CAPITULO 8

11 3 6
                                    

IVETTE

Los días pasaban e iba comprendiendo cada movimiento de la mansión, Andrew se encargaba de mostrarme cada detalle, aún no me daba autoridad sobre la casa o los empleados, pero se encargaba de que ellos me respeten, cuándo le pregunté la razón, dijo que cuando esté cómoda me dará toda la autoridad y podré decidir sobre ellos.

Nos sentábamos en el jardín a tener charlas sobre nosotros, lo típico, preguntaba sobre mis gustos, mis deseos, si tenía algún objetivo. La verdad que muchas de sus preguntas no pude contestarlas, porque luego de tanto tiempo encerrada, apenas conocía el mundo. Él si contestó mis preguntas, cómo, que tan grande es el pueblo, su color favorito es el negro, que ama a los niños, entrena a la manada también.

Dijo que yo iba a entrenar con ellos, cuando gane fuerzas suficientes y pueda transformarme. La transformación sería dolorosa, porque sería la primera vez y como mis instintos se intensificarían, a partir de hoy asistiré a clases de autocontrol. Al llegar ahí me di cuenta que todos eran niños, de cinco o seis años, los iniciantes.

– No – Retrocedí. – Me niego...

– Ivette sabes que debes aprender – Murmuró mirándome fijamente.

– Andrew... no puedo estar en otra sala? O aprender sola? – Lo miré con ojos de súplica, una vez lo intenté y logré conseguir cosas, pero ahora el cerró sus ojos y negó con la cabeza. – Es que... siento vergüenza...

– No se preocupe, Luna – Habló una niña pequeña. – No le diremos a nadie... cierto? – Se levantó mirando fijamente a cada niño, parecía una pequeña líder. Los demás niños negaron con la cabeza.

– Ivie – Andrew me miró. Yo seguía mirándolo, con intenciones de lograr mi pedido. – Si no te entrenas como es debido – Susurró para mí. Se acercó y habló en mi oído, sin que los demás escucharan – No podrás controlarte... De manera que yo tampoco... por lo que iniciaríamos arrancándote la ropa... te haría cosas que te dejarían sin aliento... te haría descubrir sensaciones con mis manos y mi boca en tu cuerpo... te tendría gritando mi nombre, en diferentes posiciones, en diferentes partes de la casa... Al igual que el libro, que sé que has visto. – Finalizó separándose.

Se quedó mirándome profundamente, sus ojos oscurecidos y mis piernas, parecían que no podría sujetarme en cualquier momento, mi respiración estaba agitada y las imágenes del libro recorrían mi mente. Desvié mi mirada, podía sentir que mi rostro estaba enrojecido y de reojo pude ver su sonrisa, una que no expresaba ternura o felicidad y sus ojos parecían querer hundirse en mí.

– Bien – Suspiré dejando salir aire y esperando controlarme. Estaba ansiosa y parecía haberme orinado encima, creí que era mi menstruación pero no podría ser, porque en el mes ya había menstruado. – Lo haré... pero necesito ir al baño – Murmuré rápidamente y me giré prácticamente corriendo hacia allá.

Que es esta sensación, estoy agitada, tengo calor, estoy inquieta, en el baño me fijé que estaba mojada, pero no era sangre, esto era completamente nuevo y sé que no podía quitármelo fácilmente, su voz estaba presente, me producía cosquilleo por todos lados. Me estaba volviendo loca.

– Hey – Una chica ingresó en el baño y como estaba de aquí para allá no la vi y choqué con ella.

– Lo siento – Murmuré.

– No te preocupes – Se me quedó viendo, aún no estaba lista para volver – Que tienes?

– No lo sé... es una sensación extraña – traté de hablar. – Nunca antes la había sentido – Murmuré.

– Haber explícame cómo te sientes y trataré de ayudarte como pueda.

Entonces inicié describiendo mis síntomas, creo que me estaba volviendo loca o tal vez me agarró alguna especie de enfermedad. Solo eso me faltaba orinarme encima sin realmente hacerlo. Cuando terminé, ella se comenzó a reír.

GOLDEN MOONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora