Capítulo 6

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Un mes más tarde después de aquella tarde, Hugo y yo nos fuimos a comer a un restaurante italiano.

-Yo una pizza Margarita, por favor. -pedí yo.

-Y yo una de atún.

-Gracias- dijimos al unísono.

La comida estaba buenísima, disfruté muchísimo.

Cuando llegamos a la Universidad, me fui a mi habitación para dormir un rato pero cuando me iba a tumbar sonó mi teléfono.

-¿Sí?

-Hija, ¿estás bien? ¿Te va bien en la Universidad?

-Sí, todo va genial, ¿Por qué me llamas?

-¿Cuándo tienes tus próximas vacaciones?

-En tres semanas, ¿Por qué?

-Porque queremos que vengas a visitarnos.

-Vale, tengo ganas de veros. ¿Puedo llevar a un amigo?- le pregunté refiriéndome a Hugo, les quería dar la sorpresa en persona.

-Claro, por supuesto.

-Mañana busco trabajo para pagar los billetes de avión o la gasolina del coche, depende de lo que prefiera.

Le escribí un mensaje a Hugo diciéndole que quedábamos en 10 minutos abajo, me hacía mucha ilusión contárselo y que conociera a mi familia.

-Vale, adiós.

-Adiós.

Lo vi ahí abajo esperando y corrí hacia él, cuando finalmente llegué lo abracé con fuerza y él no entendía nada.

-¿A qué viene esto? A ver, no me voy a quejar pero...

-Dentro de tres semanas voy a visitar a mi familia, y me preguntaba si querrías venir conmigo.

-¿Puedo ir?

-Sí, ya lo he hablado con mi madre y ella está encantada de conocer a un amigo- dije haciendo comillas.

-Espera, ¿No sabe lo nuestro?

-Prefiero decírselo en persona.

-Vale, lo entiendo, tengo ganas de conocer a tu familia.

-Y yo de que los conozcas, ¿Prefieres ir en coche o en avión?

-Como tú prefieras.

-¿En avión te parece bien?

-Como tú prefieras- repitió emocionado.

-Mañana empezaré a buscar trabajo, seguro que hay alguno que pagan por semanas.

-Yo también trabajaré contigo.

-Pero...

-No, quiero ayudar- me interrumpió.

-Está bien.

-¿Comenzamos a buscar trabajo?

-Se te nota emocionado.

-Lo estoy, voy a conocer a tu familia- cuando acabó de decir eso, me elevó en el aire mientras daba vueltas sin poder parar de reír.

Después de buscar trabajo durante una hora, finalmente encontramos uno de camareros en el que pagaban 45€ a la semana y más o menos un vuelo entre los dos contaba 265€, así que nos daría, rápidamente llamamos al número y nos dijo que mañana haríamos una prueba.  

-¿Quieres empezar a buscar vuelos?- me preguntó.

-Claro.

El precio de los vuelos variaba entre 260 y 270€ al aeropuerto de Dinamarca y sin transbordos, lo que estaba bien porque era barato, nos llevaba muy cerca de casa y no nos teníamos que mover del avión para subir a otro.

-¿Te parece bien este? - le pregunté refiriéndome a uno que costaba 262€, desde el aeropuerto más cerca de la Universidad a el más cercano a la casa de mis padres.

-A mi me parece bien lo que te parezca bien a ti.- me sonrió de manera tímida y yo le devolví la sonrisa.

Seguimos hablando un rato sobre los temas del viaje y cada uno se fue a su habitación.

Me costó un rato dormir porque estaba pensando en el viaje y en las ganas que tenía de ir con Hugo a ver a mis padres y que conociera a mis padres, seguro que se llevarían genial.

Me desperté por una alarma en el reloj, tenía que prepararme, hoy Hugo y yo haríamos una prueba para el trabajo. Me puse una camiseta rosa bien arreglada y planchada y unos tejanos azules. Le mandé un mensaje a Hugo:

¿Estás despierto?

Sí, y listo.

Quedamos en 2 minutos abajo.

Ok.

Tal y como dijimos en 2 minutos estábamos los dos abajo, él vestía una camisa blanca con rayas azules y unos tejanos negros.

-Hola, que guapa vas- me dijo Hugo y yo claramente me puse roja al instante.

-Gracias, tu también.

Nos dirigimos al lugar y cuando por fin llegamos nos vino a ver una señora que rondaba los 50.

-Hola, pasad, ¿tenéis reserva?- nos preguntó.

-No, venimos a por los puestos de camarero- respondió Hugo amable.

-¿Vosotros, no sois muy jóvenes?

-Ella tiene 19 y yo 20.

-Lo que decía, muy jóvenes.

-Bueno, vale, somos jóvenes, podemos hacer la prueba- dije ya cansada.

-Sí, pasad.

-Gracias.

Cuando entramos vimos todo bastante lleno de madera, las mesas eran de madera, las sillas también, las paredes... Solo esperaba que la comida no fuera de madera también.

-Aquí tenéis vuestros delantales, servid a los clientes amables y recordad, aunque siempre se diga que el cliente tiene la razón, es mentira, si hay algún problema estaré en la cocina.

-Vale- Hugo y yo nos miramos con una mirada de que podíamos hacerlo.

En ese momento entró una familia de cuatro, dos niños y dos adultos, fui hacia ellos y les serví una mesa.

-Bienvenidos, aquí tenéis las cartas, vendré dentro de un rato para tomarles nota- dije lo más amable posible, en verdad necesitaba este puesto, quería ver a mi familia.

Entró más gente, ahora eran dos chicas que parecían de 19 años, como yo, una de ellas se quedó mirando a Hugo.

-Bienvenidos al restaurante, ¿Os sirvo una mesa?

-Sí, por favor- pidió la que se lo había quedado mirando, no me gustaba nada la idea de que una chica ligara con mi novio.

Hugo les sirvió la mesa de al lado de la familia que se acababa de sentar, fui hacia la familia a ver si ya sabían lo que querían, y en parte poder escuchar la mesa de al lado, la que estaba atendiendo Hugo.

-Hola, ¿Ya sabéis lo que queréis?- pregunté simpática.

-Sí, dos hamburguesas y dos ensaladas, por favor- pidió el hombre.ç

-¿Y de beber?

-Dos aguas pequeñas, una cocacola y un kas, por favor.

-Claro, ahora se lo traigo.

Fui a la cocina y le dije a la señora lo que me había pedido la familia. Cuando salí de la cocina, vi que Hugo seguía con aquellas chicas, cosa que no me gustó nada, me acerqué sigilosamente a ellos y no pude evitar escuchar cómo le preguntaban si trabajaba ahí, él amablemente dijo que estaba haciendo pruebas, él no se enteraba de nada.

-Algún día podríamos quedar, ¿Me pasas tu número?

-Lo siento, estoy muy ocupado últimamente.

-Pero algún día estarás libre ¿no?

-Está ocupado y con novia- no pude evitar intervenir. Hugo me dedicó una sonrisa y ellas se quedaron con una cara de confusión muy graciosa.

Querido diarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora