El teléfono del profesor Wichapas

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Build se quedó de pie frente a la puerta del edificio, su corazón latiendo con fuerza en su pecho. La realidad de lo que estaba a punto de hacer lo golpeó de lleno, y por un momento, consideró dar media vuelta y huir. Sin embargo, algo en su interior, una mezcla de orgullo herido y una profunda necesidad de recuperar el control, lo empujó a seguir adelante. No podía permitir que el miedo lo paralizara.


Cruzó la entrada con pasos lentos y cautelosos, el eco de sus pisadas resonando en el vacío pasillo. A medida que se acercaba a la oficina del profesor Wichapas, sus pensamientos se arremolinaban en su mente, entrelazándose con una confusión que lo hacía dudar de cada movimiento. Intentó recordar todos los detalles de la conversación anterior, buscar alguna pista, algún error que le permitiera encontrar una salida. Pero todo lo que encontraba era el mismo sentimiento de inquietud y opresión.

La puerta café oscuro con la placa negra colgando parecía más intimidante que nunca. "Lic. Bible Wichapas" estaba grabado en letras doradas, un recordatorio de la autoridad que el hombre tenía sobre él.

Build levantó la mano para tocar, pero se detuvo a medio camino, vacilando.

¿Realmente quiero entrar?

La pregunta resonó en su mente, pero no había tiempo para responderla. Sabía que debía actuar antes de que la duda lo consumiera por completo.

Con un suspiro tembloroso, finalmente dejó que sus nudillos golpearan la madera. El sonido, aunque suave, le pareció ensordecedor. Se retiró un paso, esperando una respuesta. El silencio que siguió se alargó por unos segundos eternos, hasta que finalmente escuchó el sonido de la manija girando.


La puerta se abrió lentamente, revelando a Wichapas al otro lado. El hombre estaba vestido igual que antes, con la misma camisa negra ceñida que destacaba su físico imponente. Sus ojos, sin embargo, tenían un brillo diferente, más intenso, más peligroso. La sonrisa en sus labios era suave, pero había algo en ella que hacía que la piel de Build se erizara.


-Build... me alegra verte de nuevo tan pronto -dijo Bible con una voz aterciopelada que, sin embargo, contenía una nota de amenaza implícita. Dio un paso atrás, haciendo un gesto para que entrara.


-Adelante, no te quedes ahí parado.

Build dudó por un segundo, pero al final, la presión de la mirada del profesor lo hizo moverse. Entró en la oficina, sintiendo cómo el aire se volvía más pesado a su alrededor. La puerta se cerró detrás de él con un clic suave, y Build sintió que su corazón se aceleraba aún más.


La oficina estaba casi igual que antes, con la luz tenue y la misma disposición de muebles que había visto en su primera visita. Sin embargo, ahora le parecía más pequeña, más cerrada. El escritorio de Wichapas, con sus papeles perfectamente organizados y su computadora portátil en un lado, parecía un altar de poder, y el profesor, un sumo sacerdote dispuesto a reclamar lo que consideraba suyo.


-Toma asiento, Build -invitó Wichapas, señalando la silla frente a su escritorio.Build obedeció por inercia, aunque cada fibra de su ser le gritaba que no lo hiciera. Se sentó en el borde de la silla, intentando mantener la calma mientras el profesor tomaba asiento detrás del escritorio, sus ojos fijos en él con una intensidad que lo hacía sentirse desnudo.


-Parece que recibiste mi mensaje _ Continuó Wichapas, su tono casual, como si estuviera hablando de un tema trivial.

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