capitulo 5

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JUNGKOOK...

¿Te importaría, Alton?— le pregunto al ordenanza jefe, que
está cerca.
Se acerca, echa un vistazo a mi libro y resopla antes de pasar la
página. Todavía tiene un leve moretón en la mejilla por el golpe que le
di la semana pasada, pero ya está casi curado. Le pedí disculpas
cuando me dejaron salir de aislamiento, pero creo que los dos sabemos
que no lo decía en serio. Si tuviera la oportunidad, lo volvería a hacer.
Por eso me tienen las manos atadas a la mesa.
Por lo que vi de mi historia clínica, el Dr. Soobin ordenó
observación y ataduras por los próximos días. Estoy seguro de que
quieren asegurarse de que puedo comportarme antes de liberarme de
nuevo en la naturaleza. Para ser justos, pagué caro por mis acciones.
Nam incluso apareció para dar una vuelta, pero siempre tiene
cuidado de esconder los moretones donde nadie pueda verlos.
Eso es lo que pasa con Bellevue: La ilusión de control es casi tan
importante como la sumisión de sus pacientes. Aprendí a dejar de
soñar con el día en que abandonaría este lugar y, en su lugar, me
centré en una apacible monotonía.
Y entonces el pequeño  enfermero Jimin  lo jodió todo. Por suerte,
pude usar mi tiempo en aislamiento para controlarme. Esta noche no
será como la última vez. No importa cuánto lo desee.
Veo a Alton ocuparse de los demás pacientes de la sala de grupo
antes de que lo llamen para que atienda a un paciente. Mientras lo veo
irse, pienso en que hace tiempo que pasó la edad de jubilación. Pero
sé que no tiene mujer ni familia con las que volver a casa. Ambos
somos prisioneros en este manicomio, pero al menos él está aquí por
elección propia. Bueno, supongo que técnicamente no es una elección
porque está siendo chantajeado, pero eso es un secreto que se supone
que no debo saber. A veces, cuando nam  se pone nervioso, se le escapan cosas..

— ¿Qué estás leyendo?— La suave voz viene de detrás de mí y es
como el ronroneo de un gatito. El sonido me produce una oleada de
placer y me permito saborearlo.
Cuando park  se pone a mi lado, señalo con la cabeza la silla vacía.
Vacila y levanto las manos para mostrarle las esposas de cuero. Las
tengo atadas a los pies, así que no puedo levantarlas lo suficiente para
agarrarme a el . También debe darse cuenta, porque acerca la silla a
mi lado y toma asiento.
—El Resplandor. — Parpadea sorprendido y sus ojos se abren de
par en par. — ¿Te dejan leer eso aquí?
Sonrío mientras me inclino hacia el   — ¿Te preocupa que me
dé ideas?
—No, yo... — se apresura a decir, pero luego decide ser sincero.
—Bueno, sí, quizá.
Me tomo mi tiempo para mirar por debajo de su bata y cada una
de sus curvas que no están ocultas. Mis ojos se detienen en su cuello,
donde tenía la boca, y arrastro la lengua por los dientes. Me observa,
y prácticamente puedo oler su excitación.
—Hay muchas, muchas cosas que quiero hacerte, enfermero park
— Mis ojos se encuentran con los suyos y no rompo la conexión. —
Pero matarte no es una de ellas.
— ¿Está entre las diez primeras? — dice y luego se ríe
nerviosamente.
—Todavía no. — le digo, y no sé si el brillo de sus ojos es miedo
o lujuria. — ¿Cómo tienes el cuello?
—Está bien. — responde demasiado rápido, y no me pierdo cómo
su mano va a su pelo para asegurarse de que cubre la marca.
—Me gusta
—Gracias. —Su educada respuesta es automática, y sus dedos
hacen girar los bordes.
— Sexy
Sus dedos se detienen, y entonces duda. —No estoy seguro de que  me digas esas cosas  esté permitido.

—Es una pena. — Sus cejas se fruncen y me pregunto
si no había considerado esa posibilidad hasta ahora.
Esperaba que cuando se sentara no pensara que me iba a mover
mucho. Si lo hubiera sabido, probablemente no se habría sentado tan
cerca. Antes de que pueda apartarse, engancho el pie en la pata de la
silla en la que está sentado y la empujo hacia mí. Suelta un grito de
sorpresa y, aunque no puedo agarrarlo con las manos, se queda
pegado a mí.
—tengo tu sabor en mi boca  — digo mientras me inclino y mi boca
se cierne sobre la suya.
Podría gritar pidiendo ayuda, pero su miedo y quizá incluso un
poco de deseo lo han congelado en su lugar.
—Me gusta ahí, sujetándome fuerte. Como sé que lo haría tu
Culo  — Le lamo el labio inferior y no se aparta. Quizá me lo estoy
imaginando, pero creo que se inclina más. — ¿Te follaste y pensaste en mi ?

THE BAD MAN !Donde viven las historias. Descúbrelo ahora