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Cariño de Hermanos

San sentía aún más curiosidad por Yeosang, deseaba que se le asignará regresar al área de pediatría, así al menos tendría un pretexto para poder verlo.

-¿Qué harás en tu día libre? -Yunho de nuevo estaba asignado a la misma área que él, urgencias.

-No lo sé, me siento tan cansado que lo único que quiero es poder dormir como una persona normal. -San se estiró para relajarse un poco, no faltaba mucho para el cambio de turno, su noche había sido en extremo ajetreada. -¿Tu tienes planes?

-a decir verdad sí - notó una sonrisa dibujando se en su rostro. -Es algo así como una cita, supongo...

-¿Supones?

No hubo oportunidad de seguir conversando, llegó una llamada, indicando que dos ambulancias estaban por llegar al hospital. El médico de guardia los llamó a dejar de perder el tiempo y a prepararse para lo que venía.

Había pasado un rato entre las ambulancias qué llegaron y las rondas a otros pacientes, San sólo deseaba irse a descansar. Miró su reloj y notó que faltaban solo diez minutos para el cambio de turno, aliviado regresó a entregar sus expedientes para poder ir a cambiarse el uniforme por su ropa de calle.

La hermosa bata blanca y filipina azul fueron reemplazadas por unos jeans y una camiseta negra. Se dio cuenta que las cosas de Yunho ya no estaban, así que supuso que lo estaría esperando afuera como de costumbre. Guardó sus cosas con cuidado y caminó hacia la salida del hospital.

El sol de la mañana comenzaba a colarse por los grandes ventanales del hospital, pero el personal siempre se mantenía activo, fuese de día o de noche.
Una vez fuera miró alrededor buscando a su amigo, pero no estaba por ningún lado, sacando el celular de su bolsillo se dispuso a mandarle un mensaje para saber si seguía en el hospital o ya iba camino a casa.

SAN:
"¿Vienes? Estoy fuera."

La respuesta no tardó en aparecer en la pantalla.

YUNHO:
"Sí, dame cinco minutos, olvide algo."

Suspiró negando con una sonrisa en los labios. Mientras esperaba a su amigo disfrutaba de los cálidos rayos del sol y la brisa matutina.

-Buenos días San- esa era la voz de Seonghwa.

-Buenos días doctor Park - se apresuró a responder con una leve reverencia.

-¿Qué tal la guardia?

El mayor se veía tan diferente sin el uniforme, en la mejor de las maneras, usaba jeans claros, una camiseta negra y un hermoso saco con patrón a cuadros en blanco y negro.

-Fue bastante cansado en realidad.

-Me imagino -sonrió acomodando su maletín sobre su hombro.

-Doctor Park...¿puedo preguntarle algo? -San no lo resistía, tal vez no estaba bien preguntar pero la curiosidad era enorme y Seonghwa siempre había sido muy amable con él, sentía que tal vez podría ayudarlo.

El mayor lo miró con mucha curiosidad y simplemente asintió.

-Es sobre Yeosang- comenzó, sintiendo que su corazón se aceleraba.

-¿Qué ocurre con él?

-Es solo que...tengo curiosidad...

-Déjame adivinar, ¿quieres saber porque viene a leerle cuentos a los niños? -La mirada de Seonghwa era tan calmada al igual que el tono de su voz. -Yeosang es un chico muy dulce, un día simplemente me lo pidió como un favor especial, no pude negarme.