Era un día tranquilo y soleado en la gran ciudad de Loguetown, era bien conocida por ser la última isla de East Blue más cercana al Reverse Mountain, antaño era una locura cruzarlo para ir a Nuevo Mundo, pero ahora, gracias a los avances tecnológicos y logísticos lo habían modificado de tal manera que era casi como una atracción turística para los cruceros que querían atravesar el curioso paso. Eso también había hecho que la ciudad aumentase a nivel turístico, la capital se nutría casi toda del puerto por su mercado, puestos comerciales y restaurantes, aunque el resto de la ciudad tenía suficiente interés para que la gente se adentrase y ver la plaza donde se ejecutó en la época de la piratería al gran Gol D. Roger.
Todo aquello quedó muy atrás, ahora la gente vivía feliz en la era dorada de la tecnología, iba de un lado para otro, metidos en sus asuntos o con la nariz pegada al teléfono móvil sin ser conscientes de las personas que pasaban por su alrededor y eso molestaba al peliverde que los iba esquivando entre gruñidos al ir estos tan distraídos que ni se daban cuenta de que se chocarían contra él mientras su compañero reía y jugaba a esquivarlos como si de un videojuego se tratase.
— ¿Por qué no podemos hacer como siempre y pedir una pizza para comerla en mi piso? – preguntó molesto de tener que ir a algún lado – Odio ir a restaurantes, mucho ruido, mucha gente y más en verano por el calor y el exceso de turistas.
— Shishishi, eres como un viejo huraño. – se rio el moreno de ojos enormes, bajo su ojo izquierdo había una pequeña cicatriz y una enorme sonrisa traviesa le daba un aspecto bastante juvenil a pesar de que solo se llevaban dos años de diferencia. Vestía unos vaqueros piratas hasta mitad de pantorrilla y una camiseta roja algo desgastada, cubría su cabeza bajo un sombrero de paja – No iba a renunciar a una comida gratis, tiene pinta de que todo es delicioso.
— ¿Y por qué tengo que venir yo? Prefiero quedarme en casa, allí puedo tomarme una cerveza tranquilamente y dormirme en el sofá si me da la gana. — No es que fuese incómodo con la ropa que llevaba, camiseta blanca y un pantalón de chándal verde oscuro que usaba a menudo como muda de cambio de su uniforme habitual para no llevarlo puesto fuera del trabajo que llevaba guardado en una bolsa de deporte que colgaba en su hombro.
— Torao está ocupado y yo ya no podía aguantar, no quiero que pase demasiado tiempo y ya no valga la invitación. – hinchó sus carrillos de forma muy graciosa – Además, el cocinero es muy majo y quiero que sea mi amigo.
— Deja de recoger gente rara para el grupo, Luff. – suspiró exasperado junto a un chasquido de lengua – El último que vino parecía un jodido payaso y por una vez la bruja y yo estuvimos de acuerdo de echar a ese cretino. Suerte que él mismo jamás volvió a aparecer.
— Pues era un tipo divertido. – se encogió de hombros echando de menos sus extravagancias – Te digo que este te va a gustar. ¿Cuándo me he equivocado yo, Zoro?
— No me hagas sacar la lista.
Luffy rio de nuevo y por fin llegaron a su destino, un pequeño restaurante de barrio en el que su letrero algo desgastado y con la pintura algo decolorada por el sol, se podía leer perfectamente "Baratie". Tenía una pequeña terraza con cuatro mesas ocupadas bajo un toldo azul marino a rayas blancas, un camarero estaba tomando nota a unos clientes a los cuales les dio las gracias tras recuperar las cartas de platos y entonces prestó atención a los recién llegados.
— Buenas tardes, ¿en qué puedo ayudarles?
— ¡Hola, me llamo Monkey D. Luffy! – se presentó el moreno — ¿Está Sanji? Me dijo que podía venir con mi novio a comer.
— ¡Ah, usted es el del otro día! – sonrió al recordarlo – Claro, ahora mismo le aviso. Entren, han tenido suerte, acaba de quedarse una mesa libre.
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Adicto a ti
FanfictionAU Moderno. Un caluroso día de verano, Luffy se lleva a comer a su mejor amigo a un nuevo restaurante al que le han invitado a comer, el Baratie. Lo que no esperaba Zoro es que entrar en aquel lugar el "amor a primera vista" le azotaría con tanta fu...