Capitulo Seis, El mundo real sin mí.

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Caí por el hoyo, era muy profundo, según iba cayendo, se hacía mas oscuro, hasta que no veía nada, todo estaba negro, ni siquiera estoy segura de si estaba cayendo o simplemente me mantenía flotando en el aire, lo que sí se es que cuando caí en la calle de la casa de Mike, lo hice de espaldas, fue muy doloroso, perdí la respiración por unos segundos, no sabía que las almas, o en ese caso un fantasma, pudiéramos sentir dolor, eso me aterrorizaba porque sabía que tendría que volver al lugar del que había venido donde me esperarían esas criaturas y ahora que sabía que podía sentir el dolor me daba aun mas miedo pensar en lo que esos seres tenían pensado para mí. 

Noté en mí un impulso que me llevaba a visitar la casa de Mike, todavía no se por qué, pero algo me decía que todo iba mal por allí, y quería hacer lo que no tuve valor de hacer en vida.. Mirarle a los ojos y decir lo siento,  pedir perdón por no haber sido fuerte, por haberme rendido cuando me dije a mi misma que lucharía. 

Cuando entre a la casa, estaba vacía, grité ''Mike'' como una imbécil, como si pudiera oírme. Pero escuche un ruido en el baño de la planta de arriba, subí para ver que era. Pero lo que ví fue algo que nunca olvidaré, Mike estaba tirado en el suelo llorando con el arma que su padrastro había comprado cuando hubo una oleada de robos pocos meses antes. Lo peor fue que detrás de él estaba uno de mis demonios, era la culpa que le susurraba al oído que lo hiciera, que me fuera a buscar mas allá de la vida, me quede paralizada por un momento, ¿Qué había hecho?, Había desatado mis males entre mis seres queridos, ahora ellos iban a sufrir, y no lo podía permitir, esos monstruos y ase habían cobrado mi vida, no iba a dejar que se llevaran más. 

Me arrodillé enfrente de Mike, y coloqué mi mano con la suya, bajé su arma, entonces el me miró a los ojos o eso creí, ya que lo que estaba viendo eran los ojos de mi hermano Louis que se habían fusionado con los mios al retirarle el arma de la cabeza, mi hermano y él se habían ido haciendo amigos desde mi muerte, hablar de mí era lo único que les mantenía en pie, y esa mañana cuando Louis habló con Mike vió el mismo dolor que mi hermano había visto en mí, pero esta vez pudo llegar a tiempo.

Pocas semanas mas tarde Louis y Mike empezaron a salir, Louis necesitaba alguien que no le hiciera sentir culpable por haber llegado tarde ese día, el día de mi muerte a casa, y Mike también necesitaba que alguien le ayudara a no sentir que debío ver lo que me ocurría, aunque yo siempre supe, que Mike siempre me vería a mi cada vez que mirase a mí hermano a los ojos.

Después de ver que Mike estaba seguro con mi hermano, salí corriendo de allí tenía que saber que era lo que le podría estar pasando a mis padres. Llegué a mi casa, y ví a mis padres. Depresión asolaba a mi madre y angustía estaba con mi padre, y estos no dejaban de grietarse, y culparse el uno al otro por mí muerte. No sabía que hacer, todos estaban rotos, yo no quería eso. 

Corrí fuera de allí, pero me perdí. Aquella ya no era mi ciudad, no reconocía el lugar, corrí, corrí cuanto pude y más. Pero no se comó acabé rodeada por un acantilado, no podía dar marcha atrás pero delante mio solo estaba el acantilado. Reuní todo mi valor, respiré hondo una vez mas y salté.

Cerré los ojos mientras caía, esperaba el golpe, pero simplemente no ocurrío nada. Abrí los ojos, y me ví tumbada en el suelo de una gran sala blanca, estaba encerrada, me había encarcelado en mi propia libertad. 

Grité, lloré, golpeé las paredes, ¿qué había hecho? esa pregunta se había repetido en mi cabeza desde que ví a Mike en el suelo del baño con el mismo pensamiento que tuve yo el día que decidí morir. LLegó un momento en el que mi grito fue lo suficientemente fuerte como para derrumbar las paredes, estas desaparecieron, y yo con ellas. Corrí de nuevo, pero no huía, sabía lo que debía hacer, tenía que arreglar lo que había roto. Busqué a mis demonios, los llamé pero estos seguían torturando a mis seres queridos pero de pronto una voz suave y grave me susurró:

-Dí las palabras.. Los harás libres..

-¡¿Qué?! ¡¿Qué palabras he de decir?!

- ya las sabes.. mira en tu interior...- Volvió a decir la voz, pero esta vez mas alto, como si se acercará a mí.

-¡Dime lo que quieres que diga y lo diré! ¡Por favor!

-Ya las sabes.. mira en tu interior...- Repitió por segunda vez la voz. 

- ¡ERA LIBRE!.- Esas palabras se escaparon de mi voz, nunca sabré como, pero ellas sencillamente salieron.- ¡Era libre! ¡Ellos no tienen la culpa! yo era libre cuando morí. 

Entonces los demonios aparecieron otra vez, estaban a mi alrededor, eran cientos, pero esta vez no les temía, no me importaba lo que me ocurriera, era cosa mía y de ellos no de mi familia, ni de Mike.

-¿Como has dicho?.- Preguntó culpa

-Que era libre, soy yo la culpable de mi decisión no ellos, no es justo que los dañeís a ellos.- Respondí yo mirando le a los ojos, gastados y con ojeras, en ese momento me fijé en que no tenía párpados, no los necesitaba, él no dormía, no podía.

Desde ese día sigó aquí, pero no estoy sola, mis demonios me acompañan y me aterrorizan, me persiguen y perturban, para la eternidad, no he vuelto ha ser libre desde el día que quebré mi vida, la culpa no me deja dormir, la angustía me apresa el corazón y me lo para cada vez que quiere, corta mi respiración, el miedo me hace huir y correr de todos los lugares donde empiezo a sentirme a salvo y mejor, y la depresión me destroza el alma cada vez que puede, y me ha hecho dejar mas cicatrices en mis muñecas aunque eso ya no sirva para nada, claro que viendo como todo a terminado, la primera vez tampoco sirvió, pues sigó presa de mis pensamientos. 

Pero ya nada de esto importa, la última vez que supe de mi familia y de Mike, los ví felices, superando mi repentina muerte, y eso merecía la pena, ver a Louis y Mike juntos, sabía que no volverían a estar solos, y mis padres unidos sobrellevando que su hija pequeña decidiera acortar su vida por un sueño que resultó ser una pesadilla.

Espero que vuestros desaparezcan antes de que vuestra libertad se convierta en una cárcel de la que no podaís salir. Os deseo la felicidad que yo nunca tendré.

El precio de la libertad.Where stories live. Discover now