siete

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— Mira, ayer te me escapaste. —ese reclamo fue lo primero que Alma escuchó de Maria Corina, al día siguiente cuando llegó a trabajar.

Con ese tono y la sonrisa picarona, se le olvidó todo lo que venía pensando. En cualquier momento se le olvidaría como hablar delante de ella.

— Si, me acordé de una diligencia que tenía pendiente y se me hacía tarde. —buscó justificarse, sintiendo algo de vergüenza por la mentira.— Discúlpame esa.

La verdad es que entre el miedo de que se le cayera la mentira de su currículo, de su vida entera, y además de caer en los brazos equivocados, sentirse demasiado cómoda con María podía ser un infierno porque no sabría ocultar lo que ya estaba sospechando sobre sus sentimientos.

— No te preocupes, solo te estaba molestando. —le restó importancia la mayor.— Pero te perdiste la primicia anoche.

— ¿Ah, sí? Espero que aún me lo quieras contar.

— Claro, apura con la cámara. —la insitó la mayor mientras se sentaba en el sofá.

— Si, presidenta. —correspondió con un saludo militar.

— Oficialmente no me puedes llamar así.

— Pensé que todas nuestras reuniones eran extraoficiales.

Y después que se escuchó a si misma decirlo en voz alta, quiso callarse. Esa frase podía prestarse para tantas interpretaciones que podía malinterpretarse... tenía que dejar de pensar esas cosas.

— Tienes razón, lo son. —concedió con una sonrisa ladina.

Le iba a provocar un ataque en cualquier momento.

Solo le sonrió y se dedicó a terminar de instalar su cámara sin verla demasiado. Una vez estuvo lista se sentó en el sofá de manera que pudiera ver el monitor de la cámara y también a su entrevistada. Le hizo la señal que habían acordado y comenzó a grabar.

— Dime, presidenta, ¿cuales son las buenas nuevas de hoy?

— ¿Lista? —Alma asintió.— Haremos una concentración, pero como ninguna otra. Va a ser mundial.

— ¿Mundial?

— Claro, debemos aprovechar a los 8 millones que están en el exterior y no los pueden perseguir. Pueden salir más tranquilos, y sin duda saldrán.

— Wow, ¿y serían todas como a la misma hora, en todo el mundo?

— Bueno no todas todas. —aclaró con un poco de gracis en su voz.— No podemos pedirle a la gente en China que salga a las 11 de la noche, ¿no?

— Es cierto. —la más joven se dio un ligero golpe en la frente, señalando su torpeza  lo que las hizo reír.— Dios, mi mamá va a emocionarse mucho, ha estado estresada por estar lejos.

— ¿Dónde está ella?

— En Argentina. Pasó por mucho hasta llegar allá y ha sido el mejor sitio donde se ha establecido.

— Me imagino que sí, y esas historias de sacrificio son las que nos importan. —afirmó la lider, y como cada vez que lo hacía, le devolvió la esperanza.— Hacer que todo valga la pena y vuelvan a casa.

— Daría todo porque volviera. —agregó la muchacha en un murmullo.

— ¿Hace cuanto no la ves?

— Desde 2015 cuando se fue a Colombia. Nunca pudo volver.

— Que dolor, Alma. —María por instinto buscó su mano y le dio un apretón.— Lamento que las hayan separado por tanto tiempo. ¿Tienes más familiares cercanos?

close to you [mcm]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora