cinco

96 15 7
                                    

Era oficialmente el primer día de Alma trabajando con María. A pesar de que estaba emocionada, le causaba bastantes nervios, no sabía que iba a encontrar, ni tenía realmente un plan para lo que quería hacer, y era muy tarde para que eso comenzara a atormentarla.

Tal como le había explicado la mayor el día anterior, la recibieron sin problema y le permitieron entrar al estacionamiento interior apenas llegó. Además de que le entregaron su identificación en el momento que se bajó del carro.

Por primera vez se sentía como en un trabajo real y debía agradecérselo a aquella mujer.

— Buenos días, Alma. —la mujer se levantó de su asiento para saludarla en cuanto entró. Estaba en el comedor tal como le habían dicho.

— Buenos días, María. —respondió al saludo y al abrazo con el mismo entusiasmo.— ¿Cómo estás?

— Hoy es un muy buen día. —sentenció con una sonrisa la líder.

La gente perdía la fe, pero ella estaba allí regalándole sonrisas cada vez que aparecía, hablando emocionada de lo que quería hacer por el país, ¿cómo no creer en aquello?

— ¿En serio? —la mayor asintió.— Eso es una bonita noticia en medio del caos.

— Sí, con Luis hemos estado contactando...

Y la chispa de una idea se encendió en la fotógrafa.

— Discúlpame la vida por interrumpirte. —inició, poniéndose la mano en el pecho con algo de dramatismo que hizo reír a María.— ¿Puedo grabar lo que estabas por decirme?

— Claro, en unas horas deja de ser un secreto.

— Dame un segundo. —pidió y la mayor estuvo de acuerdo.

Alma abrió el bolso que llevaba colgado de lado. De allí emergió su cámara, le colocó el lente y procedió a sacar un pequeño trípode para ensamblarlo sobre la mesa.

Mientras ocurría todo este proceso, María Corina no pudo evitar quedarse viendo con mucha atención cada uno de sus movimientos, el cuidado con el que hacía una acción tan banal que la política conocía de primera mano luego de tantos años frente a la prensa, logró llamar su atención porque le causaba ternura.

De alguna manera, todas las voces de su cabeza, las alarmas, los demonios y los planes, se callaron. Y no se dio cuenta de ese cómodo silencio hasta que escuchó el obturador de la cámara cuando Alma le hizo una fotografía de prueba.

Una imagen que atesoraría tiempo después, la manera en que no miraba la cámara, sino a ella, con una admiración imposible de creer proveniente de aquella mujer que si era digna de admirar.

— Bien, ahí te ves perfecta. —dijo Alma rompiendo el silencio entre ambas, lo que hizo que María se sentara erguida y alerta de nuevo.— Quiero que ignores la cámara, sigue contándolo como si solo hablaras conmigo.

— Bien, avísame. —asintió ante las indicaciones y comenzó a jugar con sus manos como de costumbre.

— Ya puedes comenzar.

— Como te decía, con Luis vamos a comenzar a organizar la agenda de la próxima semana, —Alma asintió luego de verificar los ajustes de la grabación, y entonces fijó su atención en su entrevistada.— hemos contactado a mucha gente para hacer entrevistas los próximos días. Con venezolanos y con medios internacionales, la idea es llegar a la mayor cantidad de gente posible. George Harris fue el primero en aceptar, imagínate. —mencionó aquello con algo de ironía, y luego rió al ver la expresión de incredulidad de Alma.

— Eso nunca lo hubiera esperado. —reconoció la fotógrafa entre risas.— ¿Con quién más van a contactar?

— Estamos negociando en varios programas de CNN a ver cual nos da un espacio.

— ¿En español?

— Y en inglés también, los que se atrevan primero. —dijo simplemente, pero la sonrisa en su cara denotaba la presunción con que lo decía, además de como encogió los hombros.

Ella era increíble, y no solo por dominar muchos idiomas.

— Hemos hablado con varios canales internacionales, —continuó la líder.— BBC, Fox, estamos buscando en España también.

— Ahora que mencionas a los medios de habla inglesa, —interrumpió de nuevo.— ¿podría saber como se dio la publicación de tu artículo en el Wall Street Journal? Creo que a todo el mundo lo tomó por sorpresa.

— Solo te diré que cobré algunos favores de mi época en Yale. —esa respuesta pudo más que el profesionalismo de Alma y le contagió su sonrisa ladina.

— Para que Maduro diga algo así tendrá que volver a nacer. —sentenció, ganándose una carcajada de la mayor.

— Me agradas, Alma. —reconoció.

Que bendición del cielo era tener todos aquellos momentos en video, y pensar que aunque el mundo vería su documental, habrían momentos que solo ella guardaría, solo ellas dos sabrían que habían pasado.

— Prosigamos, —Alma se aclaró la garganta una vez las risas cesaron.— me estabas hablando de los canales internacionales. ¿Quién más va a entrevistarte?

— Además de ti, —otra vez la sonrisa y la ceja alzada, comenzaría a hiperventilar si lo seguía haciendo.— hemos estado buscando como llegar a la gente de afuera principalmente, porque queremos hacernos notar y que se escuche lo que está pasando, pero hay que actuar con inteligencia y llegar a todos los sectores o seguiremos en lo mismo.

— ¿Cómo van a lograr eso?

— Pues, tengo una entrevista en instagram con Lele Pons mañana. —dijo en un susurro, y después sonrió.

Bien, ya lo de profesional se le estaba acabando, en aquellos momentos se sentia como una cómplice y confidente, y le encantaba tanto que estaba por babear frente a ella. La confianza si que era un punto muy fuerte entre las muchas cualidades de María.

— No es posible. ¿Lele Pons?

— Y vendrán muchos más, ya te dije de George, —comenzó a contar.— también están los muchachos que hacen stand up, Escuela de Nada se llaman. Y realmente les hemos escrito a casi todos los youtubers que han salido de aquí. Queremos llegar a la gente aunque no estén al día con la política. En todas las plataformas, para público de distintas edades e intereses.

— Disculpa que te interrumpa de nuevo, —María le restó importancia.— pero es que he estado viendo muchas entrevistas tuyas para prepararme, tanto recientes como viejas.

— Me gusta eso. —señaló, y Alma no pudo evitar sonrojarse.

María Corina Machado la estaba sonrojando con su sonrisa de autosuficiencia, por amor a Dios.

— Y, algo que recalcas mucho en tus discursos es que tú no divides a las personas por su estrato, sus intereses u orientaciones.

– Yo no. —aclaró con firmeza.— De verdad que no lo hago, pero no puedes decirle al mundo que deje de hacer distinciones porque María Corina dice que no, ¿cierto?

— Sí deberiamos poder hacerlo. —sentenció Alma encogiendose de hombros, y robandole otra carcajada a María.

Podía acostumbrarse a eso, a reír con ella.

— Bien, terminó el interrogatorio por el momento. —avisó mientras apagaba su cámara, donde las últimas imagenes captadas eran las de su risa.— Pero, ¿puedo grabar un poco de tu reunión? Eliminaré el audio si no deseas que se escuche sobre lo que trabajan. Solo quiero que las personas te vean... —entonces se rió un poco por la vergüenza antes de decirlo.— en tu habitat natural por decirlo de alguna manera.

— No hay problema. —accedió la mayor, poniéndose de pie para guiarla hasta el lugar.— Pasa, esta es la oficina temporal.

Dentro de lugar ya la esperaba Luis, quien había movido los hilos entre ellas sin que Alma lo supiera. María los presentó y pronto la fotógrafa comenzó a buscar un buen ángulo a medida que transcurría la reunión.

Se mantuvo callada todo el rato, María le daba miradas de reojo cuando se reía de algo con su asistente, pero Alma solo tenía cabeza para lo que pasaba por el lente de su cámara, y es que nunca había visto a María Corina tan hermosa como cuando comenzó a inmortalizar su imagen para la eternidad.

close to you [mcm]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora