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Cuando Robert tenía 7 años se había mudado a España por el trabajo de sus padres, al inicio le había costado acostumbrarse ya que había tenido que dejar a sus amigos.
Robert se encontraba mirando por la ventana viendo como se estaban mudando a la casa frente a la suya haciéndolo sentir emocionado ya que había visto como tenían a un hijo como de su edad y aparte podría ser el primer amigo que consiguiera en el vecindario ya que todos los que vivían ahí eran señores mayores.
Pasaron algunas horas hasta que terminaron de organizar la casa haciendo que Robert fuera corriendo hacia sus padres para decirles que llegaron nuevos vecinos.
Papás acaban de llegar nuevos vecinos -gritó Robert mientras entraba a la cocina atrayendo la atención de su padre.
No sabía que íbamos a tener nuevos vecinos -murmuró Iwona volteando a ver a su esposo.
Deberíamos presentarnos y llevarles algo -propuso Krzysztof empezando a buscar qué era lo que iban a llevar.
Krzysztof tardó unos minutos tratando de elegir decidiendo al final llevar una botella de vino esperando que les fuera a gustar. Cuando Robert vio que sus padres ya estaban listos para ir a presentarse corrió al baño para asegurarse de que estuviera presentable, cuando lo confirmó volvió al lado de sus padres para ir.
Cuando estuvieron frente a la casa Robert se apresuró a tocar el timbre con una sonrisa en el rostro.
Hola -dijo Robert cuando la familia abrió la puerta.
Hola -murmuró algo confundido Xavier viendo a la familia frente a ellos.
Somos los vecinos de enfrente y veníamos a darles la bienvenida -sonrió Krzysztof mientras les entendía la botella de vino.
Muchas gracias -agradeció mientras agarraba la botella- yo soy Xavier, él es mi Omega Andrés y este es mi hijo Pablo.
Cuando terminó de presentarse Robert por fin pudo ver a Pablo el cual estaba escondido detrás de la pierna de Andrés.
Hola -dijo Robert parándose frente a Pablo.
Hola -se escuchó un pequeño murmullo logrando que Robert sonriera.
¿Quisieras jugar conmigo? -preguntó Robert algo entusiasmado.
Pablo volteó a ver a sus padres esperando su permiso y cuando se lo dieron se acercó a Robert con una sonrisa -vamos- murmuró acercándose más hacia Robert.
Robert se apresuró a agarrar la mano de Pablo para llevarlo al pequeño parque que está a algunas casas de las suyas. Durante toda la tarde se la pasaron jugando o comentando sobre su vida.
