Oír la verdad es doloroso

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Ava despertó con un jadeo repentino, la pesadilla se desvanecía a medida que que los segundos pasaban y ella miraba a su alrededor, dándose cuenta que estaban viajando por una calle casi desierta.

—Bien, ya despertaste —escuchó la voz de Nikolai a su lado—. Nos estaban siguiendo, tuve que tomar una ruta alternativa para lograr perderlos, pero falta poco para llegar a mi casa. Juntaremos todo lo que necesitamos y luego nos iremos del país.

Sus últimas palabras prendieron una alarma en Ava.

—¿Nos iremos? Por supuesto que no, me iré sola —declaró.

—No puedes irte sola, te atraparán tarde o temprano —dijo él.

—También pueden atraparme por más que vaya contigo.

—No, no lo harían. Logré contactarme con unas personas, ellos nos ayudarán a escondernos. Nos quedaremos con ellos unos meses, luego veremos que hacemos a partir de ahí.

—¿Esas personas son parte de tu grupo de terroristas que casi me mata? —dijo Ava con saña.

—No soy parte de ellos. Puedo explicarte...

—No quiero escucharte... No quiero que estés cerca de mi.

—Solo intento protegerte —el tono de Nikolai estaba lleno de desesperación. Él miró a su hermana pero ella solo lo ignoró, sin tener respuesta volvió a mirar al frente, percatandose de lo que había adelante—. No puede ser...

Varios metros más adelante, una patrulla de policía estaba estacionada, y el oficial le hacía señas para que frenara.

Frenéticamente Nikolai sacó unas esposas y las arrojó al regazo de Ava.

—Pontelas —ordenó. Al notar que ella no se movía continuó—. Si no quieres ir a la cárcel ponte esa cosa rápido.

Para cuando el auto estacionó cerca de la patrulla, Ava estaba esposada y con una mirada de muerte. Nikolai bajó la ventanilla mientras el oficial se acercaba, después de mirarlos atentamente dijo.

—¿Se puede saber qué hace ella aquí?

—Intentó escapar, estoy llevándola de nuevo a prisión —respondió Nikolai mostrándole su placa.

—¿Estás seguro? Porque estas yendo en dirección contraria —el oficial lo miró con sospecha.

—Tomaron la decisión a último momento de trasladarla a otro lugar.

—Muy bien, me contactaré para reportar que están en camino —el oficial se alejó unos pasos sacando la radio.

—¿Me trasladaron a otro sitio? No lo sabía ni yo —la voz sarcástica de Ava sonó de fondo.

—Cállate —le dijo en tono bajo Nikolai para volver a dirigirse al policía, que ya estaba informando lo que sucedía—. No hace falta reportar, puede quedarse tranquilo de que no volverá a escaparse.

—Es lo que debe hacerse, órdenes son órdenes. Será solo un segundo.

—No vale la pena molestarlos cuando en un momento estaremos allí —intentó convencerlo, su voz perdió fuerza cuando se escuchó la respuesta de la radio.

—No hemos recibido órdenes de traslado, la información es incorrecta. Lo único que sabemos es que la fugitiva tiene un cómplice, huyeron en un auto.

La tensión se comenzó a sentir en el ambiente. Nikolai contuvo la respiración.

—¿Qué estás haciendo? —susurró Ava, al ver a su hermano acercar su mano al arma que llevaba escondida. A su vez el oficial, sin apartar la mirada, preguntó.

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