar ya sea lo que esté haciendo o lo que vaya a hacer, así sea hasta respirar.

       Mi abuela siempre me dice, que por cada desgracia que me pase; me haré mucho más fuerte, y la verdad es que me han pasado tantas pero tantas veces que ya estoy acostumbrada a ello, pero aún así me aterra la idea de que esté haciendo algo importante y de pronto, cómo un flash la eche a perder como siempre lo hago; esa es una de las razones porque no le caigo en gracia a casi nadie en la universidad, es un milagro que pueda contar con tres seres en la universidad, pero que justo ahora deben de estar sumidos en sus propios asuntos. Y déjenme serles muy sincera, no me gusta pedir ayuda, nunca eh pedido ayuda, absolutamente nunca; aunque me esté muriendo no la pido, algunos dirían que eso ya es llegar a un extremo, otros afirmaron que simplemente estoy loca, pero no, tengo mí cerebro trabajando al maximo y no estoy loca, solo es que no quiero dar mi brazo a torcer porque soy una cabezota orgullosa que todo lo puede hacer sin ayuda.

      Aún que, algunas veces siento que me estoy haciendo un mal para mí misma por no dejarme ayudar, pero si lo hago, estaría haciéndome la inútil o la que no puede solucionar sus problemas yo sola, cómo lo estoy haciendo justo ahora dentro de la universidad.

       Me dirijo a paso de tortuga por el pasillo para llegar a mí aula, con cuidado de no tropezar con nadie o pisar algo para no caer, pero díganme ustedes; quién puede evitar las ocurrencias que nos depara el futuro?.

      Y como si fuera una de esas chicas estadounidenses que tiene una terrible mañana y que nada más se la puede empeorar...

                           ...tropiezo con alguien.

       Y cómo si se tratara de mí vida, agarro la casa para que no salga volando y se esparce en miles de pedacitos que alguna vez fueron algo; mientras yo por ende, caigo encima de alguien, quién es no sé, pero cuando caí escuche muchas voces y susurros de exclamación, y rezo para que no sea el director Maccoul o me va a dar un infarto.

       Escucho un gemido de dolor muy masculino, lo que hace que los cabellos de mí nuca se me herizen cómo piel de gallina, y cómo se me es posible, muevo la casa para que quede aún lado en el piso y observo a la persona que se encuentra debajo de mí, si antes pensé en lo del infarto...creo que ya estoy muerta.

       Al que tengo debajo de mí es nadamás y nada menos, que el famosísimo Brendan Maxwell, hijo del multimillonario John Maxwell y la increíble modelo Lilit Gailmans, creo que se me bajo la tensión y estoy viendo estrellas.

      No me bastaba con vivir en el mismo vecindario y ser su vecina del frente, si no, que también tengo que tropesarme con él?. No es por nada, pero el Sr. Maxwell, es un hombre honrado y muy amable, tanto así que no le interesa vivir en lujos y detalles aunque disponga de ellos, por lo que justamente, prefirió vivir en el mismo vecindario que yo, con toda su familia, igual que yo, jugar a un partido de golf con mi padre cada fin de semana, mientras que yo solamente me muero de vergüenza cada vez que cruzo mirada con Brendan desde mi balcón, y cierro las cortinas cómo un rayo, o cuando salgo de mí casa para ir a comprar o para dirijirme a la misma universidad que él.

       Ya que seamos muy sinceras chicas y chicos, quién en su sano juicio no se muere de vergüenza,  cuando hace contacto visual con su vecino que parece modelo de revista cómo su madre, y esos ojos fríos cómo los de su padre?. Porque yo ya estoy más roja que la sangre estando encima de él.

  —Este...

  —Quieres hacerme el favor de quitarte de encima?.

       Su voz logró electrizar todo mí cuerpo, y acto seguido ya me hallaba de pie más nerviosa que un niño en en la clínica de un dentista.

  —Perdona yo ... .

  —Olvidalo.

       Él se pone de pie con su mochila en mano mientras se da la vuelta y se va, así más seco que una pasa.

      Mientras que todos los demás se lo quedan viendo incluída yo, mientras se pierde en el pasillo que se extiende frente a nuestras vistas.

       Y cómo si no fuera suficiente para mí, un chico choca conmigo cuando me volteo para coger mi bolso junto con la casa y me mancha la camisa con café.

  —Joder, perdona.

  —No te preocupes. —Le respondo sin ánimos, mientras me voy a mí salón con una casa que por lo menos está intacta, y con mi blusa llena de café.

       Al entrar al salón me siento en mi puesto mientras absolutamente todos me quedan viendo cómo si fuera la última Coca-Cola del desierto. Yo solo hago caso omiso cómo siempre, dejo mi casa en mi mesita y me siento mirando el paisaje por la ventana.

       Al cabo de un momento siento un pinchazo en mí espalda y me volteo enseguida, mirando al culpable de tal acto. Y resulta que es solamente Sue, con un lápiz en mano, el cuál no dudo que fué con el que me pinchó la condenada.

  —Nos puedes explicar por qué todos te miraron cómo si fueras una golosina muy apetitosa a la hora del recreo?.

  —Me caí. —Respondo mientras me siento de lado.

  —No creo que solo una caída haya atraído la atención de todo el salón. —Susurra Kathe, la cuál se encuentra al lado mío, pero ahora está al frente por mí posición.

  —Pues créeme que me caí.

  —Debo admitir que eres muy patosa, así que te creo, pero debe de haber algo más aparte de la caída. —Ahora es Marins quién me comprende y a la vez me pregunta.

       Es que aquí no se pueden quedar calladas y esperar a que yo misma les cuente lo que pasa?, aún no me explico cómo es que el chisme no les llegó a sus oídos.

  —Tropecé con Maxwell.

        Y eso bastó para que se callarán y quedarán con la boca abierta por un momento, mientras que yo me acomode otra vez en mi asiento, y cuando Sue iba a hablar, cómo obra y gravia del espiritud santo, llega el profesor Noel Rivas.

  —Buenos días muchachos, espero que hayan traído sus trabajos, y pobres son, del que no lo hizo.

  —Ciel, acuérdate que nos tenemos que reunir hoy en tú casa. —Susurra Sue a mis espaldas.

       Me había olvidado por completo de ese pequeño contratiempo, tendré que hacerme una agenda...

           ...para terminar olvidando hasta dónde la coloqué.

Concidencias: BeforeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora