V. OBJETO DE DESEO

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MAYO, 2017

Las últimas semanas de abril las había malgastado en conocer algo más allá del nombre que dejaron saber: Daniel. Sin embargo, su apellido, su identificación y su sección aún era información desconocida para mi. Mi trabajo como espía y acosadora secreta era un completo asco por lo que volví a enfocarme en continuar evitando a mi madre cada vez por semana y en sacar buenas notas para conseguir salidas —sin permiso— con mis amigas, así fuera porque una de nosotras reprobó.

Era mi último año antes de lanzarme de cabeza a la decisión más fuerte de mi vida: ¿qué quiero estudiar en la universidad?

La pregunta no me daba miedo ni me quitaba el sueño, pero mis posibilidades se reducían al ver que las carreras consideradas solo eran brindadas por universidades privadas y siendo sincera, no tenía dinero como pagarlas y mucho menos podía pedirle a alguien que lo pagara por mi —ni siquiera a mis padrinos de bautismo—.

Así que realicé investigaciones en diferentes casas de estudio y podía decir que de la lista de quince carreras que me gustaban quedaron cuatro sobrevivientes llevándome al borde de la decepción. Se suponía que en un país como este las oportunidades de estudio serían mayores a las de trabajo.

Pero bueno, era más fácil trabajar que estudiar. Trabajaría para después estudiar algo decente como una carrera de Publicidad y Mercadeo.

Eso haría.

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Volviendo a lo primero, solo eso había conseguido junto con algunas miradas incómodas o juzgonas de algunos compañeros de clase. Seguía siendo un misterio por lo que recurriría a la opinión de ir por mi propia cuenta a investigar hasta el más mínimo detalle sin resultar molesta.

Y como caída del cielo llegó la primera oportunidad de poder conocerlo. Esa tarde me encontró sentada junto a la fuente vacía cuando llegó y al verme me reconoció, de inmediato se acercó a donde estaba y tomó asiento junto a mi sin invadir su espacio personal.

Ninguno sabía que decir aparte del “Hola, ¿cómo estás? y Yo bien, ¿y tú?”. Por lo que fui atrevida en preguntar primero:

—¿En que sección estudias?

Él sorprendido por la forma como inicié la conversación decidió relajar su cuerpo para responder la interrogante.

—En la C, tú estás en la D.

En ese momento trague grueso, ¿me estaba investigando?

—Si quieres saber si te investigo, sí... lo hago desde el mes pasado y sé que te llamas Helena María De Claro Montiel —con su dedo acomoda sus lentes sobre el arco de su nariz consiguiendo que me ruborice—. Tienes 17 años, cuatro hermanas y una madre que aborreces u odias por como te trata y actúa.

Se sentía como si leyeran tu expediente delictivo en voz alta, pero era él dándome un resumen simple de lo que sabía de mí.

—Y yo apenas sé tu nombre, creo que lo justo es saber de ti como sabes de mí.

—Daniel Reverol, un gusto poder presentarme —anunció extendiendo la mano que con sumo cuidado le apreté con la mía—. Tengo 18 años, dos hermanas y una madre juguetona.

—Es la información justa que necesito saber.

—Pero... ¿hay problema si pregunto más? —dejó esto al aire.

—Dependiendo de que quieras preguntar, yo te podré responder —contesté de la manera más calmada para que no se notara que me moría porque me dijera algo mas desde la última vez que hablamos.

Daniel meditó unos minutos antes de formularla:

—¿Por qué querías saber de mí?

En ese momento quería tener una excusa, sin embargo, mis ojos reflejados en sus cristales era de curiosidad y nerviosismo, cosa que lo hizo reír. Ya conocía la respuesta de mis expresiones.

—Curiosidad, supongo —contesté sin mostrar alguna emoción en mi tono de voz pero eso no lo perturbó.

—En ese caso puedes ir al salón de al lado para que averigües sobre mi, sí te interesa claro —comentó con un toque de picardía.

—Lo tomaré en cuenta de aquí a que termine el año escolar, ¿te parece? —Daniel asintió ante mi pregunta y se retiró de mi lado no sin antes darme un beso en la mejilla.

Eso me dejó con el Windows reiniciando, las piernas me temblaron y por un momento mi corazón sintió como si fuera a salirse de mi pecho uniformado. Moriría por un beso en la mejilla a la edad de diecisiete años, ¡que final tan extraño y romántico!

En mi cabeza ya estaba casada con Daniel y teníamos dos hijos pequeños en un precioso apartamento, pero en la realidad, la voz de Alejandra me sacó del ensueño.

—Por amor a Cristo Helena María, ¿ya es tu novio? —preguntó a gritos llamando la atención de menos de diez personas y dejándome en ridículo por unos segundos.

—No, y hazme el favor de callarte, eres bien chismosa —respondí un tanto incómoda.

—Y lo que ví, ¿qué fue?

—Un intercambio de palabras, por fin me dijo como se llamaba y ya —corté el asunto y me levanté para caminar con ella hasta el patio central del instituto.

Sin objetar nada caminó agarrada de mi brazo todo el trayecto hasta que chocó contra Mariana, Ivana y Gisel, por lo que tuvimos que detenernos para saludarlas un momento y ahorrarnos la incomodidad más adelante.

Alejandra no toleraba mucho a Mariana y a Mariana le daba igual Alejandra. Así de unidas eran mis mejores amigas, pero estaban obligadas a relacionarse por tenerme en el medio de todo. El saludo fue rápido, casi como si no hubiese existido obligándonos así a retirarnos y regresarnos al salón antes de tiempo para el campanazo.

Durante la caminata de regreso le hablé sobre las oportunidades académicas para cuando saliéramos del instituto y entraramos a la universidad, al inicio no le interesó mucho discutir sobre el tema ya que tenía aspiraciones de regresar a su estado natal y ver que podía estudiar allá, no aquí, pero después cambió y se interesó más por las oportunidades que buscaba para mi hasta que mis ojos lo vieron entrar a su aula y se quedaron fijos en su piel tersa, consiguiendo que casi chocara con la puerta de mi aula y él le diera un ataque de risa.

Tendría que ver por dónde venía, pero al menos conocí su nombre y obtuve un beso al igual que la risa. Nada mal.

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Nota de la autora:

Bueno, este es el final del maratón que les debía por desaparecerme durante meses. Discúlpenme.

Pero para alegrarlos, estoy retomando este proyecto, el cuál deseo tener terminado antes de octubre y así ustedes puedan leer todo esto que tengo acumulado.

Gracias por seguir ahí, pronto viene el siguiente capítulo 💚

DULCE Y AMARGO ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora