Tres meses después
En cinco días tomare los votos perpetuos, lo que provocaba mi intranquilidad. Hoy tenía que confesarme, cuando regrese me confesé, pero no lo había hecho sinceramente, omití lo que pasó con Regina, pero no puedo callarlo más, debo decir todo, solo así tendré sosiego.
Fui al cubículo donde estaba el padre José, me arrodille y empecé a hablar.
- Ave María purísima- hablé
- Sin pecado concebido- respondió
Inicie confesando todo lo que tenía guardado
- Esto no me confesaste cuando llegaste hija- hablo
- Lo sé padre. Pero no sabía cómo expresar que había pecado de la peor manera. He defraudado a la iglesia, a Dios, a mi madre- hable entre lagrimas
- Y que sientes por esa muchacha- pregunto
Baje mi mirada y expulse el aire que tenía contenido
- Estoy enamorada, padre. Me he enamorado de una mujer- solté el llanto, la liberación dolió, había dicho lo que tenía oculto- seguí hablando
- Sé que no merezco el perdón de Dios. Pero ya no puedo seguir ocultando lo que pasa. Amo a una mujer.
- Deja de llorar hija. Estas siendo muy valiente en confesar lo que te pasa. Amar no es un pecado
- Pero lo hice de una mujer- respondí angustiada
- Eso no quita que sea amor. Dios no puede juzgarte, ni yo, ni nadie puede hacerlo. Hija, los tiempos han cambiado, si hubiera más amor y menos represión por lo diferente, no existieran tantas guerras- No pensé escuchar aquellas palabras, en estos años que llevaba en el convento, siempre escuchaba. La homosexualidad es un pecado, la fornicación es un pecado, eran aberraciones, que enojaban a Dios, debíamos tener miedo de él; pero porque tener miedo, si se supone que Dios significa amor. Esas dudas siempre me comieron la cabeza.
- No sé qué hacer, en pocos días tengo que dar mis votos perpetuos
- Piénsalo bien hija. Decide que amor es más fuerte, si el que tienes a Dios o a esa muchacha.
- Llevo mucho tiempo amando a cristo
- Puedes seguir amándolo, pero siento el dolor en cada palabra que dices, piénsalo bien, medítalo. Recuerda, amor es amor no importa a quien se lo entregues. Ve en paz hija, te absuelvo de tus pecados, aunque amar no sea un pecado.
Me persigne, y me fui a mi cuarto. Mi cabeza se volvía loca, caí en mi cama, no tenía idea que hacer con mi vida.
- Sigues siendo hermosa- me senté de inmediato. Regina estaba en mi cuarto, ¿vestida de monja?
- C-cómo... pero cielos, qué haces aquí- hable sorprendida
- No podía pasar un día más sin tenerte cerca, ¡demonios! Débora, han pasado meses sin poder verte- se acercó a mí y me tomo de la cintura
- Recuerda que estas en la casa del señor, no puedes insultar- puso sus ojos en blanco
- Perdóname Señor. Por culpa de tu sierva cometo locuras- hablo viendo al techo
- Estas loca, Regina- golpee su pecho riendo
- Loca por ti, loca por tu cuerpo. Perdóname Señor, pero debo insultar. Demonios, no sabes cómo te extraño, mi padre me quito el habla, así que decidí salirme de casa, igual ya soy mayor de edad.
- Pero Regina, como haces algo semejante- replique
- Ese ambiente hostil me ponía muy mal, era como un fantasma para ellos. No te preocupes, tengo donde vivir, trabajo y estudio para sustentarme,- hablo sonriendo
- Me alegro por ti- dije
- Vine por una sola razón- pego su frente a la mía- Quiero que te vengas conmigo- pidió
Me separe de ella al instante, no procesaba lo que había dicho
- ¿Qué paso? amor.
- Yo, yo... no puedo irme de aquí. En unos días tom...- no dejo que terminara
- No puedes hacerlo- rogo. Me tomo del rostro- Tú me amas como yo lo hago, se ve en tus ojos. Deja esta vida, y vente conmigo, por favor- volvió a pedir
Cerré mis ojos, no era fácil lo que me pedía.
- Regina debes entender que...- me robo un beso, mis defensas cayeron totalmente. Me pegue a su cuerpo, volví a florecer, sus labios dieron vida a mi cuerpo. Hundí mi lengua en ella, debía saborearla, no me importo que me encontrara en la casa del Señor. En ese momento, solo me importaba besar a mi hermanita bella. Caímos a la cama, nuestros cuerpos enredados en caricias sutiles, volviendo a explorarnos de a poco.
- Te gusta mi atuendo. Soy una monjita sexy- hablo a mi oído, mientras lo mordía
- Que me perdone Dios, pero estas jodidamente buena, la monjita más linda que he visto en mi vida.
- Pero esta monjita solo quiere que tú me reces de rodillas, con tu boquita pegada a mi coñito mientras me haces gritar el Ave María.
- Ay Regina, no cambias, recuerda el lugar- Pedí
- No me pidas que me comporte. No, cuando te tengo debajo de mí. Quiero follarte es en lo único que pienso, déjame hacerte mía. Alzo mi falda y metió su mano
- No, no. Es.ta.mos en la...- se entrecortaron mis palabras. Cuando sentí un dedo dentro mío. Me aferre a su brazo, por inercia cerré mis ojos. Debo confesar que en todo este tiempo encerrada me había masturbado pensando en Regina, trataba de alejar de mis pensamientos su cuerpo pero me era imposible, no tenía otro remedio que consolarme con mis dedos.
- Hundió dos falanges más y me mordí los labio para no gritar, no sabía en qué momento había quitado mi camisón, solo sentía su boca devorando mis senos, y un pequeño escozor cuando mordía mis pezones. Hundió profundamente sus dedos y me tense, mi cuerpo entero se estremeció me iba a venir y así fue, bañe los dedos de mi hermana con mi líquido. Los saco de mi interior y los paseo por mis labios, saboree mi esencia, ella también los probo para después besar mis labios, la combinación fue excelente.
Después de ese momento no hablamos, en realidad yo no hablaba, no sabía que decir ni que hacer
- Tengo que irme- hablo por fin
- Regina, yo- no dejó que terminara
- Toma. Es mi dirección, en tus manos dejo la decisión más importante de tu vida
- Si no vas en estos días, entenderé y respetare la decisión que hayas tomado
Mire aquel papel que me daba, en mis manos estaba la decisión. Se acercó a mí y dejo un beso en mi frente.
- No olvides que te amo
Se fue y mis lágrimas comenzaron a caer. No pude decirle que yo también la amaba. Por más que trate de negármelo todo este tiempo, la amaba, de a poco comenzó a gustarme, sus insinuaciones, sus provocaciones, sus caprichos me conquistaron. Con ella viví cosas que pensé que nunca viviría y ahora lo perdería.
Dios ayúdame, qué debo hacer...
Me encontraba en frente de la figura de Cristo, sentada en una de las bancas, hoy me consagraba. Hoy haría mis votos perpetuos, miraba alrededor y aunque estaba lleno de feligreses y monjas, lo sentía vacío, tal vez era mi corazón o mi mente las que estaban así. Después de dos novicias era mi turno. Cerré mis ojos y vi el rostro de Regina, vi su sonrisa, sus labios, escuche tan claramente un te amo y abrí mis ojos. Sabía lo que debía hacer, fue como si Dios me hablara, aunque sabía que la voz fue de mi hermana, era la revelación que me hacía falta. Me levante y empecé a correr, todos voltearon a ver qué pasaba. Salí de aquella iglesia y empecé a correr, mientras corría, reía y lloraba, parecía una loca, la gente en la calle me veían extrañados, pero no me importaba, solo importaba llegar a mi destino. Cuando entre en razón supe que corriendo no iba a llegar nunca, pare un taxi y pedí que me llevara aquella dirección. La dirección a la felicidad.
El taxista se estaciono, ahí me di cuenta que no cargaba diner0.o
- Disculpe, no tengo dinero, que vergüenza- titubee
- No se preocupe, por la euforia que tiene debe ser algo muy importante. Por hoy la carrera es gratis.
- Que Dios me lo bendiga, buen hombre- agradecí
Se fue y yo corrí al edificio que tenía al frente. Subí por las escaleras, en el tercer piso estaba lo que vine buscando. Antes de tocar la puerta tome aire. Dios y si ya se arrepintió, y si se dio cuenta que no soy lo mejor para ella; antes que siguiera divagando, se abrió la puerta. Ahí estaba, ahí se encontraba la mujer que amaba, la mujer que se robó mi cordura, que despertó a la bestia que tenía por dentro
- Hola- salude tímidamente. Ella ensancho su sonrisa. Me tomo de la cintura y me levanto dando vueltas.
- ¡Viniste! ¡vinistee!- gritaba emocionada
- Amo a Dios, pero más te amo a ti. No puedo seguir viviendo si no te tengo cerca, sin tus besos, sin tus caricias ciento que mi cuerpo muere. En todas mis oraciones solo estabas tú, es imposible olvidarte, y algo que no quiero hacerlo- me sinceré por primera vez
Me beso, nuestras lágrimas se mezclaron, podía sentirle lo saladita de ellas en mis labios. Se separó y hablo.
- No sabes lo feliz que me haces. Por ti cambie completamente, quería ser mejor para ti, deje de buscar otras chicas, las carreras clandestinas, todo por ti. Quiero que te sientas orgullosa de mí. Te amo Débora; Quien diría que me enamoraría de mi hermanastra la monja.
Reímos
- Ya no soy monja. Ahora soy una mujer que quiere sentirse amada como nunca.
- Yo te amare, pero también te voy a hacer gritar el Padre Nuestro, el Rosario y todo lo que hayas rezado en ese lugar. Seré tu diosa
- Cállate y mejor demuéstralo
- Como usted me lo pida, su majestad- respondió
Y de esa manera terminamos haciendo el amor, devorándonos con pasión. Esto no podía ser pecado, lo que sentía era amor. Amor del bueno, puro y verdadero. Por el cual dejé mis hábitos para comenzar de nuevo.
Cuando existe amor, vale hacer sacrificios...FIN
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(Completos En DREAME) RELATOS ERÓTICOS
NouvellesVarios relatos eróticos +lgbt con diferentes tramas de mujeres y situaciones que las involucran en lo prohibido, pero a la vez satisfactorio. Si te gusta el erotismo, eres bienvenido/a te va a encantar...