Cuando el legado parece perdido siempre existira una luz que avive la chispa que vive en nuestros corazones para que esté siga.
Seis héroes que conectarán sus caminos por el bien de su mundo y de todo el universo.
¿la esperanza ganará o será la oscu...
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Las noticias se habían terminado, pero el caos, el peligro oculto detrás de la fachada festiva del mundial, había dejado a todos paralizados. Nadie sabía qué hacer o decir; incluso respirar parecía difícil en medio de tanto desconcierto. Pero en ese momento abrumador, fue Xing quien, a pesar de estar adolorido por sus heridas, tomó el coraje de romper el silencio.
—Esto... esto es lo que las diosas nos advirtieron, la oscuridad que ha de llegar pronto.—murmuró con voz áspera, jadeando—.
Con manos temblorosas, alcanzó su harpa, el instrumento que había sido su guía y compañera en la búsqueda de los elegidos. Pero al mirarla, su corazón se encogió: las últimas cuerdas de su harpa estaban rotas. Aquello no era una simple coincidencia. Las cuerdas de la harpa eran mágicas, capaces de soportar cualquier daño físico, pero ahora, al estar rotas, solo significaba una cosa.
—He encontrado a los elegidos... Son ustedes, todos los reunidos aquí, son los que ayudarán a salvar este mundo.
Los ojos de Xing recorrieron los rostros de los presentes., Tepolito, Nutalli, Hosth, Turrón y Dante. No podian creer lo que escuchaban. Las palabras de Xing flotaban en el aire, casi irreales. El peso de la revelación era abrumador, la incredulidad en sus rostros lo decía todo.
—Esto... esto no puede, Nosotros... ¿salvar el mundo?— Murmuró aquel gran lince.
Las emociones de los presentes oscilaban entre el miedo, la duda y el desconcierto. Era demasiada información para asimilar de golpe, especialmente en medio de un caos que parecía interminable. Pero las cuerdas rotas eran la prueba irrefutable. Xing sabía que el destino los había reunido, aunque los demás aún no lo comprendían del todo, pronto tendrían que enfrentar una realidad más oscura de lo que jamás imaginaron.
—Las cuerdas... no se romperían de otra manera, Este es el momento. No es coincidencia. Ahora todo depende de ustedes.—añadió Xing con firmeza, apretando los labios—.
La sala quedó en un silencio tenso, como si el tiempo se hubiera detenido. Esto parecía ridículo, ellos ni siquiera estaban seguros, no tenían determinación. Eran simples seres que se reunieron por los acontecimientos, aunque parecía que algo en su camino los habia unido. Cada uno tenía algo que arreglar en sus vidas, tal vez ese era el momento para hacerlo claro que no sería facil pero las cosas debían aclararse.
—Disculpa...ser extraño, eso es una locura. Yo vine aquí para encontrar una forma de salvar a mi familia como estar a salvó de...esos seres horribles— Dijo aquella alienígena, quien parecía preocupada.
—¿Seres horribles?— Preguntaron todos en aquella sala, con incógnita en su mirada.
— He tenido que escapar de mi planeta, Atmozone, gracias a la invasión de unos seres que al parecer eran enemigos en el pasado. Seres oscuros quienes tomaron nuestro hogar... además eran acompañados de su líder malvado, mi padre en su desesperación me explico eso antes de dejarme en la nave que me llevaría a este lugar.
