La propuesta

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Aquel chico de pelo cenizo caminaba en el atardecer por las calles del reino del trébol, el joven se encontraba deprimido y herido, mientras que la gente lo miraba y soltaba uno que otro murmullo al igual que algunas burlas sobre aquel chico sin magia.

— "Creo que ya se ha esparcido el rumor de que no tengo magia y de que fui humillado, si tan solo me hubiera rendido a ese sueño inalcanzable nada de esto estuviera pasando" — pensó algo decaído mientras recordaba el momento más humillante de su vida

Flash Back

— Pase el número 165 — llamo el asistente que vio con cierto asco al muchacho que se acercaba

Asta pasaría enfrente y cerraría los ojos esperando que cuando los abriera algún capitán de cualquier orden haya levantado la mano, pero para su desgracia ninguno la levantaría.

— Nadie levantó la mano, retirate

El cenizo no haría caso y seguiría esperando un poco más, pero aún así ninguno de los capitanes levantaría la mano y esto haría que otros aspirantes a caballeros mágicos le empezarán a reclamar. Hasta que el capitán de los toros negros decidiría hablar con fastidio y un aura aterradora.

— Mocoso no nos hagas perder más el tiempo y lárgate — le reclamo al chico mientras se ponía de pie

— ¡Tal vez hoy no pude entrar a una orden de caballeros mágicos, pero yo no me rendiré y lo seguiré intentando, no importa cuanto tiempo me tomé, pero yo entraré a una orden y seré rey mago! — gritó el pequeño chico, cosa que hizo que algunos aspirantes se rieran de el ya que no tenía ninguna pizca de poder mágico y haría que un chico de pelo negro se sintiera algo decepcionado

— Lo dices en serio, un plebeyo que no tiene ninguna pizca de poder mágico no tiene la oportunidad de convertirse en el rey mago y me parece repugnante que tan siquiera tengas el valor de gritarlo como si no fuera la gran cosa — dijo el capitán de la águilas plateadas

Asta solo apretaría los puños, cosa que sería notado por tres de los capitanes, cosa que los molesto mas.

— Ya es suficiente, márchate de una buena vez — hablo el capitán de los leones carmesí cansado del pequeño teatro que se estaba armando

Pero el chico lo ignoraría y miraría al suelo cosa que molestaría al capitán de las águilas plateadas, quien en un momento de debilidad sacaría su grimorio y lo abriría en cierto hechizo que sin dudas acabaría con el irritante plebeyo que tenía delante suyo sin mucho esfuerzo, pero cierto capitán de pelo negro se le adelantó y dio un salto cayendo delante del chico de pelo cenizo.

— ¡Yami, no lo hagas! ¡No le hagas daño! — grito desesperado su subordinado de pelo castaño mientras veía a su capitán quien pareció no haberlo escuchado

El capitán delante suyo tiro su cigarrillo, empuño su espada y con una gran velocidad cortó la banda que tenía en su cabeza; un ligero hilo de sangre empezó a recorrer su rostro, un gran miedo se empezó a apoderar del cuerpo del chico quien dio un ligero salto hacia atrás y sacaría su espada de su grimorio poniendo en guardia.

— Si no pudiste esquivar mi corte, ¿Que te a hecho pensar que ahora será diferente? ¿Quieres ser rey mago? Entonces tienes que ser más fuerte que todos nosotros y al no poder tan siquiera ser capaz de esquivar o mínimo tratar de hacerlo, me demuestras que no tienes lo suficiente para ser mínimo un caballero mágico — menciono molesto y algo decepcionado mientras se preparaba para guardar su espada

— Yo, yo... ¡Yo aún no me rindo! Te demostraré, ¡Les mostraré a todos que yo me convertiré en el rey mago aunque me tomé años! — declaro con determinación, dejando de lado aquel miedo que antes se había apoderado de el

Es hora de mi venganza [Black Clover]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora