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Eldritch Haven, 1902, 18 años y 7 meses después...

Se sentía oscuro, como si no perteneciera ahí. Una luz brillante me cegó por algunos segundos hasta que mi vista se acostumbró al oscuro lugar. Pude visualizar un círculo brillante a lo lejos, lo que suponía que me había cegado anteriormente. Caminé hasta ahí, con pasos que tenían eco y murmureos acosándome en cada esquina.

Era como si caminara a través de un pasillo largo e infinito, que cruzaba de vez en cuando a la derecha. En un cruce, siguiendo a aquella luz, sentí los dedos fríos y delgados de alguien recorriendo mi brazo derecho. Se me pusieron los pelos de punta antes de voltear a ver.

Nada.

Dirigí mi vista al frente, escuchando algo que de pronto se volvió un eco sin sentido. Quizás fue mi propia respiración agitada. Respiré hondo antes de seguir con mi camino. Hasta que vi algo al fondo del pasillo.

Sin más cruces.

Sin más luz.

Todo oscuro.

Pero escuché un grito ensordecedor, que al parecer era lo que había escuchado antes. Me moví incómoda antes de llegar al final, atraída por aquel grito. Temblé al volver a escucharlo, pero esa vez con más claridad y sin el eco de fondo.

Mis pies se sentían húmedos de repente, y mis pisadas se escuchaban junto a un charco. Pisaba algo espeso y pegajoso, aunque no podía verlo, que volvía complicada mi caminata. De repente, mi vista se fue acomodando a aquella oscuridad que me había envuelto de nuevo.

Sangre.

Eso era lo que mis pies tocaban y lo que inundaban el resto del pasillo, dejando un camino que guiaba hasta el final, en donde se encontraba una sombra sentada en una silla. Algo caminó alrededor de la sombra; de eso se escuchó una risa. El pasillo vibró con ella mientras las paredes me estrujaban cada vez más. Otro grito desgarrador.

¿Quién eres?

La risa y el grito se detuvieron con mi hilo de voz. La sombra que rodeaba a la otra persona se acercó a mí con aprehensión, zigzagueando de un lado a otro. El hedor de la sangre envolvió mis fosas nasales solo cuando la sombra se acercó y pude observarla con claridad. Como si fuera una pintura hecha de tinta, con gotas negras resbalándole por las mejillas y cuerpo.

Una sonrisa macabra se formó en los labios de aquella persona. Las gotas de tinta caían sobre la sangre, haciendo más eco en el pasillo. Las paredes comenzaron a temblar cuando la voz de esa persona apareció en el espacio.

Preparo tu precio, hermosa.

Di un paso hacia atrás, confundida y aterrada. El rostro de aquella persona se veía oscuro, pero su cuerpo era completamente claro. Podía distinguir sus rasgos borrosos parecidos a los de una neblina oscura...

Tenía un cuchillo en su mano derecha que goteaba y manchaba su ropa. Estaba vestido completamente de negro, así que las manchas de sangre solo se miraban como si fuera agua en sus ropas. La voz era de un hombre.

Tragué fuerte, antes de responderle, para disolver el nudo que se había formado en mi garganta. Lo más raro era que no tenía miedo... solo curiosidad. Repugnancia.

¿Qué precio? ¿De qué hablas? ¿A quién... lastimas?
-El precio que debes pagar, por supuesto. -Su voz era rasposa, casi como si estuviera cansado de nuestra conversación. Sonrió una última vez, antes de alejarse y murmurar—: Todos pagamos un precio...

Mecanismos De Sangre (Myre Rosserbent)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora