11: ❝𝙧𝙤𝙤𝙢𝙞𝙚𝙨❞

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Como se lo había prometido a Mina, el fin de semana después de salir de vacaciones, estaba a primera hora en la escuela

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Como se lo había prometido a Mina, el fin de semana después de salir de vacaciones, estaba a primera hora en la escuela. Justo nos iríamos toda una semana antes de navidad para poder celebrar con nuestra familia.

—Cuídate mucho, hija —mi madre me dio un abrazo antes de que bajará del auto.

—Te voy a extrañar, ma —sin decir nada más, bajé del coche y comencé a buscar a mi amiga, la cual no tarde demasiado en ver ya que estaba dando saltitos mientras hablaba con alguien del equipo de porristas.

—¡Yui! —se acercó a darme un abrazo y entrelazo su brazo con el mío—. Te estaba esperando para subir juntas al autobús.

En el estacionamiento de la escuela se encontraba el dichoso autobús. Nos tuvieron que citar a esta hora ya que, habría un partido justo en la tarde de ese mismo día, que sería el que abría la temporada y toda la semana de partidos. Si perdían este partido, nuestro viaje sería en vano y tendríamos que regresar este mismo día a nuestras casas. Por ello, el equipo se había encargado de entrenar lo suficiente para que no nos defraudaran y pudiéramos llegar hasta la final del torneo.

—¿Segura que no me dirán nada? —pregunté al ver como el entrenador revisaba algunos papeles que los alumnos le daban antes de subir, lo cual, supuse que eran los dichosos permisos. Mi amiga me había dicho que no me preocupara, que ella se encargaría de todo eso y yo solo tendría que arreglar mi maleta.

—¡Que no! —dijo Mina—. Antes de que llegaras, ya habían subido otras personas que no son del equipo, ¡y no les dijeron nada! Así que tranquila.

Llegamos frente al entrenador, Mina, con una sonrisa, le entrego dos hojas, él las reviso y las coloco junto las otras hojas que tenía en mano.

—Suban —nos dijo con su voz ronca y yo sentí como se me quitaba un peso de encima.

—Eres toda una genio —dije mientras subíamos las escaleras del autobús.

—¡Lo sé!

Los primeros asientos ya estaban ocupados, así que tuvimos que caminar hasta los últimos. Mientras miraba a las personas que ya estaban dentro, pude identificar el rostro de Yaoyorozu. Sabía que ella no era ni del equipo ni porrista, así que eso me hizo sentir más tranquila. La conocía porque nos tocó estar juntas en el segundo año y, aunque no habláramos mucho, no era como si fuéramos desconocidas la una a la otra. En cuanto chocamos miradas, levanto su mano en forma de saludo y yo hice lo mismo, note que a su lado había una chica de cabello morado bastante menudita, la cual no conocía, pero salude también.

Caminamos hasta casi los últimos asientos. Colocamos nuestras mochilas en los compartimentos que había arriba de estos.

—¿Puedo estar en el asiento de la ventana? —pregunté.

—Ah, sí, claro —note como mi amiga estaba ahorrando tiempo acomodando de más las maletas mientras lanzaba miradas a la puerta.

—¿Qué tanto ves? ¡Ya siéntate! Me hiciste madrugar y quiero dormir en el hombro de alguien —hice un puchero.

𝐘𝐨𝐮 𝐛𝐞𝐥𝐨𝐧𝐠 𝐰𝐢𝐭𝐡 𝐦𝐞 | Katsuki BakugouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora