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JAKE

Jake se había enfrentado a pedófilos, asesinos en serie y otros muchos monstruos desde que se convirtió en un Shim, pero no recordaba una sola vez en la que hubiera estado más receloso de una confrontación que la que estaba a punto de tener con Sunoo.

Alguien a quien Jake había considerado una vez no sólo como un hermano, sino como un amigo.

Tal vez su único amigo.

Jake había tardado una hora en convencer a Sunghoon de que le llevara a Sunoo a la casa del desierto y otros veinte minutos en convencerlo de que lo dejara hablar a solas con Sunoo. Así fue como los dos terminaron sentados en el borde de la plataforma exterior −la misma en la que Heeseung y Jake habían dormido la noche anterior− mirando hacia los matorrales.

Jake echó una mirada a Sunoo.

Taemin le había confiado al muchacho tanta responsabilidad en tan poco tiempo que, a veces, Jake olvidaba lo joven que era Sunoo en realidad.

No tenía ni siquiera veinticinco años y ya dirigía a un grupo de psicópatas por la nariz. Y hacía un buen trabajo.

En muchos sentidos, era más hijo de Taemin de lo que cualquiera de ellos había sido o sería jamás. Simplemente no estaban equipados. Aun así, sentado allí con las piernas colgando sobre la plataforma, aferrado a una almohada gigante con forma de corgi, Sunoo parecía un niño pequeño, especialmente con el calor que ponía sus pecas a la vista.

Era la almohada que Jake le había comprado a Sunoo en un viaje a casa desde Las Vegas. Una compra impulsiva en la tienda de regalos del aeropuerto después de una muerte particularmente espantosa. No sabía qué lo había impulsado a comprarla, aparte de que se las había comprado a sus sobrinas y había pensado al instante en lo mucho que le gustaban a Sunoo los perros y los artículos de confort.

—¿El hecho de que hayas traído a Nugget contigo significa que me perdonaste? —preguntó Jake, esperando que Somi se equivocara y que Sunoo ya no estuviera enfadado. Las cosas serían mucho más fáciles si Sunoo ya no estuviera enfadado.

Sunoo se aferró a la almohada con más fuerza, volviéndose para mirar a Jake con desprecio.

—Sólo la tengo porque la usé para dormir en el avión. Además, no es su culpa que seas un mentiroso que miente.

Bien, entonces, Sunoo definitivamente no lo había superado.

—Le mentí a todo el mundo. No sólo a ti.

Sunoo se quedó con la boca abierta. 

—¿En serio? ¿Eso es todo? ¿Querías hablar conmigo a solas para decirme que no debería enojarme porque nos habías mentido a todos?

Las entrañas de Jake se retorcieron. 

—Sun... —Se quedó sin palabras. No sabía cómo arreglar esto. Definitivamente buscaba algo más que una simple disculpa. Sunoo quería una explicación, pero Jake no estaba seguro de tener una. No una que pudiera articular con alguna elegancia. Mierda—. ¿Puedes al menos decirme por qué te molesta tanto? —Los ojos de Sunoo se abrieron de par en par, su expresión se contorsionó con dolor y rabia. Jake levantó una mano—. Sé que no es tu trabajo explicarme por qué estás enojado, pero realmente no lo entiendo. No entiendo por qué te  molesta que haya fingido ser alcohólico. ¿Qué es exactamente lo que te duele? No estoy siendo un idiota a propósito. Simplemente no lo entiendo.

Eso pareció dejar a Sunoo sin palabras. Frunció el ceño, enterrando la  cara en la almohada durante un largo momento.

Jake no lo presionó. Sunoo se abrumaba fácilmente cuando se trataba de cosas personales. Especialmente si dicha mierda personal involucraba a Taemin. Y esto lo involucraba a él, aunque fuera inadvertidamente. Pero no le  correspondía a Jake disculparse por Taemin. Su padre estaba solo. 

Lunático. (HeeJake) MN#6Donde viven las historias. Descúbrelo ahora