Vida merecida

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☆Han☆

("Teeth" -Enhypen)

Después de haber dado mi versión de la historia a tres agentes distintos, yo era él que estaba sentado en una celda con una bolsa de hielo en la mano.

No merecemos esta vida.

La verdad es que no era del todo incómodo.

No había nadie más, así que estaba completamente sola, jugueteando con un hilo suelto de mi jersey mientras esperaba a que alguien me dijera lo que harían conmigo. Por algún motivo, no me preocupaba en lo más mínimo. Después de todo, en parte yo había sido responsable de esa pelea. Además, a mí no me echarían de ninguna liga si daba una paliza a alguien.

A Minho si.

Llegó a pasar tanto tiempo ahí que me quedé dormido sin darme cuenta, acurrucado en el banco de la celda. Cuando abrí los ojos, no me di cuenta de que era porque alguien me sacudía el hombro hasta unos segundos después. Era un policía.

Me aparté bruscamente su toque, frotándome los ojos.

-¿Qué pasa? —pregunté.

-Puedes irte

Lo miré, confusa.

-Eh?

-Que puedes irte. El chico ha pagado tu fianza y te está esperando fuera.

Me levanté, confuso, y me aparté de nuevo cuando hizo un ademán de agarrarme del brazo para sacarme de la celda.

-Puedo caminar yo solito -le aseguré, irritado.

El policía me guió hacia una mujer que me hizo firmar unos papeles mientras me miraba con una ceja enarcada, después me hicieron esperar casi media hora... y finalmente me dejaron salir por la puerta principal. Debían ser las cuatro de la mañana. Y hacía un frío que me helaba los huesos.

Pero más congelado me dejó ver que Minho y a Hyunjin que me estaban esperando junto al coche de el primero con los brazos cruzados, mirándome fijamente.

¿Por qué de repente me sentía como si fuera un niño pequeño encontrado haciendo una travesura?

Bajé los escalones, tragando saliva, y vi que Felix; que estaba dentro del coche, me dedicaba una pequeña mirada de compasión que entendí al instante en que vi la expresión
de la cara de Minho.

Y el idiota ni siquiera me saludó. Solo se acercó a mí con la misma expresión furiosa y los labios apretados.

—Pero ¿en qué maldito momento se te ha ocurrido decir que habías sido tú?

Me detuve, confuso y ofendido por partes iguales, y me puse las manos en mi cintura.

—Oye, un gracias no estaría mal.

—No, Jisung. Estoy muy molesto. ¿Qué tal y no hubiera podido pagar tu fianza, eh?

—¿Por qué? ¡Te ayude!

—¡Y tú vas a tener una agresión en tu expediente!

-¡Pero a mí no van a echarme de ninguna liga por ello! ¿Es que no lo entiendes tú?

Hubo un momento de silencio en que ambos nos miramos fijamente, cada uno más molesto que el otro, y que fue roto por el suspiro cansado de Hyunjin.

-Dios, arreglen sus problemas amorosos en otro lugar.-Hyun dijo cansado por estar presenciando nuestras discusión.-Nos alegramos de que estén bien, pero los chicos y yo debemos ir a casa. Todos se fueron y mañana irán al gimnasio para ver cómo siguen las cosas.

Cuando las estrellas salen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora