𝙁𝙡𝙪𝙛𝙛𝙮 ┏ɴɪɴᴊᴀ ᴛᴜʀᴛʟᴇs²⁰¹⁴-¹⁶┓[𝘉𝘓]

➥⁰¹⁴|𝙴𝚕 𝚎𝚗𝚏𝚛𝚎𝚗𝚝𝚊𝚖𝚒𝚎𝚗𝚝𝚘

-No tienes que alejarte de nosotros, Bruno. Sabemos que hay algo en tu pasado que te preocupa, pero estoy... estamos aquí para ayudarte, ¿sabes? No tienes que cargar con todo eso solo. -Raphael extendió su mano, apoyándolo ligeramente el brazo de Bruno, notando la suavidad de su pelo.

Bruno lo miró directamente a los ojos, y por un momento, Raphael vio una chispa de algo más profundo en su mirada, algo que no había notado antes. Era como si Bruno estuviera luchando con la decisión de abrirse, de dejar que alguien más entrara en su mundo.

-Aprecio tus palabras, Raphael -dijo Bruno finalmente, su voz más suave y una sonrisa relajada-. Pero hay cosas que uno debe enfrentar solo. Aun así... es bueno saber que hay alguien que entiende. Y que está dispuesto a estar ahí, incluso cuando no lo pidas, quizás, pronto este listo para contarte todo...

Raphael asintió, sintiendo una conexión más profunda con Bruno en ese momento. No era solo admiración, ni solo curiosidad. Había algo más, algo que lo empujaba hacia él de una manera que no podía explicar. Pero lo sentía, y sabía que, de alguna manera, estaba bien sentirlo.

Después de unos momentos más de silencio, Bruno se enderezó, sus músculos relajándose.

-Bueno, será mejor que nos preparemos. No quiero que tus hermanos piensen que estoy tratando de evitar el combate -dijo Bruno con una sonrisa divertida, intentando aligerar el ambiente.

Raphael soltó una leve risa, sintiéndose más tranquilo después de la conversación.

-Sí, claro. Pero no te relajes demasiado, Bruno. Aún tengo ganas de darte una buena pelea.

-Eso espero, Raphael. Eso espero.

Y así, concluyendo la pequeña conversación, Raphael y Bruno se despidieron. Todavía no era la hora del combate, y cada uno quería preparase, tanto física como mentalmente.

El dojo en la guarida de las Tortugas estaba preparado para el combate. El suelo de tatami crujía levemente bajo los pies de Raphael mientras calentaba, estirando sus músculos y preparándose mentalmente para lo que venía. La luz era suave, iluminando cada rincón del espacio con un resplandor cálido, pero los ojos de Raphael estaban fijos en la puerta, esperando la llegada de Bruno.