Capítulo 1: Un Nuevo Comienzo

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El sonido del timbre resonaba a lo largo de los pasillos del Instituto Silver Valley, marcando el inicio de un nuevo día. Las puertas de las aulas se abrían de golpe mientras los estudiantes se apresuraban a llegar a sus clases. La corriente de alumnos fluía como un río por los pasillos, cada uno inmerso en sus propias conversaciones, preocupaciones y sueños.

Valeria García caminaba con la cabeza gacha, intentando no llamar la atención. Sujetaba su mochila con fuerza mientras zigzagueaba entre el bullicio, deseando llegar a su aula sin que nadie la notara. Su primer día en el último año de instituto le producía una mezcla de ansiedad y anticipación, aunque sabía que, para la mayoría, ella era simplemente una cara más entre la multitud.

El instituto Silver Valley, situado en una pequeña ciudad rodeada de colinas verdes y cielos despejados, era conocido por su prestigio académico y sus instalaciones modernas. Desde el exterior, con su fachada de ladrillos rojos y amplias ventanas, el edificio irradiaba un aire de tradición y excelencia. Por dentro, era un hervidero de actividades, con clubes estudiantiles, equipos deportivos y eventos sociales que mantenían a todos ocupados.

Valeria prefería la tranquilidad de su cuaderno de dibujo a la agitación constante de la vida escolar. Desde pequeña, había encontrado en el arte un refugio, un lugar donde sus pensamientos podían fluir libremente, lejos del ruido del mundo exterior. Su pasión por el dibujo la había llevado a ser conocida por algunos como "la chica del cuaderno", aunque pocos sabían realmente lo que aquel cuaderno contenía. Sus bocetos eran su forma de entender el mundo, de capturar momentos y emociones que no podía expresar con palabras.

Mientras avanzaba hacia su casillero, Valeria se cruzó con Luna Rodríguez, su mejor amiga y la única persona en el instituto que realmente conocía su lado artístico. Luna la saludó con una sonrisa radiante, su cabello rojizo rizado brillando bajo las luces fluorescentes del pasillo.

—¡Valeria! —exclamó Luna, alcanzándola—. ¿Lista para otro año de locura?

Valeria esbozó una pequeña sonrisa, agradecida por la energía contagiosa de su amiga.

—Tan lista como siempre —respondió con un tono suave, mientras abría su casillero para guardar algunos libros.

Luna se apoyó contra el casillero contiguo, observando a la multitud que pasaba. Su naturaleza extrovertida y su habilidad para entablar conversación con cualquiera contrastaban con la introversión de Valeria, pero quizá por eso se complementaban tan bien.

—He oído que el nuevo profesor de arte es increíble —dijo Luna con entusiasmo—. Dicen que trabajó en Nueva York y que tiene contactos en todas partes. ¡Tal vez este año puedas mostrarle algunos de tus trabajos!

Valeria negó con la cabeza, casi sin pensarlo.

—No estoy lista para eso —dijo—. Solo quiero pasar desapercibida, como siempre.

Luna frunció el ceño, pero no insistió. Sabía que Valeria necesitaba su tiempo y espacio para enfrentarse a sus miedos. En lugar de seguir con el tema, cambió de dirección.

—Bueno, entonces, ¿has oído los rumores sobre Adrián Torres?

El nombre de Adrián provocó un ligero escalofrío en Valeria, aunque no supo muy bien por qué. Todo el mundo conocía a Adrián, el chico más popular del instituto, capitán del equipo de baloncesto, y dueño de una sonrisa capaz de hacer que cualquier chica se sonrojara. Valeria había visto a Adrián muchas veces en los pasillos, rodeado de su grupo de amigos, pero jamás había hablado con él. Eran de mundos completamente diferentes.

—No, ¿qué dicen? —preguntó Valeria, aunque no solía interesarse mucho en los chismes.

—Dicen que ha estado algo distante últimamente —respondió Luna, bajando un poco la voz como si estuviera compartiendo un secreto—. Algunos creen que es porque rompió con Elena. Otros piensan que tiene problemas en casa. Lo que sea, parece que no es el mismo de antes.

Más Allá de las MiradasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora