1. E L M O N S T R U O

375 28 2
                                    





Tenía frío. No sabía dónde estaba ni por qué; simplemente no recordaba nada. ¿Cómo había acabado así...? Acababa de despertarme en medio de una amplia avenida, con una ligera molestia en la espalda tras haber descansado en esas condiciones.

—Agh...

Tras ponerme en pie como pude, noté que no llevaba puesta mi ropa habitual, y en su lugar portaba una especie de traje de entrenamiento de colores azul y gris, junto a un discreto reloj digital que marcaba las 10:06 a.m. Di un vistazo rápido a mi alrededor, pero no había nadie más en la calle, me encontraba solo.

—¿Pero qué...? —me pregunté, confundido —. El jefe me va a matar... ¿Qué explicación se supone que voy a darle esta vez...? Me dirá lo mismo de siempre... "Groy, ya conoces las normas" "Deja de poner excusas y levántate antes, Groy" Menudo hijo de la gran puta... pero bueno, no debería preocuparme por eso ahora...

Cualquiera se habría puesto nervioso en mi situación, pero yo todavía no estaba muy seguro de no estar soñando.

—Aunque... mis recuerdos de ayer están difuminados... Juraría que fui a trabajar a la oficina hasta tarde, como siempre. Pero, entonces... ¿por qué ahora estoy aquí...? Agh... Me duele la cabeza, espero que esto no sea una resaca histórica...

Fue entonces que noté una vibración en el bolsillo derecho de mi pantalón: llevaba conmigo un extraño dispositivo digital. Similar a un teléfono móvil, lo saqué para investigar y (con suerte) tratar de encontrar respuestas a mi situación. Su pantalla se encendió, y comenzó a escribirse sobre ella un mensaje en letras blancas.

Se acerca el monstruo.

—¿C-Cómo...? —lo volví a leer más detenidamente, mientras tragaba saliva. Un escalofrío recorrió mi espalda —. Veamos... "Se acerca el monstruo". Así es, no había entendido nada mal, el mensaje terminaba ahí y no daba más explicaciones. ¿A qué se refería...?

Entonces, el mensaje desapareció, y en su lugar apareció un mapa tosco y poco detallado que cubría toda la pantalla, mostrando lo que parecía ser una ciudad. Allí, descubrí que un pequeño punto amarillo indicaba mi posición. Sin embargo, el plano comenzó a alejarse rápidamente, revelando un área más amplia con varios pueblos y ciudades cercanos. Vi que me encontraba en su esquina inferior izquierda.

Lo que más captó mi atención fue otro punto amarillo, similar al que marcaba mi ubicación, pero más grande y rodeado por un borde. Este punto parpadeaba y, con cada destello, se acercaba cada vez más a donde yo me encontraba.

—N-No me digas que... —pensé aterrorizado, pues creí haber entendido bien lo que me quería explicar el mapa. Aquel gran punto era el monstruo, que se aproximaba velozmente hacia mí.

Comencé a moverme, en busca de alguna pista o de ayuda, sin dejar de echar pequeños vistazos de vez en cuando a la oscura pantalla. Recorrí la avenida en busca de alguien, pero todo indicaba que estaba completamente solo.

Sin embargo, no tardé en notar algo muy perturbador: los edificios de la calle, altos y de tonos grisáceos, estaban repletos de anuncios de puzzles y juegos de mesa en sus fachadas y vacíos escaparates. Aún así, la carretera seguía iluminada por farolas y semáforos en funcionamiento, lo que sugería que el lugar no estaba del todo deshabitado. Todo esto me producía una extraña inquietud... sentía algo de familiaridad en medio de aquel desorden.

—(Esta ciudad... es demasiado irreal... pero no estoy soñando, ¿verdad? ¿verdad...? ¡Agh! ¡No puedo perder el tiempo, el monstruo sigue viniendo hacia aquí!)

1 0   M I N U T O SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora