De paseo.

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Sabrina estaba preparandose un sandwich cuando escucho los golpes en la puerta.

Ella abrio y parecio sorprendida.

-Hola, Señor Morgan, viene solo?

-Quién mas vendria?

Él inmediatamente fruncio el ceño.

-Creí que mi esposo vendría con usted.

Él comprendio de inmediato.

Ella y sus juegos de roles.

-Lastimosamente no podra venir pero vine yo para verificar que todo este bien.

Sabrina miro como actuaba tan amable. Por eso siempre era divertido jugar con él a los juegos de roles.

-Tan amable, pasa por favor.

-Permiso.

Ella lo llevó en la cocina y siguio preparando su sandwich.

-Quiere uno señor Morgan?

-Si no es tanta molestia.

-Por qué mi esposo no vendra? No me aviso nada.

-Él tiene otros asuntos.

-Ah.

Christopher se fue acercando a ella.

-No puedo entender como puede dejar sola a su mujer solo por el trabajo.

-¿No deja a su esposa usted también.

-Por supuesto que no. A no ser que sea un asunto muy importante entonces sí la dejo sola.

-No tiene miedo de que alguien se la lleve.

-No, asi como tu esposo no tiene miedo.

Christopher hizo a un lado el pelo de Sabrina y acerco su boca al cuello de ella.

-Qué hace Señor Morgan?

-Siempre quise saber que se sentia olerte más de cerca. Me permite?

-Claro.

Sabrina tragó saliva.

-Señor Morgan, se está emocionando demás

-Disculpa por eso.

Él aun así seguía restregando su erección contra el trasero de Sabrina.

Ella no pudo evitarlo y levanto las caderas haciendo que su coño tuviera contacto con la polla de Christopher.

-Ah! Señor Morgan.

Él le agarró de los senos y los apretó fuertemente.

Sabrina sentía que iban a reventar.

Christopher empezó a embestirla mientras apretaba sus pechos.

-Señor Morgan, usted es tan diferente a mi esposo.

-Si?

-Usted es mas enérgico. Incluso creo que él ya perdio el deseo hacia mí.

-Pobre imbécil. ¿Cómo podría no follar todos los días a tremenda mujer.

Sabrina movió las maderas en circulo y gimió cuando llegó al climax.

Christopher siguio empujando contra ella.

Gruu.

Los dos se quedaron quietos y luego soltaron una risita.

-Lo lamento tengo hambre.

Dijo ella.

Él la soltó.

Ella sostuvo en plato y fue a la sala.
Se sentaron a ver una película mientras comían.

Nuestro hijo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora