Deseo y Seducción

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El encuentro con Aleera dejo a Yantarih un poco descontrolada, sabía que cuando estaba cerca de ella cosas malas pasaban, se dejaba llevar por su encanto y siempre caía a su Merced, pero esta vez no quería hacerlo. Quería tener la voluntad para no dejar que ella controlará su mente.

Habia regresado a Hogwarts para dar informe a Dumbledore y luego regresar con Aleera para mantener todo controlado.

Al llegar al colegio sintió inmediatamente un olor a perro mojado e hizo un gesto desagradable al caminar por los pasillos.
Era por la mañana y los alumnos estaban en clase aún que unos estaban rondando por ahí, saludaron a la maestra y a ellas les correspondió el saludó.

Subió hasta la torre del director y llamó a la puerta. Un simple -pase- se escuchó del otro lado.

- ¡Yantarih!- dijo algo asombrado por su rápido regreso - pensé que ibas a tardar más - Dumbledore se quitó las gafas de media Luna, se levantó y camino hasta su amiga.

- Solo vengo a informarte o mejor a confirmar que mis sospechas eran ciertas.

Dumbledore asintió un poco pensativo.

- Es Aleera entonces.

- Así es- dijo asintiendo - y... Creeme que voy hacer que se vaya de aquí.

Dumbledore lo miro dudoso.

- Estás segura que vas a poder , Aleera y tú...

-Lo se... En aquel momento cometí muchos errores por estar con ella, estaba sometida a sus ideas y pensamientos. Pero ahora no puede dominarme hace mucho que no nos vemos.

- Pero su sangre aún está en tí.

- Lo sé... Pero han pasado muchos, muchos años Dumbledore, y no creo que tenga tanto poder sobre mí, y se que puedo tener autocontrol aún que ella... Está más fuerte que ante, su trasformación es completa.

Dumbledore entendió que Aleera ahora era un vampira fuerte difícil de derrotar.

- Y como vas a hacer para detenerla, si sigue matando, todo eso te afecta a tí.

- Lo se, por eso llegaré a un acuerdo con ella, yo... Iré a su castillo y seguiré fuera no sé cuánto tiempo así ...

-Tranquila yo voy a ayudarte.

En ese momento alguien tocó la puerta que estaba ligeramente abierta.

- Ah... Severus - Dijo Dumbledore al verlo

En azabache miró a Yantarih y su corazón empezó a latir fuerte, había regresado después de haberse perdido todo un día.

- Me... Me mandaste a llamar?- preguntó a Dumbledore aún con la vista en Yantarih. Pero al ver su indiferencia hacia el, sintió una punzada de enojo y sobre todo después de lo que había pasado.

-Si... Si, es para que me des la lista de pociones que has elaborado para la enfermería - Dumbledore se vio curioso al ver a su amiga y a Severus actuar extraño.

Luego Yantarih se movió con un gesto de disgusto en su rostro.

- Por qué huele tan extremadamente horrible aquí. Desde los pasillos se siente como un olor a perro mojado.

Severus y Dumbledore la miraron extrañados. Y en ese momento alguien más entró por la puerta.

- Dumbledore podemos hablar una momen...- pero miró a las otras dos personas que estaban- ah lo siento yo... Pensé que estabas solo.

- No Lupin, pero pasa... Tengo tiempo para todos -

Yantarih miro a Dumbledore muy enojada, y luego miró a Lupin con disgusto.

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