En las profundidades del bosque, donde los árboles altos formaban un dosel denso que apenas dejaba pasar la luz del sol, Tepolito y Nutalli se habian asentuado considerando este su nuevo hogar. Habían pasado semanas desde que huyeron de la ciudad y el agotamiento comenzaba a pesar en Tepolito. No era facil el cuidar de un pequeño bebe pues necesitaba de muchos cuidados ademas de apenas tener ingresos para sobrevivir de lo que el habia logrado tomar antes de la emboscada. Las noches, aunque seguras bajo la protección de una pequeña madriguera improvisada para los dos, eran largas y solitarias. Nutalli, aún pequeño e inocente, dormía acurrucado contra su hermano mayor, ajeno al cansancio y la preocupación que lo atormentaba. Mientras descansaban en aquel lugar el cual era un claro rodeado de helechos, el conejito gris observó a Nutalli, su pequeño pecho subiendo y bajando con cada respiración tranquila. A pesar de todo, sentía que las fuerzas lo abandonaban lentamente, el peso de la responsabilidad se hacía más evidente con cada día que pasaba. Aunque el bosque fuera su protector, también era implacable, Tepolito no podía evitar preguntarse cuánto más podría resistir. Pero por Nutalli, sabía que debía seguir adelante, sin importar el cansancio que lo invadía.
Tepolito había sobrevivido antes en muchos lugares, lugares donde la soledad era su única compañía y donde cada día era una batalla por la supervivencia. En aquellos tiempos, había aprendido a valerse por sí mismo, a encontrar comida en los rincones más inhóspitos y a evitar los peligros que acechaban en cada sombra. Pero entonces, era solo él contra el mundo, sin nadie más por quien preocuparse. Ahora, todo era diferente. La desaparición de Snowball había sido tan repentina que, incluso después de semanas, Tepolito aún no podía asimilar del todo la nueva responsabilidad que había recaído sobre él. La pérdida de su hermano mayor lo había dejado con un vacío en el pecho, pero no era momento de llenar su mente de melancolía.
Quería lo mejor para Nutalli, un futuro lleno de vida como de oportunidades, no la dura existencia que él había conocido. A pesar de las preguntas que el pequeño le hacía con frecuencia, preguntas para las cuales el no siempre tenía respuestas, se esforzaba por mantener una fachada de fortaleza. Sabía que Nutalli necesitaba sentir que estaba a salvo, que todo iría bien, aunque ni el mismo no estuviera tan seguro.
Una tarde, mientras descansaban junto a un arroyo que serpenteaba entre los árboles, Nutalli, mostrando sus grandes ojitos llenos de curiosidad, miró a su hermano mayor y rompió el silencio con una voz suave.
—Tepo, ¿cuándo vamos a volver a casa? —preguntó Nutalli, con voz algo torpe, jugando con una pequeña hoja que había encontrado en el suelo.
Tepolito, que estaba ocupado intentando encender una pequeña fogata, se detuvo. El dolor de la pregunta era evidente en su rostro, pero se obligó a sonreír.
—No lo sé, Nutalli —respondió con ternura, sentándose a su lado—. Pero te prometo que sera pronto, mientras ahora que estemos juntos aqui, eso será nuestro hogar.
Nutalli lo miró con una expresión pensativa, como si estuviera procesando las palabras de su hermano para así generar otra pregunta importante.
—¿Y Snowball? —preguntó después de un momento, su voz escuchándose como un susurro.
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Mascotverse Legacy (R)eimaginated
FanfictionCuando el legado parece perdido siempre existira una luz que avive la chispa que vive en nuestros corazones para que esté siga. Seis héroes que conectarán sus caminos por el bien de su mundo y de todo el universo. ¿la esperanza ganará o será la oscu...