Desperté. Ya no estaba en la bañera, no estaba mi sangre, ni mi ropa. Me froté los ojos, no era un sueño estaba allí. Y ese lugar me era familiar, era el bosque, ese con el que tantas noches soñé, se había hecho ''realidad'', al menos lo más real de lo que lo habría sido nunca.
Corrí, igual que hacía en mi sueño, pero aquí no me cansaba, me sentía fuerte, mas fuerte que nunca. ''Es la libertad, eso me hace sentir mejor'' o eso pensé yo, busqué el roble, me costó bastante, aquel lugar era más grande de lo que recodaba. Me subí al árbol como en mi sueño, y todo estaba igual, la hoja, la manzana, pero por primera vez pudé acabar mi sueño, y probar la manzana, era de un rojo muy intenso, tanto como la sangre que yo misma había derramado, mi sangre.
Cuando terminé la manzana, sonreí, no me había despertado, nada había desaparecido, todo seguía allí, y no se iba a ir. Una gota de lluvía cayó sobre mi mejilla mientras sonreía y miraba al cielo gris que se había formado. Poco a poco fue lloviendo cada vez más fuerte. Un pequeño charco se formó en el suelo, a través de él pude verme, no era un reflejo, era yo estaba en la bañera, y mi hermano Louis, acababa de llegar a casa y me encontró allí, ví su cara, estaba asustado, intentó despertarme, sentí en todo mi mundo, mi nuevo hogar como luchaba por despertarme, aun que ya era demasiado tarde, mi alma ya estaba muy lejos de donde había dejado a mi cuerpo inerte.
Lo ví claro, le había preguntado a la lluvia antes de morir si lloraría por mí, si alguien lloraría por mí, y la lluvia me había respondido. Mi hermano lloraba, lloraba por mí, en ese momento yo también lloré no quería hacerle daño, pero sabía que estaría mejor sin mí, que lo superaría y sería feliz sin mí.
Seguí mi camino, quería explorar, quería saber lo que mi mente me había preparado en estos 16 años para mi muerte. Pero para mi sorpresa me encontré con otros chicos y chicas que habían pasado por lo mismo que yo y también soñaban con ser libres al fin.
Estos tenían muchas mas cicatrices en sus muñecas y piernas, algunos era porque les había costado mas suicidarse, ya bien porque sus seres queridos les intentaron ayudar inútilmente, o porque habían sido más indecisos al principio.
Otros me decían que se las habían hecho una vez estaban allí, no lo entendía, decían que se arrepentían de haber muerto. ¿Comó podían arrepentirse de hacer su sueño realidad? me contaron que lo que para ellos era un sueño inocente se fue convirtiendo en una pesadilla, de la que no podían salir. Y estaba convencida de que eso no me pasaría a mí, tenía presente que viviría mi sueño, aunque estuviera muerta.
Pasaron los días o eso creo, la verdad es que aquí el tiempo es muy relativo, la noche puede durar días, el día tan solo minutos.. a veces la luna es tan solo humo que desaparece en la oscuridad, y le da paso al sol.
Un día desperté, y no sentí nada. Era estraño, pensé que aquí sería feliz, pero sin embargo no sentí nada, estaba vacía. Me dirigí al roble como siempre hacía, me parecía un lugar donde estar a salvo. Pero cuando llegé no estaba, había desaparecido, solo había una gran pradera con la hierba seca y ya casi marchita. Ví unos árboles, me dirigí hacia ellos cuando un ser estraño me corto el paso, venían de los árboles, cada vez eran más.
Eran asquerosos, parecían humanos, pero tenían la piel arrancada a tiras, andaban encogidos, y llevaban unas alas que ya estaban casi rotas, y les faltaban muchas plumas. Me miraban y me sonreían. Me daban mucho miedo.
-¿Qué sois? ¿Qué quereís de mí?.- Grité yo asustada.
-¿No nos recuerdas? Somos tus ''demonios'' vivimos aquí en tu mente.- Respndió uno, todavía con una sonrisa.- Lo siento, ha sido una falta de respeto por nuestra parte no presentarnos. Yo soy angustía.
-Yo depresión.- Respondió otro mientras veía como me rodeaban.
-¡Yo miedo!.- Exclamó un tercero apareciendo por mi espalda, y empujándome al suelo.
-¡AHHH! ¡DEJADME!.- Grité yo levantandome lo mas rápido que pude.
-Podemos irnos, pero nosotros no desaparecemos, tan solo atacamos a otras personas, y si no observa.- Una vez me dijó esto me empujó una vez más al suelo y yo salí corriendo arrastrándome, huyendo.
Pero mientras miraba hacia atrás y oía como se reían, no me fijé que había un hoyo en el camino, y me precipité por él.
YOU ARE READING
El precio de la libertad.
Teen FictionMe llamo Samanta, y toda mi historia comienza con un sueño, el sueño de ser libre, de dejar mi dolor atrás y empezar de cero, ¿Pero que es lo que ocurre exactamente después de la muerte? ¿Acaso nuestros ''demonios'' nos persiguen después del suicidi...