SUEÑOS ROTOS

EXTRA 4

El siguiente capítulo puede tener lenguaje sensible o puede herir su sensibilidad.

Desde el momento en que Izumi vino al mundo, supe que era una niña especial. Ella era mi pequeña luz, siempre curiosa y llena de vida. Recuerdo cómo solía correr por la casa, imitando a los héroes que veía en la televisión. Desde muy temprana edad, soñaba con ser una heroína, con salvar a otros y hacer del mundo un lugar mejor. Me llenaba de orgullo verla tan llena de aspiraciones, tan determinada, a pesar de ser tan joven.

Izumi siempre tuvo un corazón bondadoso, un alma que quería proteger a todos. Tenía un amigo cercano, Katsuki Bakugo, con quien jugaba a ser héroes. Aunque Katsuki tenía un quirk poderoso que le permitía hacer explosiones, Izumi nunca se sintió menos por no tener uno. En su inocencia infantil, estaba convencida de que su quirk simplemente aparecería más tarde, que solo tenía que esperar.

Sin embargo, todo cambió el día en que Izumi se enteró de que no tenía un quirk. Recuerdo el día que fuimos al doctor para confirmar lo que yo ya temía. Izumi había estado esperando con ansias el momento en que su quirk se manifestaría, pero ese día, el doctor nos dio la noticia que cambiaría nuestras vidas para siempre.

Cuando le dijeron que nunca desarrollaría un quirk, la expresión en su rostro se transformó. Sus ojos, que siempre habían brillado con esperanza, se apagaron en ese instante. "¿Eso significa que no puedo ser un héroe, mamá?" me preguntó, con la voz temblorosa y los ojos llenos de lágrimas. Mi corazón se rompió en mil pedazos al verla tan devastada. Intenté consolarla, asegurándole que no necesitaba un quirk para ser especial, que podía ser lo que quisiera si lo deseaba con suficiente fuerza. Pero yo sabía que para ella, el sueño de ser una heroína era lo más importante.

A partir de ese momento, Izumi comenzó a cambiar. Aunque intentaba seguir adelante con una sonrisa, podía ver que su confianza se había visto profundamente afectada. Ya no corría hacia la escuela con la misma alegría, y en lugar de hablarme con entusiasmo sobre sus sueños, comenzó a guardarse las cosas para sí misma, debí ser más atenta en ese momento.

A medida que Izumi avanzaba en la escuela, su camino se volvía cada vez más difícil. Katsuki, quien una vez fue su amigo más cercano, comenzó a distanciarse de ella. Con el tiempo, ese distanciamiento se convirtió en algo más oscuro. Katsuki y otros niños comenzaron a burlarse de ella por no tener un quirk, llamándola "Deku", un apodo cruel que significaba "inútil". No sabía cuánto la lastimaban esas palabras, cuánto dolor le causaban esas miradas de desprecio.

Izumi nunca me contó sobre el bullying. Yo veía que sus ojos estaban tristes y que su energía se había reducido, pero cada vez que le preguntaba, me decía que todo estaba bien, que solo estaba cansada.Katsuki y otros niños comenzaron a burlarse de ella por no tener un quirk, llamándola "Deku", un apodo cruel que significaba "inútil". No sabía cuánto la lastimaban esas palabras, cuánto dolor le causaban esas miradas de desprecio. Intenté no presionarla, pensando que era solo una fase, una etapa difícil de la vida escolar. Pero en realidad, Izumi estaba luchando en silencio, enfrentando un tormento diario del que no me hablaba.

Cuando llegó la secundaria, el acoso se intensificó. Izumi era la única en su clase sin un quirk, y eso la hacía un blanco fácil. Cada día era una lucha para ella. La veía salir de casa con los hombros caídos, y cuando regresaba, se encerraba en su cuarto con la excusa de que tenía mucha tarea. No sabía que ese aislamiento era su forma de protegerse, de lidiar con el dolor que estaba experimentando.

A pesar de todo, Izumi no dejó de soñar con ser una heroína. Cuando llegó el momento de postularse a la UA, la escuela más prestigiosa para héroes, su determinación volvió a encenderse. Me pidió que la ayudara a prepararse, y aunque sabía que las posibilidades eran escasas, no podía negarle su sueño. Practicó día y noche, estudiando con fervor y entrenando su cuerpo para la prueba física. La veía esforzarse tanto, con tanta dedicación, y mi corazón se llenaba de un amor profundo y un temor que no podía expresar.