DISARTRIA | CHARLOS

CONFESADO

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Carlos conversaba con su padre sobre temas relacionados al corporativo, pero no podía evitar quitar la mirada del ojiverde el cual estaba concentrado en asegurarse de que todo lo relacionado con Pato fuese bien.

Veía su incomodidad con Sergio y le causaba algo de ruido, la curiosidad mató al gato y Carlos estaba listo para perder su primera vida.

Y sabía que todo iría mal cuando Sergio le pidió salir a Charles y el menor solo lo evitaba. Hasta que al final accedió y les vio salir. Su padre le seguía comentado cosas respecto a dos negocios realmente importantes para la familia, pero su atención estaba casi en su totalidad al par que hablaban afuera de la habitación y que lograba ver por la ventana.

—Por eso es importante que las cosas fluyan bien con Charles.

—¿Eh? —redirigió la atención a su padre.

—Carlos; lo poco que he visto de Charles es extraordinario —sonrió orgulloso —exceptuando el tema de que se traba cada cinco palabras, es el prospecto Perfecto.

—No voy a meterlo en los negocios familiares —sentenció serio —quiero a Charles fuera de todo ese mundo.

—Considéralo, Carlos —advertía —tiraste el negocio con esa constructora monegasca por tu mala reputación.

—Fue por el imbecil de Lorenzo L...

Algo hizo clic rápidamente. Esos ojos, el apellido y ese acento francés que el monegasco manejaba; ay no...

—Carlos.

—Estoy con Charles es por amor, no para involucrarlo en negocios —se mantuvo serio —aunque creo que ya lo está —habló por lo bajo.

"Por supuesto que el dinero no es un problema; es uno de los tres Leclerc"

Entonces ¿Por qué aceptar?

Suspiró cansado llamando su atención nuevamente —sé que yo fui quien te insistía en tener una pareja, pero lo hice porque creí que tú carácter resistiría la debilidad que causa el amor —negó con la cabeza —pero veo que en el fondo si tienes sentimientos.

—No hay necesidad de que seas duro, padre.

—No lo...

La puerta se abrió de repente viendo a un Sergio conmocionado —Charles —habló con clara pena.

Calros reconocía esa mueca, ese rostro cargado de culpa —¿Qué hiciste? —le cuestionó con rabia fingida.

—E-estábamos hablado y yo... creo que necesitas ir a buscarlo —Carlos caminó tranquilo, pero con decisión, pasó al lado del pecoso y este le susurró —perdón.

Carlos salió de la habitación, por supuesto que sabía a dónde había huido, solo esperaba y no le recriminasen por entrar a zona restringida del lugar.

Si bien había logrado fingir bien su molestia ante su hermano, había algo dentro de su pecho que se sentía diferente.

Llegó al ala de descanso y tocó la puerta, esperando algo mejor, solo recibió un desprecio de Charles llamándolo por otro nombre.

—Soy Carlos.

Después de que charles lo dejase entrar y ser condicionado a no indagar más en su pasado, la curiosidad por querer saber que es lo que escondía era cada vez más latente.

No iba a mentir que había algo respecto del más joven que le causaba ciertas ganas de profundizar más en él. Le encantaban los peligros y el hecho de que alguien tan "simple" escondiese tanto, lo tentaba a indagar más.