Otro mundo. (En Pausa)

Omega, quiéres...?

Llegaron al penthouse de Andy.

El omega iba dando leves saltitos en su andar.

Él y 05 daban ideas de lo que podría ser.

Christopher solo se mantuvo en silencio.

Al ingresar al penthouse Andy empezó a mirar de un lado a otro.

-Buscalo en la habitación de arriba.

Andy corrió hacia las escaleras sin siquiera sacarse los zapatos y abrigo.

Christopher lo siguió con calma.

Andy encontró una caja roja encima de su tocador.

Con cuidado desató el listón dorado.

Jadeó cuando se dejó ver lo que había dentro.

Una flor de loto hecha de oro.

-Es hermoso.

Acarició los delicados pétalos y estos se empezaron a abrir mientras el capullo daba una lenta vuelta.

La música empezó a sonar y Andy sonrió emocionado al recordar la canción que Christopher le había cantado.

Observó con atención como la flor terminaba de florecer y se mostraba otra.

Una amapola azul del Himalaya.

Sus ojos se llenaron de lágrimas y su nariz empezó a picar ante el regalo.

Dentro de la amapola estaban dos anillos. Uno era de oro y otra de plata. Los dos llevaban una joya en el medio.

Chris, esta es la joya más hermosa que he visto.

-Howlita Turquesa.

-El oro y la turquesa no pueden compararse en nada a tus ojos. Pero esas joyas son las que más se asemejan a tus brillantes ojos.

Christopher se limpió el sudor de las manos y tragó saliva.

-Omega...quieres pasar el resto de tus días a mi lado?

Andy dejó de mirar los anillos para voltear a mirar a Christopher.

-Tú quieres casarte conmigo?

Andy no le contestó a Christopher y volvió a mirar los anillos.

-Cuánto tiempo tardó?

-Qué?

-La creación de esto.

-Los anillos 6 meses y las flores 1 año completo.

-Un año?

Andy susurró.

-Andy?

Christopher se acercó al omega y lo abrazó por detrás.

-Apenas nos conocíamos.

Susurró con asombro.

-Tus ojos me deslumbraron desde el primer momento en que los vi. En la tierra no hay, no existe, ese color de ojos, y si existiera estoy seguro que no habría  comparación con los tuyos. 

Christopher observó los ojos de Andy que se reflejaban en el espejo del tocador.

Los ojos de color turquesa lo miraban con un amor en la cual él podía ahogarse con gusto.

-Desde el primer momento que te vi, supe que merecías un obsequio digno de tu belleza.

Su mano se posó encima de la de Andy quien tocaba con cariño los pétalos del loto.