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—¿Te quedarás a cenar y a dormir? —abrazando a Tomioka. La pequeña Nezuko se ha acostumbrado ya a él y a tenerlo rondando por su casa, es reconfortante saber que su hermano es bastante feliz con él. A parte le cae bien, siempre que quiera él le dará chuches, ¿qué más puede pedir?

—¿Quieres que me quede? —Nezuko asiente con la cabeza. Tanjiro ahora no está y en el sofá solo están ellos dos.

—Sí, a mi hermano le encantaría. Se ve que está enamorado perdido de ti. Cada hora que está en casa y tu no estás, él habla constantemente de ti y se queda viendo fotos tuyas y cosas así —el azabache debe de admitir que eso lo sorprende bastante. Pero por otra parte, le parece mono o agradable, incluso sacándole una sonrisa que nunca suele mostrar.

—Si a él le parece bien, me quedo —Nezuko satisfecha con eso se levanta para coger el mando de la televisión y ponerse a su lado, dispuesta a poner una película.

—Pues entonces deberías mudarte aquí, él no tendría problemas, es más le encantaría que te quedaras —un carraspeo de garganta altera a Nezuko sabiendo de quién es. Va girando con cuidado su cabeza, obviamente sabiendo a que ha venido eso—. Hermanito.

Está nerviosa. Es su hermano, el que parece que ha escuchado todo. Ha cotado cosas vergonzosas de él, es normal que se sienta así, ¿no?—Nezuko... —antes de continuar hablando, un teléfono resuena por las cuatro paredes del lugar, es el móvil de Tomioka.

Contesta después de que el pitido se repitiera tres veces. Es el centro de atención en esa casa ahora mismo y es bastante agobiante.

—¿Sanemi? —nada más recibir ese nombre los oídos de Tanjiro, su sangre comienza a hervir; ese lo había visto como contactos en su teléfono. ¿Qué hace llamándolo? ¿Por qué lo llama? ¿No ve las horas que son?—¿Qué quieres a estas horas? —se alegra de que casi le haya leído el pensamiento y haya dicho Tomioka eso por él—¿Pasa algo grave?

Tanjiro se relaja un poco al ver el tono de voz que pone su azabache; es odio y básicamente desinterés. Lo relaja bastante saber que no hay que preocuparse mucho en que alguien se lo robe.

Tenuemente se llega a oír la voz de ese por el teléfono. Tanjiro se apoya en el respaldo cerca del teléfono y el lateral de este—Como Iguro y yo estamos ahora aquí porque nuestro presidente se tiene que pasar el lugar y luego ir al país J, hemos pensado que aprovechando que estás aquí, pidamos tu ayuda —ese ayuda ha sonado forzado, Tanjiro cree que realmente está siendo obligado a decir eso—para que lo llevemos y el zorro no haga de las suyas.

—¿Ir al país J? ¿Cuánto tiempo? —no querría dejar a Tanjiro solo, y mucho menos a Nezuko. Son ahora como su familia aunque todo sea por un pequeño compromiso.

—Entre dos semanas y veinte días, depende de todo en general. Pero como tenemos que vigilarlo por precaución a que el zorro se de cuenta o vaya a atacarlo. Por eso pedimos tu ayuda, ¿aceptas? —Tomioka alza su cabeza para encontrarse con la de Tanjiro.

¿En serio vas a ir? —comenta de fondo Tanjiro a Tomioka. Sanemi desde la otra línea se queda escuchando, ¿quién es él? Iguro, quién está al lado de este porque no se fiaba de que Sanemi le preguntara, reconoce la voz a la perfección y le hace recorrer un gran escalofrío.

—¿Te parece mal? —la voz de Tomioka sí se escucha claramente en el teléfono.

No, puedes ir, es tu trabajo, ¿no? —la realidad es que él no quiere que se vaya, si al menos le dijera de ir juntos, podría tener muchas ventajas. Primero, poder matar a ese presidente que también está en su lista. Segundo, pasar vacaciones con su novio. Tercero, hacer el amor con él, en esos templos tradicionales del país J. Ya se ha perdido tanto en sus pensamientos que ha habido un largo silencio en el que Tomioka contemplaba la cara de excitación de él seguramente sabiendo que imagina.

Your piscopath [ Giyuutan ] PausadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora