parte 8

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—vamos, mi media mandarina, no te enojes— Yoongi lo abrazaba por detrás mientras el menor trataba de salvar sus ollas en el lavaplatos

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—vamos, mi media mandarina, no te enojes— Yoongi lo abrazaba por detrás mientras el menor trataba de salvar sus ollas en el lavaplatos.

—Agust D, andate a la chingada un rato o te dejo un ojo morado y tendrás que ir a tu entrevista así mismo— gruñó sintiendo los besos en su nuca.

—mi amor, fue sin querer.

—ya lo sé, ah...— dejó de tratar y lo miró con un puchero. —me estresas, Agust D— le tomó por ambas mejillas y las pellizcó.

—¡aghhh!

—¡pero eres la desgracia más hermosa que tengo en mi vida! ¡y eso me estresa más!

—¡mis mejillas, Mimi! ¡basta!— fue liberado y gimió adolorido. —auch, no deberías tratar a tu novio así.

—y mi novio no debería destruir mis bienes materiales— le pinchó la frente con el índice. —además, pudiste haber quemado el jodido departamento ¿en qué pensabas?

—en hacerte algo rico por nuestro primer mes de novios...— confesó apenado. —sé que te gustan las cosas cursis y... quería hacerte algo lindo, pero solo soy bueno haciendo música, sabes que la cocina y yo, jamás nos llevamos bien— suspiró. —prometo devolverte tus ollas, cielo...

Jimin, que aún tenía un puchero en su rostro, no pudo evitar que su expresión se suavizara al escuchar la confesión de Yoongi. Se quedó en silencio por un momento, observando cómo su novio estaba ahí, con la cabeza ligeramente agachada y las mejillas enrojecidas por la vergüenza y el reciente pellizco.

—Aish...— suspiró, acercándose al pálido. Le tomó el rostro entre sus manos otra vez, pero esta vez con más ternura, como si estuviera sosteniendo algo frágil. —¿Qué voy a hacer contigo, huracán?

—¿Perdonarme por haber arruinado tu cocina y tus ollas?— murmuró con una voz tan suave y arrepentida que Jimin no pudo evitar sentir su corazón derretirse.

Park se mordió el labio, tratando de mantener su fachada de enojo, pero fracasó cuando sus labios se curvaron en una pequeña sonrisa. Lo hizo bajar la cabeza y le dio un suave beso en la frente, como si estuviera calmando a un niño pequeño después de una travesura.

—Está bien, mi desastrecito— dijo en un tono juguetón. —No puedo enojarme contigo cuando haces esas cosas lindas, aunque casi me dejes sin cocina— le acarició la mejilla con el pulgar. —Y además, ¿cómo voy a dejar que mi gatito se sienta mal en nuestro primer mes de novios?

Yoongi levantó la vista, sorprendido por el cambio de tono en su pareja. Lo observó mientras este último trataba de mantenerse serio, aunque ya sus ojos brillaban con un cariño innegable.

—Mimi...— comenzó Yoongi, sintiéndose un poco avergonzado.

—Shh— lo interrumpió, poniendo un dedo en los labios contrarios. —No más disculpas. Solo prométeme una cosa— hizo una pausa dramática. —No vuelvas a tocar mis ollas, ¿sí? Si tienes ganas de hacer algo lindo para mí, escríbeme una canción. O mejor aún— sonrió con picardía. —Dime que me amas al oído, eso también cuenta como cursi.

Min no pudo evitar reírse suavemente, sintiéndose completamente aliviado. Aún en medio del caos que había causado, Jimin lo hacía sentir amado y aceptado.

—Te amo, Mimi— susurró, acercándose para abrazarlo por la cintura, como si temiera que Jimin se arrepintiera de haberlo perdonado.

El menor lo rodeó con sus brazos, apoyando su barbilla en el hombro de Yoongi.

—Yo también te amo, huracán. Incluso cuando haces desastres en la cocina— rió ligeramente y luego se separó un poco para mirarlo a los ojos. —Pero ahora, ya que has sido un buen gatito y has confesado tus crímenes, ven aquí— Jimin lo jaló suavemente por la mano hacia el sofá. —Voy a darte mimos por todo el susto que pasaste.

—¿Mimos?— arqueó una ceja, pero se dejó llevar.

—Sí, mimos— Jimin asintió, sentándose en el sofá y jalando a Yoongi para que se recostara en su regazo. Empezó a acariciar su cabello suavemente, mientras Yoongi cerraba los ojos, disfrutando del momento. —Así no se te olvida que soy yo quien lleva los pantalones en esta relación.

—Lo que tú digas, Mimi— murmuró Yoongi, relajándose bajo las caricias del modelo. —Pero solo si prometes que no vas a dejar de quererme, incluso cuando haga tonterías.

Jimin se inclinó, dándole un suave beso en la coronilla.

—Prometido. Además, no podría dejar de quererte aunque quisiera— susurró con una sonrisa. —Eres mi desastre favorito.

—¡humph! ¡Mimi es demasiado dulce y lindo! ¡me voy a morir!

¿no te pasó nada? ★ yoonmin auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora