Dos caminos

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Corre , escóndete y nunca, nunca mires atrás, quiero que vivas y seas libre.

Le gritaba su madre con desesperación tomando una espada llena de sangre de las manos del soldado muerto que yacía a sus pie, todo estaba en llamas, los pocos sobrevivientes corrían hacia todos lados, los gritos como el olor a sangre inundaban el lugar, aun asi daria su vida para proteger a su unico cachorro.

Y afrodita, no olvides que eres un alfa, no cometas la misma estupidez que yo, no te dejes enamorar de un omega solo por que su hermosura te ha cautivado,¿lo prometes cariño?

Intento fingir una sonrisa abrazando una ultima vez a su pequeño empujándolo hacia atrás al ver como uno de los tantos asesinos con caballo se acercaban a ellos, eran caballeros del reino vecino, bárbaros y sádicos que saqueaban por gusto ignorando los tratados de paz.

-No, porfavor, madre no me dejes solo

Le grito entre llanto, lleno de desesperacion, confundido sobre el que hacer, solo era un niño, era la primera vez en su vida que veia tanta sangre y muertos.

-Mucha suerte mi amor, te amo nunca lo olvides.

Fueran sus ultimas palabras, comenzando a luchar con ferocidad para que su pequeño cachorro lograra escapar, viendolo correr.

Pesadas lágrimas corrían por sus mejillas, limpiandolas ocasionalmente, comenzando a correr tan fuerte y tan rapido que ya no había mas gritos, mas fuego, su corazon y sus piernas dolían incluso respirar era difícil.

-¿Ahora a donde voy?

Se pregunto mirando a su alrededor en la oscuridad, sintiéndose totalmente rodeado por los arboles que por un instante lucian mas grandes un tanto aterradores.

-¿Mamá a donde voy?

Nuevamente su llanto se incremento, sintiéndose indefenso, pequeño, solo, pensando incluso en su omega, en cuanto la extrañaba, en cuanto la necesitaba para ese momento, pero ella ya no estaba, los había abandonado tiempo atrás, pero aun le lloraba aun la necesitaba.

-No se que hacer.

Sus piernas comenzaron a flaquear, dejándose caer en la tierra fría y húmeda,cerrando sus ojos, un gran odio y tristeza en su corazón.

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-Que asi no se agarra la puta espada, ¿que eres idiota?o ¿simplemente no quieres hacerlo?

Nego con la cabeza al escuchar esas palabras, intentando controlar su llanto, no lloraría, sabía que su maestro no era una mala persona, el solo quería que fuera fuerte, un omega que pudiera defenderse de todo el mal que había en ese oscuro mundo .

-Recuerda que ya bastante malo es que seas un omega, asi que solo tienes 2 opciones, el distrito rojo o volverte caballero y pelear por el reino, y lo primero no tiene que ser nunca una opción, Angelo, tu ni ninguno de ustedes tiene que ser un simple trozo de carne para esos malditos.

Sus lagrimas querian salir pero se lo impedia, convirtiendo toda esa tristeza en enojo, intentando verse mas fuerte de lo que tal vez era.

-Lo siento maestro no volverá a pasar

Sus manos dolían, su cuerpo tambien pero eso ya no le importaba, no dejaria de practicar, lucharía hasta tener la fuerza suficiente para defenderse, para no terminar como todos los demas omegas de su reino, el seria fuerte, un guerrero al que los demas temieran.

-Nunca volverá a pasar.

Apretó los dientes al volver a tomar su espada, yendo directo a su maestro quien le recibió con una sonrisa, tomando ese entrenamiento como si no fuera un simple niño al que tenia frente suyo.

La Mascara del amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora