Lobo y Oveja

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La lluvia caía sin cesar sobre los terrenos de Hogwarts, creando un sinfín de charcos que reflejaban las luces del castillo. Las gotas golpeaban las ventanas con un ritmo constante, como si intentaran entrar en el cálido refugio que ofrecían las paredes de piedra.

En medio de la tormenta, una sombra avanzaba con dificultad. Sus pasos eran lentos y pesados, y su capa negra se pegaba a su cuerpo empapado. Era Yantarih, exhausta y sin fuerzas, que había llegado a Hogwarts. Sus ojos, de un rojo intenso, brillaban con una mezcla de desesperación y esperanza.

Al cruzar las puertas del castillo, se desplomó en el suelo de mármol, incapaz de continuar. Los estudiantes que pasaban por allí se detuvieron, sorprendidos por el aspecto de su maestra. Entre ellos, la pelirroja Weasley se acercó con cautela.

- Se encuentra bien profesora?- dijo con apuro.

- Nece... necesito a Dumbledore -susurro, antes de perder el conocimiento.

Uno de los alumnos llamó al profesor que más cerca se encontraba y era Lupin miró a la mujer tirada en el suelo, se veía con ojeras bajo ojos, su rostro pálido y empapada de Agua de lluvia.

- La llevaré a enfermería, Ginny ve y llama Dumbledore.

La chica junto a otra compañera fueron a buscar al director. Lupin por su parte cargo el cuerpo de Yantarih y la sintió completamente fría.

Al llegar a la enfermería subió a una camilla y la enfermera Pomfrey la empezó a inspeccionar. Lo cual lo que ve la dejo completamente aterrorizada, su cuerpo estaba lleno de mordeduras. Si bien algunas estaban desapareciendo estaba muy débil para terminar de regenerar su cuerpo.

Dumbledore llegó muy rápido a la enfermería.

- Dumbledore a esta chica le ha pasado algo malo su cuerpo está lleno de mordeduras - informó la enfermera con urgencia.

Dumbledore se acercó y miro a Yantarih, jamás la había visto tan débil

- Lupin puedes irte, Pomfrey y yo nos encargaremos - hablo Dumbledore sin dejar de mirar a su amiga.

- Si... Y si necesitan ayuda estaré afuera.

-tranquilo va estar bien.

Cuando Lupin se fué Pomfrey empezó a buscar muchas pociones para curar las mordeduras del cuerpo de la maestra pero cuando regreso algunas ya no estaban.

- Pero... Cómo es posible esto?

Dumbledore miró a Pomfrey y no tenía más remedio que confesar la naturaleza de la maestra.

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Unos días Antes:

Severus Snape no pasaba desapercibido las actitudes de Yantarih, ahora sentía algo más fuerte por ella y queria entender su forma de ser.
Una noche, mientras revisaba unos antiguos textos en la sección prohibida de la biblioteca de Hogwarts, Snape encontró un libro sobre criaturas oscuras. Al pasar las páginas, se detuvo en una sección sobre vampiros. Las descripciones coincidían inquietantemente con las características de su colega: su piel pálida, su oído y olfato agudo y su misteriosa ausencia durante las comidas.

Decidido descubrir si eso era cierto empezó a hacer anotaciones sobre la forma de ser de Yantarih y confirmarlas con las del libro. Para su horror, confirmaron sus peores temores: ella era, de hecho, un vampiro. Pero en lugar de sentir miedo, Snape sintió una mezcla de tristeza y comprensión. Sabía que su amor por ella era imposible, pero también entendía que su condición no definía quién era realmente.
Jamás se puso a pensar en el riesgo que corrió antes, o a lo mejor si y solo lo ignoro.

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