Te amo.

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Han pasado tres meses desde que su vida tomó un gran giro, ahora vivía junto con su hermano mayor Izana y su hermana menor Emma en una pequeña casa frente al mar, dónde cada día se puede contemplar el ocaso.

-¡Mikey, Draken está al teléfono y dice que es urgente!

Las olas del océano golpeando la arena fue la unica respuesta que recibió a cambio de sus palabras, pues como todas las tardes, solía desaparecer sin motivo dejando únicamente a su paso algunas marcas en la arena que desaparecen hasta introducirse en el mar.

- Lo siento, el imbécil no está ¿Era muy importante? - Izana chasqueó la lengua.

En alguna parte del profundo mar, Manjiro descansa plácidamente, pues ama hundirse por completo hasta llegar al punto en dónde el sol refleje brevemente los cálidos rayos de luz, aquellos que iluminan las coloridas arrecifes de coral.

Ama la tenue iluminación en lo profundo del mar.

Como si ese azul marino fuera lo único que necesitaba en su vida para contemplar en vida lo que era la paz. Una tranquilidad que trae consigo el vago recuerdo de unos profundos ojos azules que eran iluminados de añoranza, repletos de tanto amor.

No le da tantas vueltas, simplemente se deja envolver en el pleno sentimiento.

Volvió a reencontrarse con sus amigos después de dos años viviendo fuera, ahora con 22 años de edad siendo para sorpresa de todos, una persona más madura.

Fue ahí cuando conoció a Keisuke Baji, que luego de pasar un tiempo conociéndose, Manjiro sintió por primera vez su corazón estremecerse.

O al menos él pensaba que era la primera vez.

Se comprometieron a los 26 luego de 4 años de relación y Manjiro no podia estar más que contento. Sin embargo, había algo que lo inquietaba y no sabía la razón, aún así, prefiere pensar que son los nervios por su compromiso.

El día había llegado por fin.

Y mientras mira a través de la ventana, la delgada figura de una mujer llama su atención. De altura mediana con el cabello atado en una coleta, un llamativo abrigo color coral y llevaba cargando consigo un ramo de flores.

Los pies de Manjiro picaron por moverse en su dirección, sin entender la razón de su inquietud, agradeció internamente a Mitsuya por llamarlo para arreglar su traje antes de la ceremonia.

Por supuesto, hoy era su gran día, nada más debía importar.

Draken descubrió a Chifuyu en la puerta de Mikey, a punto de entrar con un sobre entre sus manos. Lo detuvo, por supuesto.

- ¿Qué estás haciendo?

El pobre chico se sobresaltó en su lugar retrocediendo unos cuantos pasos, tratando de evitar la mirada directa de Draken sobre él. También sabía que lo que estaba haciendo no era lo correcto, pero no podia evitarlo.

Sentía culpa, pero algo en su interior le pedía a gritos que lo intentara.

- Él...- Habló con voz temblorosa - quería entregárselo...

Estaba a punto de desenvolverse en lágrimas pero antes de que la primera cayera por su mejilla, sintió unos brazos rodearlo. El mas alto apretó con fuerza los labios, también le dolía, se sentía como un hueco en el pecho al pensar que sus amigos fueron un par de imbéciles que nunca llegaron a ser sinceros con el otro.

- No puedes hacerlo, no puedes venir y entregarle la carta de Takemichi justo en el día de su boda, Mikey no lo recuerda.

El de ojos cien a pesar del profundo dolor que sentía en el alma, se dejó envolver en sus brazos.

Ese mismo día, mientras todos estaban celebrando, ambos chicos dejaron que los sentimientos de su difunto amigo fueran envueltos por las fervientes llamas.

Draken miró por última vez la carta disolverse antes de observar los ojos de Chifuyu, las brazas del fuego reflejándose en la claridad de sus ojos, podía sentir el mismo dolor en su pecho. Llenó con dificultad sus pulmones de aire que aún le picaban y entonces por fin se armó de valor para sostener su mano.
Jamás había sido alguien temeroso, pero puede jurar que ese momento sin respuesta pareció durar eterno, estaba a punto de retroceder sintiendo como sus nervios agitaban su respiración, pero antes que siquiera se atreviera a mover un pie, Chifuyu sostuvo de vuelta su mano entrelazando sus dedos.

Sus ojos chocaron y ambos comprendieron el significado de su mirada.

El más bajito soltó una pequeña risa genuina y antes de que Ryugiji pudiera hablar, se apresuró:

- Lo siento, no puedo transmitir algo que tú mismo debes decir. Hasta entonces, en otra vida compañero.

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Frente al mar, Manjiro observa en silencio las olas chocando mientras está recostado en el hombro de su ahora esposo.

Mirando una vez más el ocaso, en donde parece que los rayos del sol y la profundidad del mar, solo por un instante, pueden tocarse por fin.

Por fin estando juntos.

— Te amo.

Keisuke está dormido, no ha escuchado sus palabras pero a manjiro no le molesta, simplemente quería decirlo por fin.

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Si, Hinata estaba llevando flores a la tumba de Takemichi y si, lo de Chifuyu y Draken surgió de último momento.
Si llegaron hasta aquí, muchas gracias por leer!!!!

Entre flores | Maitake |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora