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HEESEUNG

Heeseung volvió a revisar el reloj junto a la cama. Habían pasado noventa minutos desde su acalorado intercambio con Jake y, todavía, no había aparecido.

Lo haría.

Heeseung sabía que lo haría. Y estaría molesto por ello. Lo que sólo aumentó la anticipación de Heeseung.

Le gustaba lo... resistente que Jake fingía ser. Casi tanto como le gustaba la facilidad con la que se rendía ante él.

Había algo en lo diferente que era Jake con él. Jake pasaba la mayor parte de su tiempo convenciendo al mundo de que era un alcohólico en su máximo esplender con afición al juego y otras actividades de riesgo. Cuando hablaba con los demás, siempre lo hacía con esa entonación perezosa y divertida, como si conociera algún secreto que el resto del mundo no conocía.

Pero Jake no era así en absoluto.

No con Heeseung.

Tomó su teléfono y buscó una foto de Jake. Una que había tomado la última vez que estuvieron juntos. Era un perfil lateral de él mirando por la ventana en nada más que un par de jeans, colgando bajo en sus caderas.

Había lanzado una mirada irritada a Heeseung, pero había cambiado sutilmente de posición, como si conociera sus mejores ángulos.

Como Shim, Heeseung imaginó que eso era algo normal.

Aun así, había guardado la foto y la miraba a menudo. No podía evitarlo. Heeseung veía la belleza de las cosas, tenía buen ojo para ello.

Y Jake era hermoso.

Casi de manera imposible.

Tenía unos gruesos rizos castaños que le rozaban el cuello, unas cejas muy marcadas y unos ojos marrones rodeados de unas pestañas tan largas y oscuras que lo hacían lucir como si tuviera delineador.

O tal vez sí tenía puesto delineador de ojos.

Con Jake, era difícil decirlo. 

Heeseung trazó las líneas de la foto. La piel de Jake era pálida, dado que era un animal nocturno. No era  excesivamente musculoso, más bien definido, como un bailarín. Eso  hacía que fuera fácil para Heeseung moverlo de un lado a otro.

O lo sería si por fin llegara ya. 

Intentó ignorar la pequeña duda que se abría paso bajo su caja torácica,  pero de todos modos se filtró.

Tal vez esta vez Jake no aparecería. 

¿Quizás estaba cansado de este juego? ¿Tal vez Heeseung lo presionaba demasiado, lo molestaba demasiado?

Pero no podía evitarlo. Jake no se permitía un placer si no se ganaba con esfuerzo. Así era él como  persona. Por eso no podía creer que los hermanos de Jake pensaran realmente que era un alcohólico.

Para Jake todo tenía que ser con moderación.

Desde la forma en que se ganaba la vida hasta la forma en que mataba a sus víctimas.

Le gustaba la emoción, la anticipación.

A Jake le gustaba que la vida lo desafiara.

Se oyó un solo golpe en la puerta de la habitación del hotel.

Heeseung sonrió, abriéndola de golpe, con un comentario mordaz en la lengua por la tardanza de Jake. En cambio, se detuvo en seco ante el hombre de rostro pastoso que tenía una expresión inescrutable.

Lunático. (HeeJake) MN#6Donde viven las historias. Descúbrelo ahora