Bibiana había escuchado algunas veces a otras personas decirle que ella era hermosa. Pero nunca les creía, y nunca sabía qué responder. Si decía "gracias" sería como si eso fuera verdad, y un poco ególatra, y si decía algo como "ay, no" les haría saber sus inseguridades y se vería aún más fea.
El primer día que lo escuchó de alguien diferente a su familia, fue por parte de Lucía.
Aquella tarde de hamburguesas que deseaba nunca hubiera pasado.
Cuando llegó a su casa, que era tan cómoda como estar en su propio cuarto, empezaron a hacer bebidas y a cantar canciones de películas. Entonces, mientras esperaban que les diera hambre, se fueron a su cuarto y Lucía le pidió el favor que la ayudara a depilarse las cejas.
-Me da nervios hacerlo yo misma.
Bibiana aceptó, por pura vergüenza, no sabía cómo decirle que ella no sabía nada de eso, y que nunca lo había hecho para sí misma o alguien más.
- ¿Y cómo es que las quieres? - preguntó disimulando.
-Con forma.
Se acostó en la cama y cerró los ojos. Bibiana se sentó en el piso y sujetó las pinzas. Era inteligente, estaba segura que podría averiguar cómo hacerlo ahí mismo.
Por los nervios de hacer algo mal, su cuerpo había olvidado ponerse nervioso estando tan cerca de su rostro. Era perfecta, era como todo lo que ella quería ser. Ahora entendía perfectamente por qué Alejandro, y los otros chicos que andaban detrás de ella se habían enamorado de ella.
En medio de sus pensamientos, se dio cuenta que se había quedado mirándola sin hacer nada, y Lucía abrió los ojos.
- ¿Qué pasó? ¿Me dejaste calva de cejas?
-No...perdón, no sé hacerlo.
Bibiana empezó a sentirse avergonzada y miró a otro lado. Lucía pareció darse cuenta y se levantó.
-Oye, está bien. Yo tampoco sé hacerlo, si supieras cómo quedé la primera vez que lo intenté. Imagina un gusano nadando en kétchup, así eran mis cejas.
Se rieron y entonces Bibiana admitió para su sorpresa:
-Ya, pero aun así te verías hermosa. Yo no podría serlo, aunque me pasaras 70 máquinas por la cara.
Creyó que había sido un comentario gracioso y se desilusionó cuando no escuchó la risa de Lucía, que la miraba enojada.
-Para nada. Y mira que casi siempre tienes razón en todo, pero aquí te equivocas.
- ¿Eh?
-Eres hermosa, Bibiana. Me enoja pensar que piensas así de ti.
Si alguna otra persona le hubiera dicho eso, probablemente estaría buscando alguna manera de cambiar de tema, le ponía nerviosa hablar sobre su físico o sobre sus inseguridades, pero cuando ella le dijo que era hermosa, lo único que quería hacer Bibiana era preguntarle ¿enserio?
-Ven, vamos a elegir qué nos ponemos el último día de clases. - le dijo Lucía y juntas empezaron armar conjuntos con su ropa.
Al siguiente día, cuando se levantó en su casa y se bañó, decidió no hacerse una coleta como siempre acostumbraba, y aunque su cabello era grueso y casi sin forma, decidió cortarlo por los hombros, y luego, agarró las pinzas de cejas de su mamá.
Había querido hacerse un cambio de look, y aunque no se miraba hermosa de la noche a la mañana como sucedía en las películas, a ella le parecía que no se veía tan desagradable como siempre, y le daba un aspecto bohemio, como el que tenían las chicas que estudiaban en la universidad de sus sueños.
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En espera.
Romance¿Era posible estar enamorada de una persona por casi más de dos décadas? ¿Qué tan malo podrías llegar a ser por amor? ¿Hasta que punto era bueno ser egoísta por la persona que amas? Eran preguntas que pasaban por la mente de tres personas en una sal...