Sed

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Snape Siempre había sido observador y no pudo evitar la forma peculiar de ser de la nueva maestra y la forma en que los demás reaccionaban a ella tanto estudiantes como profesores. Había algo en ella que la diferenciaba al resto de los demás y Snape no podía precisar exactamente que era. Sin embargo tenía la sensación de que había algo más en ella de lo que se veía a simple vista. Sabía que Dumbledore la conocía, confiaba en ella pero... ¿La conocia realmente?.
Eso era lo que Snape siempre tenía en mente cada noche.

Sin contar con las veces que escuchaba su nombre una y otra vez, esa voz tan angelical pero a la misma vez daba miedo. No podía explicar que era, solo escuchaba que lo llamaban. Cómo si le pidieran permiso a algo.

Luego de unas semanas tras pasar algunas noches molestas sin poder dormir bien, miró la hora y eran solamente la una de la mañana volvio a escuchar que lo llamaban y se levantó de la cama.

Decidió dar un recorrido por los pasillos cercanos pero sentía que algo había detrás de él y no era miedo el que sentía si no, curiosidad.

Miró por una ventana cercana y miro una sombra. Sintió un escalofrío correr por su cuerpo, se dirigió a la ventana con paso dudoso y la sombra desapareció. Sacó la cabeza mirando los terrenos de Hogwarts. Y sintió un viento helado en su oreja y esa misma voz susurrándole al oído.

- ¿Me dejas entrar?- se sorprendió haciéndose a un lado por la repentina voz y al hacerlo se golpeó la cabeza con la ventana.

- ¡Maldición!- exclamó muy enojado, una pequeña cortadura salió de su frente y una gota de sangre cayó en el suelo. Salió a paso rápido de nuevo a sus aposentos para curar su herida.

En ese momento la sombra llegó a la ventana observando como Severus se iba. Sus ojos rojos miraron la sangre en el suelo y la probó, sinceramente era la mejor sangre humana que había probado nunca.

A la mañana siguiente en el aula de historia de la magia, la profesora Yantarih impartía sus clases, pero no se veía muy bien.
Estaba hablando sin interactuar mucho, no se sentía de ánimo para dar clases.

- El hospital San mungo fue inaugurado en el siglo XVIII, por el sanador Mungo Bonham. Su emblema dos varitas Cruzadas...- Hizo una pausa Mirando aún lado, estaba pálida más de lo normal y sostenía su garganta. - Perdón una varita Cruzada con un hueso.

Los alumnos la miraron que se veía mal y la que se digno en preguntar fue la pelirroja Weasley.

- Disculpe profesora... ¿se encuentra bien?

Yantarih la miró, pero no era la misma mirada amigable de siempre, su mirar oscuro y daba miedo.

- Si! Estoy bien.

- No parece estar bien - se escuchó decir al alumno que siempre se sentaba atrás.

La maestra lo miro con frialdad.

-¿Qué es usted?... ¿Un sanador de san mungo a caso? Joven Summer- Ese era el apellido del chico como nombre completo:James Summer.

El joven solo se quedó callado mirando el aspecto extraño de la maestra, este día no era tan amable como lo era siempre, ni conversadora, en realidad daba hasta miedo.

La clase fue interrumpida por la campana, dando a saber que había acabado.

- Fuera todos- dijo en tono severo. Ella fue la primera en salir, iba muy rápido hasta la oficina de Dumbledore. Tanto que no se daba cuenta de nada a su alrededor que cuando más acordó chocó con alguien.

- Deberías de tener un poco más de cuidado- era Snape con quien había chocado, él al verla se dio cuenta en el estado que se encontraba - ¿Te encuentras bien? - inquidirio curioso, ella se veía enferma, pálida y ojerosa.

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