El infiltrado

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Tres días después del secuestro.

—¡Agente Ivanov! ¿Ya terminó el informe? —Preguntó una mujer alta y morena, entrando en la sala.

Nikolai Ivanov, al escucharle entrar, inmediatamente sacó los documentos que había guardado anteriormente en el cajón del escritorio.

—Está listo, directora Sallow —respondió, y le tendió el archivo una vez que ella llegó a su lado—. ¿Hubo avances en la investigación?

Ella tomó el archivo y lo miró detenidamente mientras contestaba.

—En la base que descubrieron hace unos días había datos no muy bien encriptados, logramos descubrir algunos de sus refugios e hicimos algunos interrogatorios que confirmaron esta información. El departamento de investigación analizó sus movimientos, es probable que se estén preparando para cambiar su ubicación en pocos días ahora que localizamos algunas de sus bases. Mientras eso sucede, enviaremos especialistas a investigarlas, y luego triangularemos su posición con la nueva información que hallemos para tenderles una emboscada.

—Me parece que no analizaron correctamente, jefa —dijo Nikolai en tono sardónico—. De verdad, ¿me estás diciendo que van a trasladar a cientos de niños secuestrados sólo por si los encontramos? ¿Cuántas veces pensamos que los hemos localizado, fuimos a detenerlos y nos encontramos con el lugar desierto? Y cabe aclarar que siempre parecen abandonados de hace días, no una simple escapada de último momento. A ésta altura ya ni deben temer ser capturados.

Sallow dejó el archivo sobre el escritorio, suspirando con cansancio.

—Soy consciente de eso, pero con cada intento estamos un paso más cerca de atraparlos. Además haremos nuevos controles en la agencia. Al parecer, hay muchos más infiltrados de los que pensábamos —ante esto, Nikolai quedó inmóvil. Tras un segundo se recompuso rápidamente.

—Como el agente que encontramos —dijo.

—Exacto. Aun no puedo creer que sea uno de los traidores, era uno de nuestros mejores agentes. Fue una suerte haber llegado tan rápido, muchos niños pudieron ser liberados gracias a eso —Sallow hizo una pausa—. A pesar de las consecuencias...

—No parecen ser consecuencias graves si gracias a eso logramos salvar vidas inocentes. ¿Y el juicio? —preguntó Nikolai.

—Será dentro de dos días. Recién hoy despertó, los golpes que recibió fueron muy fuertes, terminó con una conmoción cerebral.

—Pero ya estuvieron analizando el caso, ¿Se sabe las posibilidades sobre el veredicto?

Nikolai intentó no perder la calma, pero de alguna manera Sallow sintió sus nervios.

—Probablemente termine en prisión —dijo Sallow crudamente. Si se le conocía por algo, era por su directa y cruel sinceridad.

—¿Qué? —sin poder evitarlo, Nikolai se levantó de la silla, alarmado.

—No hay buenas probabilidades, Nik — ella levantó las manos para calmarlo, sin éxito—. Infringió más de una ley. El principio de proporcionalid... —fue cortada abruptamente.

—¡Le amenazaron primero, estaba intentando defenderse! —ante su grito la directora respondió con actitud severa.

—Ignoró una orden directa, quién sabe cuánto tiempo estuvo planeando esto. Puede tomarse como traición incluso.

—¿¡Sabes a cuántos ha encarcelado a lo largo de los años, cuántas personas querrán vengarse!? —la sangre de Nikolai hervía—. ¡Si termina allí morirá!

Con toda la rabia recorriendo su cuerpo, la silla que tenía a su lado fue lanzada al otro lado de la habitación, seguido de tirar frenéticamente los papeles que se encontraban en el escritorio, ahora cubriendo todo el suelo. Se quedó mirándola fijamente, sus hombros temblaban con la respiración agitada. Su mente iba a mil por hora, pero no tenía ni un pensamiento útil que le dijera qué hacer.

Escuchó un suspiro detrás de él.

—Esto te está afectando demasiado. No me queda otra opción más que suspenderte por unas semanas —dijo en tono de lamento Sallow, mientras miraba el caos que se había creado. Nikolai solo se tensó, sin creer en lo que escuchaba—. A mí tampoco me agrada lo que va a suceder, pero no hay otra opción, son las consecuencias de sus acciones... Lo siento mucho, pero la agente Ava Ivanov será condenada a prisión.

—Ella solo busca justicia... solo quiere ayudar —fue el susurro de Nikolai. Tras una pausa, la directora respondió.

—Querer hacer el bien no es una excusa para romper las reglas —fue lo último que dijo la directora antes de retirarse de la sala.

Y donde antes su sangre hervía, ahora solo quedó una sensación fría de terror.

"Es normal. El mecanismo automático de supervivencia es el que prepara al organismo para tomar ciertas acciones. Esto puede suceder por lo que se considera "buenas razones", pero luego de aquel momento clave en el que sucede, podría sentirse incómodo... podría sentirse como un error."

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¡Que tengan lindo día!

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