Donde Daniel Valencia se enamora de la persona más diferente a él,la más buena,dulce,empática,inteligente y bonita del lugar es decir Lizzy Espósito, la mejor amiga de Betty y el cuartel y una empresaria exitosa
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Donde Lizzy y Daniel viven una boni...
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En la oficina de Ecomoda, el sol de la tarde se filtraba a través de las grandes ventanas, iluminando la sala con un cálido resplandor. Daniel estaba en su escritorio, revisando informes, pero su mente estaba en cualquier lugar menos en el trabajo. La imagen de Lizzy, con su sonrisa y su mirada penetrante, no dejaba de rondar en su mente. Cada vez que pensaba en ella, un suspiro involuntario escapaba de sus labios.
Daniel se sorprendió de sí mismo al notar cómo Lizzy, a pesar de su esfuerzo por concentrarse en el trabajo, lograba desviar su atención. Ella había sido tan diferente a todas las mujeres que había conocido antes. Mientras se ajustaba el cuello de su camisa, intentaba concentrarse en el próximo proyecto, pero el recuerdo de Lizzy en la reunión de la mañana lo distraía constantemente.
Más tarde esa misma tarde, Lizzy llegó a la oficina de Daniel para entregar un informe. Su presencia era como un soplo de aire fresco en el cálido ambiente de la oficina. Daniel levantó la vista de su escritorio y sus ojos se encontraron con los de ella. La electricidad en el aire era palpable.
—Aquí está el informe que pediste —dijo Lizzy, entregándole el documento con una sonrisa que hizo que el corazón de Daniel latiera más rápido de lo normal.
—Gracias, Lizzy —respondió Daniel, tratando de mantener su tono profesional, pero no pudo evitar sonreír ante su encanto natural—. ¿Te gustaría quedarte un momento? Me encantaría hablar contigo sobre algunos detalles.
Lizzy asintió con una expresión de curiosidad y se acomodó en una silla frente a su escritorio. Mientras Daniel comenzaba a explicar algunos puntos del informe, no podía evitar admirar la forma en que Lizzy lo escuchaba atentamente, sus ojos brillando con interés genuino.
—Me sorprende cómo logras siempre encontrar el equilibrio perfecto entre profesionalismo y encanto —comentó Daniel, sin poder contener su admiración.
Lizzy lo miró con una sonrisa divertida, y sus ojos se iluminaron con un destello de ironía.
—Eso es porque sé lo que quiero y lo que valgo, Daniel. No estoy aquí para caer a los pies de alguien solo por unas palabras bonitas.
La respuesta de Lizzy dejó a Daniel sin aliento. Era evidente que ella no se dejaba influenciar fácilmente, y eso solo aumentó su fascinación por ella. Se dio cuenta de que Lizzy no era como las demás; su independencia y confianza eran lo que realmente lo atraían.
Esa noche, mientras Daniel intentaba relajarse en su apartamento, no podía dejar de pensar en Lizzy. Se tumbó en la cama, pero en lugar de cerrar los ojos para descansar, su mente seguía viajando a los momentos que había compartido con ella. Empezó a soñar despierto, y las imágenes de Lizzy se mezclaban con sus pensamientos. Imaginaba sus sonrisas, sus palabras y la forma en que ella lo desafiaba. Su mente estaba llena de pensamientos sobre ella, y, sin darse cuenta, una sonrisa apareció en su rostro. Se rió solo al recordar sus conversaciones y cómo ella había logrado atraparlo de una manera inesperada.
