Capítulo 4

11 5 0
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Kieran agradeció que Hīma no hablase en el trayecto hacia casa

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Kieran agradeció que Hīma no hablase en el trayecto hacia casa. No estaba lejos pero tomó el atajo directamente por la zona mágica porque quería llegar a casa.

A esas horas y ese día debería estar vacía. Como cabeza de familia tenía la prerrogativa de ocupar únicamente el la casa pero entre su trabajo y que no le gustaba discutir, eran unas cuantas personas entre familia y amigos quienes tenían llave. Entraban y salían con despreocupación. La verdad iba a ser más práctico cambiar las cerraduras que solicitar la devolución de las llaves a todos los que tenían copia.

-Mañana te voy a asignar un guardaespaldas. Será lo mejor hasta que aprendan a respetarte porque eres mi omega.

Antes de salir del coche buscó en el maletero. Volvió con satisfacción y dos impermeables que llevaba por si llovía o tenía que matar a alguien.

Hīma pensó que parecían dos asaltantes con eso, pero decidió guardarse la observación.

Acababa de conocer a Kieran pero la magia de los lazos de las almas gemelas provocaba que quisiera estar con él. Mucho. En la cama.

Pero uno puede perfectamente mirar el menú sin comer nada y se imaginaba a su guardaespaldas como otro fornido licántropo.

Entraron en la mansión. Era una de esas casas que habían sobrevivido y sido testigo de la vida de varias generaciones. Todo era antiguo pero a la vez estaba como nuevo. Si te fijabas bien podías ver cosas como los interruptores de la luz camuflados con el resto de las estancias.

Se escuchó una voz que hablaba con un marcado acento escocés y Kieran puso los ojos en blanco.

-No estamos solos.

-No me importa conocer a tu familia. De hecho es algo que debemos hacer.

-Quería una noche de calma. Y son amigos, creo. No reconozco el olor de nadie de mi familia.

La cocina era un espacio muy amplio. Con una isla central pulcramente higienizada y una serie de fogones y hornos sin una gota de grasa eran los dominios, le explicó, de la cocinera, Maisie.

-Lleva trabajando aquí toda su vida y su madre antes. Su hija también trabaja aquí.

Al entrar se hizo el silencio y dos pares de ojos les miraron con curiosidad mal disimulada.

-Hola, Kieran. Y...

El que habló era indudablemente familia de su alfa, pensó Hīma.

-Hola. Este es mi compañero, Black. Os explicaré todo mañana.

-Vaya, trae a casa un caramelo tan dulce y ya tiene dueño.

-No hables así. No somos propietarios de nuestros compañeros.

-Hola -dijo Hīma con timidez.

-El bocazas es mi hermanastro, Connor. Es hijo de mi padre con otra mujer. Forma parte de la manada pero aunque es un año mayor que yo, su primogenitura queda anulada por mi suerte de nacer en el sitio correcto de la cama.

Se notaba que no se tenían rencor y estaban bromeando. Connor le sonrió con ojos traviesos.

-Y él es mi mejor amigo. Puedes llamarlo David. Ya te contará todos los nombres que ha tenido. Le encanta hacerlo.

-Pero es un vampiro.

-Es la excepción que confirma la regla.

; 𝐋𝐀 𝐌𝐀𝐆𝐈𝐀 𝐄𝐍 𝐓𝐈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora