Capitulo 13 La Carnicería de la Charca Esmeralda

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(La Carnicería de la Charca Esmeralda)

La batalla estalló en el pantano con una intensidad feroz. Los 50 cocodrilos y reptiles, escondidos en cuevas y lagunas, lanzaron chorros de agua a presión hirviendo y se lanzaron al ataque con sus dientes afilados. Las ranas, lideradas por Proug, se enfrentaron valientemente a la ofensiva.

A pesar del ataque devastador, las ranas mostraron una notable resistencia. Durante la lucha, lograron abatir a 15 cocodrilos y reptiles, demostrando su valentía y habilidad en el combate. Sin embargo, la situación era crítica, y las bajas seguían aumentando.

Proug después de pelear un rato debajo del agua con rabastan, viendo que la batalla se estaba volviendo demasiado costosa, tomó una decisión estratégica para salvar a lo que quedaba de su grupo. A pesar de estar herido, logró reunir a la mitad de sus ranas y se preparó para una retirada calculada. Con astucia y utilizando el terreno pantanoso para su ventaja, Proug logró escapar de la vista de Auritz, que permanecía oculto en la montaña observando el conflicto.

Auritz estaba tan concentrado en la batalla y en el control de sus tropas que no notó la maniobra de retirada de Proug. La niebla del pantano y el tumulto de la lucha ayudaron a ocultar la retirada de las ranas, permitiendo a Proug y sus sobrevivientes escapar sin ser detectados.

Con la batalla concluyendo y el campo de combate cubierto de restos y señales de la feroz confrontación, Auritz no logró capturar a Proug ni a las ranas restantes. Aunque sus tropas infligieron un daño considerable.

Con la batalla en el pantano aún en curso y el caos predominando, las ranas , lideradas por Proug, se reagruparon rápidamente. En un esfuerzo por recuperar el control de la situación, decidieron armarse con flechas y lanzar una lluvia de proyectiles hacia los cocodrilos y reptiles. La lluvia de flechas causó bajas entre los enemigos, matando a dos cocodrilos y hiriendo a varios, incluyendo a uno de los líderes , Rabastan, quien perdió un ojo en el ataque.

Proug y el resto de las ranas aprovecharon el momento de confusión para ejecutar una retirada estratégica. Utilizando su conocimiento del terreno pantanoso y su capacidad para moverse ágilmente, lograron escapar hacia su territorio mientras la presión del combate disminuía. La retirada fue efectiva y permitió a las ranas regresar a un lugar seguro, lejos del alcance inmediato de los cocodrilos y reptiles.

Mientras tanto, el rugido ensordecedor de Auritz resonó por todo el pantano. Auritz, haora ganó un apodo la Bruma Verde, el gano el apodo tras un ataque brutal la semana pasado en el que mató a 15 ranas en una emboscada con un aliento devastador de dragón de tierra fértil, que había arrasado con las ranas envenenadolas en segundos matandolas. El rugido de Auritz se convirtió en un símbolo de su furia y poder, y su presencia era temida por todos los que se enfrentaban a él.

A pesar de la victoria táctica de las ranas al escapar, la batalla había dejado cicatrices profundas en ambos bandos. Las bajas y las heridas habían marcado el campo de batalla, y el conflicto entre las ranas  y los cocodrilos y reptiles continuaría con una nueva intensidad

Auritz, furioso, se dirigió a Rabastan, el lagarto herido. Con un tono severo, le dio órdenes claras:

“Rabastan, manda a todos los lagartos y cocodrilos a la retaguardia. Necesitamos reagruparnos y reorganizarnos para asegurar una persecución más efectiva de las ranas. La retirada de hoy no puede ser en vano. Queremos atraparlas y exterminarlas completamente, sin dejar ninguna oportunidad para que se escondan o regresen a la batalla.”

Auritz estaba decidido a no dejar que las ranas escaparan y entendía que la clave para asegurar el éxito era una estrategia bien coordinada. La retirada a la retaguardia permitiría a sus tropas reorganizarse y prepararse para seguir a las ranas de manera más segura y efectiva, minimizando el riesgo de emboscadas o sorpresas en el terreno pantanoso.

Rabastan, aunque herido, aceptó las órdenes con determinación. Se dirigió rápidamente a coordinar a los lagartos y cocodrilos restantes, organizándolos para que se reagrupasen en la retaguardia bajo el mando de Makatan. El objetivo era crear una fuerza de seguimiento bien coordinada que pudiera rastrear y eliminar a las ranas, asegurando que el costo del conflicto se cobrara con la máxima eficiencia y para restablecer el honor perdido en la batalla.

Auritz, enfurecido por la huida deshonrosa de Proug, estaba decidido a asegurarse de que el líder de las ranas enfrentara un destino sin honor. Con una furia palpable, desplegó sus grandes alas y surcó el cielo, dirigiéndose hacia la retaguardia para reunir a sus tropas y preparar la ofensiva final.

A medida que volaba, Auritz observaba cómo los lagartos y cocodrilos que mando a rastrear a proug avanzaban por el terreno, siguiendo sus órdenes y rastreando el rastro de Proug. Estos seguían sus indicaciones con precisión, manteniendo la presión sobre el fugitivo mientras Auritz se dirigía a buscar a Makatan.

Al llegar a la posición de Makatan, Auritz lo encontró preparando a sus tropas para la próxima fase de la campaña. Sin perder tiempo, Auritz le dio instrucciones claras:

“Makatan, tenemos que reunir todas nuestras fuerzas y coordinar un ataque final. Proug ha demostrado su falta de honor al huir. No le daremos la oportunidad de morir con dignidad. Vamos a asegurarnos de que enfrente su destino sin ninguna gloria. Organiza a tus tropas para una ofensiva conjunta. Nos aseguraremos de que Proug no tenga escapatoria.”

Con las órdenes de Auritz, Makatan comenzó a consolidar a sus tropas, mientras los lagartos y cocodrilos continuaban su búsqueda bajo el mando de Auritz. La combinación de la vigilancia aérea de Auritz y el poder terrestre de Makatan estaba diseñada para cerrar el cerco sobre Proug y asegurar que no tuviera ninguna oportunidad de escapar o redimirse. La furia y la determinación de Auritz prometían una cacería implacable, destinada a culminar en una derrota absoluta para el líder de las ranas.

Continuará

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